Capítulo 63

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Galadriel

No he logrado pegar ojo en toda la noche, no se me pasaban más las horas y no hecho más que pensar en tonterías. Bueno, en realidad solo he pensado en él.  Quisiera tanto poder sacármelo de la cabeza... y del corazón. Pero, está tan enterrado que no creo poder lograrlo y eso hace que me sienta aún peor. Es como si me hubieran arrancado una parte de mi. Así de incompleta me siento. 

Tendría que destruirme a mi misma y así convertirme en otra persona. Solo así podría olvidarlo y tener algo de paz en mi cabeza. 

Lo extraño. Lo extraño tanto que me cuesta el respirar cuando pienso mucho en él. 

¿Alguna vez desaparecerá esa angustia que siento en mi interior? ¿Ese nudo en mi pecho y el vacío en mi estomago? Yo solo espero que si, porque no se como voy a lograr salir adelante. 

Soy tan ridícula. Llorando por un hombre. Me siento la más tonta del mundo. 

El sonido de que tocan a la puerta me saca de mis pensamientos. 

- ¿Si? - logro decir con dificultad. 

- Buenos días señorita. - dice una voz femenina. - El Sr Vólkkov nos pidió que le trajéramos el desayuno a su habitación. 

Me levanto de la cama y voy hacia la puerta. Al abrirla hay una joven de mi edad, con una bandeja extendida. 

- Hola. Muchas gracias. - digo tomando la bandeja. 

- No hay de que, cualquier cosa no dude en llamar. - dice y se da la media vuelta. 

Cierro la puerta y vuelvo hacia la cama con la bandeja, la cual apoyo en esta. Hay una taza de café, un vaso de jugo, un palto con distintas frutas cortas, unas tostadas y pequeños potecitos variados para untar. 

Veo que sobre un lado hay un sobre blanco apoyado. Lo agarro y saco la nota que hay dentro. 

"Buenos días, ojos bonitos. Cuando termines ven a verme a mi habitación. A" 

Tengo el estomago tan cerrado que la verdad que no me apetece comer. Aún así debo hacerlo, ya que anoche no cene tampoco y la joven se tomo muchas molestias para subirme la bandeja. 

Tomo el café y como la fruta. Luego me paro, me cambio de ropa y le doy un sorbo al vaso de jugo antes de salir. 

Me encamino hacía su habitación y al llegar frente a su puerta, toco levemente con mis nudillos. A los segundos se abre y me cruzo con el rostro de un hombre. Debe pasar los 40 años, tiene una mirada verde oliva que infunde temor. Su cabello a los costados lo lleva bien corto y es canoso, y en la parte superior lo tiene más largo y hacia atrás de un color aún negro azabache. Y al igual que Andrey lleva un traje negro impecable, con su corbata y una camisa blanca. 

- Oh Galadriel. - veo a Andrey parado a uno metros, detrás de él. - Eres tú. - me mira con una sonrisa amable. - Déjala pasar Roman. 

Hace un leve movimiento agachando su cabeza, en señal de saludo. 

- Un placer conocerla al fin, señorita Galadriel. - dice y me dedica una sonrisa, un tanto siniestra. 

- Lo mismo dijo, señor...

- Roman está bien. - dice y abre más la puerta.

Entro. Veo que hay una mesa circular en el medio de la habitación, sobre está están los restos del desayuno. Dirijo mi vista a Andrey, quien está parado al lado de la ventana con un montón de hojas en sus manos, que indican que las estaba leyendo antes de mi intromisión. Se acerca a mi, dejando las hojas sobre la mesa. Mira a Roman. 

No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora