Capítulo 22

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Kian

Luego de ducharme y vestirme, me dirijo hacia mi oficina en casa. 

Me sirvo whisky en mi vaso y me enciendo un cigarrillo. Oigo que tocan la puerta.

- Adelante. - digo. 

Entra Hardy. - Te fui a buscar al asilo y no estabas. - dice. 

- Vine a cambiarme de ropa. - digo. 

- Vaya, te has puesto una camisa y un saco. - dice. - ¿Quieres que te ponga la corbata? - lo miro. - Aún así, aprecio el esfuerzo. 

- Para ser que no querías está reunión  te noto bastante entusiasmado. - digo mientras le doy una calada al cigarrillo.

- No lo llamaría entusiasmado. - dice. - Sino que quiero que no haya inconvenientes. 

- ¿Es que temes que le dispara al sujeto en pleno hotel?  

- No, porque no vas a ir con un arma. - dice. Lo miro. - ¡Kian! 

- No seas imbécil Hardy. - digo. 

- Ya sabía que no llevarías. - dice con cierta tranquilidad. 

- No, es bastante obvio que la llevaré, a eso voy. 

- ¿Entiendes que este hombre no es otro político corrupto de acá, sino que es la cabeza de un clan ruso? También podría dispararnos si quisiera. 

- Quiero ver que lo intente, soy más rápido. 

Suspira con fastidio. - Olvídalo. - dice. - Anda, vamos. 

Apago el cigarrillo, me termino lo de mi vaso y ambos salimos de la oficina, camino hacia la salida. 

Nos cruzamos con Aiden y la chica que en ese momento entran. Aiden sigue de largo y ella camina detrás. Cuando al pasar por su lado se oye el ruido como si algo cayera al piso, ella se detiene, al igual que yo. Dirijo mi vista hacia abajo y veo al lado de su píe algo metálico. Bajo mi mano y lo junto, distingo que es un cuchillo de untar. 

La miro, ella tiene la vista baja pero al sentir mi mirada me observa de reojo. 

- ¿Enserio? - digo. 

- Es por precaución. - dice en voz baja. - Sr Marshall.   

- Así que son tú y tú cuchillo de untar contra el mundo. - digo. - ¿Es que vas a untarle una tostada con mermelada al que quiera agarrarte? 

- No, pero puedo dárselo al ojo. - dice ella mirándome. 

- Me duele de solo pensarlo. - dice Hardy a mi espalda. 

- A vos todo te duele de solo pensarlo. - le digo. Le extiendo a la chica el cuchillo y ella lo agarra. - Que vuelva a donde va. - le digo a ella, asiente. - Vamos Hardy. 

Nos subimos al auto, yo voy conduciendo. 

- ¿Por que no dejas que lleve el cuchillo? - me pregunta Hardy. - Si la hace sentir más segura. No es como si te va a atacar con él. 

- No descarto esa posibilidad. - digo. - De igual forma, no lo necesita. 

- ¿Eso que quiere decir? - pregunta confundido. 

- Te dejo que le des la interpretación que tú quieras. - digo. - Vamos a centrarnos en lo importante, quieres.  

- Claro. - dice. 

No quiero ponerme a analizar a la chica.

Al menos no después de lo que pasó ayer en el campo de tiro. No tendría que haber roto mi distancia con ella.

No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora