Capítulo 13

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Galadriel

Cuando termino de arroparlo me siento a su lado, en el borde de la cama. 

- No vuelvas a hacer algo como eso. - le digo. - Nos has asustado mucho. 

- Lo sé, hasta Aiden me abrazo cuando me vio. 

- Podrías haberme dicho que querías ir, te hubiera acompañado. 

- ¿Te puedo contar un secreto? - me dice susurrando. 

- Claro. 

- ¿No le dirás a nadie? 

- Lo prometo. - digo extendiéndole mi meñique. El saca su mano de debajo de las sabanas y entrelaza su meñique con el mío. 

- Solo quería que Kian me viera... - dice. - Que me notara, que me hallara. 

- Tú hermano te nota. - digo. - Es solo que para algunas personas es más difícil demostrarlo. 

- Kian es una piedra. - dice una voz detrás mío. Giro mi cabeza y veo a Aiden apoyado en el marco de la puerta de la habitación de Jude. - Créeme, lo conocemos de más tiempo. - sigue diciendo, mientras entra y se acerca a nosotros. - ¿Qué dices si te leo un cuento, pequeña zarigüeya?  

- Si. - dice Jude con una sonrisa. 

Me paro. - Buenas noches. - digo. 

- Buenas noches, Gali. - me responde Jude. 

Aiden me ignora, como de costumbre.

Salgo de la habitación.

Al salir me encuentro con Ruby. 

- El sr Marshall quiere hablar contigo. - dice. 

- Enseguida bajo. - digo. 

Diablos, ¿estaré en problemas?. Ya puedo imaginar que dirá, "solo tenías un trabajo chica tonta", "¿así es como cuidas a mi hermanito?", "debería deshacerme de ti". 

Tengo que admitir que hoy me sentí de alguna forma reconfortante al estar en su presencia, ambos buscando a Jude. O tal ves fue más bien el pánico del momento. Realmente me asusto el pequeño. 

Carajo, ¿Qué diablos estoy pensando? 

¿Tendré acaso el síndrome de Estocolmo? Bueno, en realidad no me tiene secuestrada. Si, si, me compró, pero... bueno no, en realidad no fue él, sino más bien el otro, pero aún así. 

Mi charla interna se interrumpe cuando llego a la puerta de su oficina. Se me forma un nudo en el estomago, como cada vez que estoy a punto de entrar. Estaba por acercarme más y tocar la puerta, cuando está se abre de golpe. Retrocedo. 

Me sorprendo al ver a la hermosa mujer que estaba en la fiesta. Ahora está vestida más sencilla, pero aún así no deja de ser bellísima. Vaya. 

- Lo... lo lamento... - logro decir. 

Me dedica una sonrisa apenas. - No te preocupes. - dice amable. Me observa. - Creo que no nos hemos presentado. - me extiende su mano. - Olivia. 

Extiendo la mía y tomo su mano. - Galadriel. - digo y estrechamos nuestras manos. 

- Que nombre más bonito. - dice.

- El suyo también. - digo.

- Sabes, hace unos días estaba acomodando mi armario y vi muchas prendas que no me quedan y no soy de las que hacen dieta. - dice. - Te las puedo traer, por si ves algo que te guste. 

- Vaya... Muchísimas gracias. - digo. 

- No hay de que. - dice. - Hare que te las alcancen mañana. 

No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora