No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)

Capítulo 11

Kian

Creí que la noche sería una catástrofe, pero no fue así. Todo salió bien, o a al menos eso fue lo que me dijo Olivia al otro día. 

Sirvió que la chica fuera, su presencia hizo que las charlas fueran más triviales y tontas. De alguna forma hizo que pareciera que mi carácter se suavizara. De igual manera solo fue por esa noche, no pretendo hacer de la chica mi nueva compañera, ya demasiado tengo con que esté por mi casa. No veo la hora de que vuelva a su país y se termine toda está historia. 

Tocan la puerta de mi oficina, en casa. 

- Adelante. - digo aún con la vista en mi computadora. 

- Kian. - dice Ruby entrando. - No has salido de tú oficina desde que llegaste. Ya es de mañana. 

- Y yo que me preguntaba que era esa luz que entraba por la ventana. - digo aún en lo mío. 

- Muy chistoso. - dice. - ¡Ni has tocado tú cena de anoche! Hice tú favorito. 

- Cenar es perder el tiempo, estoy ocupado. 

- A desayunar Kian. - dice. 

- Tráeme una taza de café, con eso estaré bien. 

- No, desayunaras como es debido.

- Odio desayunar. - digo. 

- Kian, eres más difícil que Aiden. - dice. - Estoy comenzando a considerar el renunciar. 

Levanto la vista rápidamente.

Cualquier persona de mi entorno es reemplazable, a excepción de Ruby. Es la única capaz de mantener la casa en orden, y la única a quien mis hermanos hacen caso, creo que ni a mi me hacen tanto caso como a ella. 

- Ruby. - digo mirándola, pero ella me mira de una forma sería. Suspiro. - Está bien. 

- Te deje ropa limpia sobre tú cama.

- Bueno. 

- Por cierto, tienes reunión en la escuela de Jude. 

- Diablos, acaso...

- No, quieren hablar contigo. - dice. - Y antes tiene turno en el medico. 

- ¿Qué? ¿Qué tiene? 

- Control anual. - dice. - Aiden no quiere ir con él, asique...

- No, no puedo acompañarlo a eso también. - digo con fastidio. - No tengo toda la mañana disponible para él. 

- Supuso que dirías eso, quiere ir con Gali. - dice Ruby. 

- ¿Con quién? - pregunto confundido. 

- Galadriel, la chica. - dice.

- ¿Por qué no puede llamarse Ana? - digo. Suspiro. - Está bien, que vaya con la chica. Que le ponga una correa y que procure no perderlo. Y que una vez que terminen lo lleve a la pizzería, que estaré en el "asilo". 

- Podrías ser más amable con la muchacha. - dice poniendo sus manos en su cintura. 

- Estoy siendo amable, al no dispararle.

Suspira. - Ella te ayudo con lo de tú cita. 

- Que no era una cita Ruby, y que dejen todos de chismosear sobre eso. - digo. - Fue la ultima opción y ni siquiera sabía que era ella. 

- De igual forma te ayudo. 

- Como si hubiera tenido otra opción. 

Suspira resignada.