Galadriel
Detiene el auto al llegar a la casa.
- Tomate tú tiempo, yo te esperare aquí. - dice. Quedo pensativa. - Escucha, fue solo una idea. No tienes que hacerlo. Si ya te has arrepentido...
Lo miro. - Temo en realidad que usted se arrepienta. - digo. - Todos a la larga lo terminan haciendo...
- No soy esa clase de hombre, Galadriel. Yo no me arrepiento de las decisiones que tomo.
Su mirada refleja tanta seguridad, refleja que es un hombre decidido. Es la primera impresión que tuve de él.
Tal vez este cambio sea algo bueno. Es lo que necesito. Rodearme de personas que saben lo que quieren, que no temen decir lo que piensan, que son seguras, decididas y que no cambian de parecer luego. Que luchan por conseguir las cosas.
Le dedico una mirada y él me sonríe con una sonrisa compresiva. Bajo del auto y me dirijo a la puerta. Al entrar, todo se encuentra en silencio y calmo.
En realidad, no se bien que es lo que viene a buscar. Tal vez era más bien la pequeña ilusión de verlo una ultima vez y que me diga que cambio de parecer, que no quiere que me vaya. Pero, no va a suceder. Subo las escaleras y voy hacía mi habitación. Me siento en el borde de la cama. Ya comienzo a arrepentirme de haberle dicho que si a Andrey, pero, ¿Qué otra cosa me queda por hacer? Acá no me quieren y ¿Volver a mi pueblo?, la sola idea de pensarlo hace que se me haga un vacío en el estomago. Solo necesito un lugar en el cual quedarme hasta que vea que hacer, o hasta que logre hallar un trabajo.
Suspiro y me paro. Ahora que lo pienso no tengo ningún bolso donde guardar mi ropa. De todos modos no es como si tuviera mucha. Agarro una de las bolsas de la tienda y a medida que abro los cajones, meto las prendas en la bolsa. Cuando voy hacia la mesita de noche y abro el cajón, veo que dentro solo hay una cosa. El collas que me regalo Kian. Lo saco de adentro y lo acaricio con la yema de mis dedos.
Cierro los ojos y me invade el recuerdo de la noche de la fiesta. Logro vernos, como si fuera una espectadora, nos veo besándonos, con nuestros disfraces puestos. Siento como si fuera una escena de una película, de esas cosas que no suceden en la vida real. Abro mis ojos. Ahora solo me quedaran como recuerdos. Espero que no me olvides Kian Marshall, yo se que no lo haré.
Dejo el collar sobre la mesa. Agarro la bolsa y bajo.
Voy hacia la puerta, pero cuando estoy por salir, miro hacia atrás y le hecho un ultimo vistazo. Extrañare esta casa. Los extrañare a ellos. Lo extrañare a él.
Vuelvo a subir al auto.
- ¿Tienes todo?
- Si, no es mucho. - digo.
Sonríe. - No te preocupes. - dice. - ¿Vamos?
- Si, vamos. - digo.
Pero la realidad es que no quiero.
*******
Kian
Estoy sentado en la silla detrás de mi escritorio, en el asilo. Con mi vista en un punto fijo de la pared, pero pensando en solo una cosa.
Ella.
Creí que no podría soltar el sobre con su pasaporte y el boleto, rogaba que no me temblara la mano.
- ¿Piensas en ella? - dice una voz, trayéndome a la realidad. Veo a Marlon, quien está apoyada en el marco de la puerta.
- Está mañana le di su boleto de avión. - digo. Ella se acerca más a mi. - Es cuestión de días para que se vaya.
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No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)
RomanceÉl. Peligroso. Despiadado. Frío. Cruel. Criminal. Poderoso. Rico. El mejor en sus negocios clandestinos. Ella. Solitaria. Abandonada. Compasiva. Sumisa. Pobre. Pérdida. ¿Qué pasará cuando estas dos almas heridas se crucen? ¿Cuál de los dos se perd...