Lo agarro del brazo con fuerza y lo tironeo, alejándonos unos metros del depósito.
- Oye, me haces mal. - se queja.
- Dime por favor que no compraste a esa chica. - digo molesto.
- No compré a esa chica. - dice. Lo miro levantando una ceja. - Ahora que te dije lo que querías oír, ¿puedo irme?
- No hasta que me digas que carajo hiciste. - digo.
- Para ser honesto, no lo recuerdo bien. - dice. - En la sala VIP, Leo nos mostró su nueva "sección", así lo llamó él, y detrás de un vidrio, en una habitación, estaba lleno de chicas. Puede que haya hecho un chiste o dos sobre que te vendría bien una novia paga y... y bueno. Una cosa llevo a la otra, fue una especie de subasta de mujeres...
- ¿¡Es que has perdido la cabeza!? - grito enojado.
- Kian, te juro por dios, que no pensé que iban enserio.
- ¡Eres ateo!
- ¡Es una expresión! - dice. - Ponte en mi lugar. Ebrio y drogado. ¿Cómo pasa un bar de venderte tragos a venderte mujeres? Para cuando se me fue el efecto y reaccioné que iba enserio ya no había marcha atrás.
- Voy a matarte. - digo. - Y no es una expresión.
- Me dieron una especie de certificado, que prueba que es de tu propiedad.
- No sigas dando detalles, que lo único que haces es empeorarla. - digo. Saco el arma que tenia enganchada en el elástico de mis boxers.
- Wow, no pensé que ibas en serio. - dice Hayes en shock.
Levanto hacia el costado el brazo donde tenia el arma y disparo. Miro en esa dirección.
- Fue un tiro de advertencia. - le digo, mirándola a los ojos, que me miraban con miedo y sorpresa, ya que la bala pasó a su lado. - El segundo ira directo a tu frente si tratas de huir de nuevo. - queda petrificada en el lugar. - ¡Clayton!
A los segundos aparece uno de los guardias. Lo miro. - Clayton, lleva a la señorita a una de las habitaciones del segundo piso.
- Si, señor Marshall. - dice. - Acompáñeme, por favor.
Ella sigue inmóvil en el lugar. -¿Es que tengo que dispararte a los pies para que los muevas? - digo. Niega con la cabeza y camina hacia Clayton. - Y quiero que te quedes afuera de la habitación. - él asiente. Ambos entran a la casa. Miro a Hayes. - A mi oficina, ahora.
Entramos y nos dirigimos hacia mi oficina, que está en una de las habitaciones de la planta baja.
Al entrar me siento en mi silla y prendo un habano. Hayes se sienta en una de las sillas de enfrente.
- Tendría que pegarte un tiro en la frente ahora mismo. - digo luego de darle una calada. - Tienes suerte que me sirves más vivo que muerto.
- Enserio lo lamento.
- ¡Eso no basta! - grito. - Somos lo peor de lo peor, lo sé. Matamos, extorsionamos, chantajeamos, intimidamos, sobornamos, herimos, pero... ¡NO COMPRAMOS SERES HUMANOS!
- Kian...
- ¡No terminé! - digo apuntándolo con mi dedo. - Esa barbarie del siglo XIX no la tolero.
- La devuelvo, si es eso lo que quieres. - dice.
- ¡No es un paquete que puedes devolver! - digo. - Además, si puede haber una chica menos en ese sucio negocio mejor.
- ¿¡Te la quedarás!? - dice con sorpresa.
- ¡Claro que no! - digo. - Lo que menos necesito es otro problema y mucho menos ocasionado por una mujer. Dejaré que se vaya, seguro debe tener a alguien que la espera.
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No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)
RomanceÉl. Peligroso. Despiadado. Frío. Cruel. Criminal. Poderoso. Rico. El mejor en sus negocios clandestinos. Ella. Solitaria. Abandonada. Compasiva. Sumisa. Pobre. Pérdida. ¿Qué pasará cuando estas dos almas heridas se crucen? ¿Cuál de los dos se perd...