Capítulo 4

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- Aiden, dale algo tú armario para que se vista. - dice él. - Me tengo que ir.

- ¿¡Qué!? - se queja el muchacho a mi lado. - ¡Claro que no!

- No era una pregunta, Aiden. - dice serio. - Vuelvo luego. Ruby.

Sale de la cocina. La regordeta mujer vestida de negro, sale detrás de él.

Me viste se dirige al muchacho, quien me mira molesto. Se levanta de la banqueta y sale de la cocina.

- Aiden es siempre así. - me susurra el pequeño a mi lado. - Kian dice que vive como si tuviera un palo en el trasero. ¿Eso que significa? - me pregunta mirándome con sus grandes ojos celestes.

No puedo evitar sonreír apenas.

- ¿¡Vienes o qué!? - oigo detrás mío la voz del muchacho.

Me paró rápidamente y camino detrás.

Luego de subir las escaleras, el muchacho abre una de la puertas y entra. Quedo parada en el marco. Abre su amplio armario y empieza a revolver la ropa. Me llama la atención lo que tiene pegado en las paredes. Están llenas de posters y remeras enmarcadas.

Guns N' Roses, Rolling Stones, Bon Jovi, Led Zeppelin, AC/DC, Aerosmith, Mötley Crüe, Red Hot Chili Peppers, Queen, Black Sabbath...

- Toma. - me dice, sacandome de mis pensamientos. Me tira una remera y un pantalón de tela cuadrille.

- Gracias... - digo. Se acuesta en su cama.

- No es que tuviera opción. - dice poniéndose unos auriculares grandes. - Ahora vete. - me doy la media vuelta. - Aguarda. - me llama, me vuelvo. - Podrías devolverme el favor.

- Claro...

- ¿Que tan buena eras en la escuela?

- Tenia buenas calificaciones.

- Bien. - dice con indiferencia. - Ayuda a la zarigüeya con su tarea.

- ¿A quién? - pregunto confundida.

- Al idiotita que tenias a tu lado hace diez minutos. - dice. - Supuestamente tiene dislexia, aunque para mi solo nació idiota.

- Esta bien... - digo y salgo de la habitación.

Comienzo a caminar por el pasillo, pero me detengo al encontrar un rincón, quedo de enfrente a la esquina. Estoy por sacarme el bóxer.

- Bonita. - dice una voz femenina detrás mío. Me doy la vuelta y veo a la mujer de hoy. - Puedes usar la habitación que te asigno el Sr Marshall anoche. Tiene un baño, donde encontrarás todo lo que necesitas.

- Gracias. - logro decir.

- No hay de que. - dice amable. - Ven que te acompaño a la habitación.

Comenzamos a caminar.

Entramos a la habitación.

- Ahí tienes el baño, ya te dejé toallas. - me dice señalandome la puerta.

Asiento y entro al baño, cerrando la puerta tras de mi.

El olor a cítrico inunda mi nariz. El baño es todo blanco y reluciente. Apoyo la ropa la tapa baja del retrete. Delante del lavabo hay un amplio espejo. Me observo en éste.

Noto las ojeras debajo de mis ojos, hace semanas que no consigo dormir. Mis labios resecos se encuentran paspados y lastimados. Mi cabello descuidado.

¿Como es que termine así?

Y en la casa de un completo desconocido, quien no tengo dudas que es un hombre peligroso. No titubeo cuando me disparo, la bala apenas me rozó el rostro. Mi corazón comienza a acelerarse al recordarlo.

No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora