Kian
Cuando me despierto tengo la cara apoyada sobre el escritorio y mis brazos sobre este, mientras una de mis manos rodea mi vaso vacío.
Me siento bien y observo que ya es de día.
Comienzo a mover mis hombros y mi cabeza. Dormí todo tensionado.
Apoyo mis codos sobre el escritorio y paso la yema de mis dedos por mis ojos, luego apoyo mis manos sobre mi cara y me quedo unos minutos así.
Mi celular comienza a sonar. Lo agarro y veo que en la pantalla marca el nombre de Hayes.
- ¿Qué sucede? - pregunto.
- Ven al asilo Kian. - dice. - Problemas con los italianos, es urgente.
- Enseguida voy. - digo y corto la llamada.
Me sirvo whisky en el vaso y hago fondo. Hoy va a ser un día largo, lo voy a necesitar.
Salgo de la oficina, mientras voy leyendo los mensajes que tengo sin leer. Me freno cuando leo el de Olivia.
"Necesitamos hablar. Está noche voy."
- Buenos días, Sr Marshall. - oigo una voz suave femenina, que me saca de mis pensamientos. Levanto la vista y veo que tengo a la chica enfrente. Me extiende una bolsa de papel madera. Agarro la bolsa inconscientemente. - Adiós. - dice y sale por la puerta.
Sigo parado ahí, como un imbécil. Cuando reacciono sigo con mi camino hacia mi auto. Me subo y conduzco hacia el asilo.
A los minutos llego.
- ¿Qué sucede? - pregunto entrando.
Están Hayes, Alessio, Eric y Marlon. Me siento en mi asiento, que se encuentra detrás del escritorio. Los demás están sentados en las sillas que están a los dos lados de la larga mesa que está frente a mi escritorio.
- Hace unas horas, fueron a hacer el relevo en el deposito que tenemos en Italia. - comienza a decir Alessio. - Encontraron a los dos guardias muertos.
- ¿Y la mercadería? - pregunto.
Quedan en silencio.
- No estaba el cargamento nuevo con las armas. - dice Marlon. - Era el que teníamos parado hasta solucionar el tema de la entrada acá.
Golpeo el escritorio con el puño.
- Esos malditos italianos. - digo molesto.
Quedo pensativo, para ver cómo proceder.
- Tenemos que deshacernos de ellos Kian. - dice Hayes. - A la mierda el negocio que teníamos, no lo han respetado.
- Un paso a la vez. - digo. Pienso unos segundos. - Bien. Marlon, tú sigue con lo de acá y habla con Hardy, a ver que novedades tiene con lo que tenemos parado en el puerto. Eric, quiero que entres en los sistemas de las cámaras de seguridad del deposito y veas si logras encontrar algo. Alessio, averigua si los dos guardias tenían familia y que les hagan llegar una contribución y habla con tu gente de haya, a ver si saben u oyeron algo. Hayes, ve la forma de contratacar.
- Si Kian. - dicen a coro.
- No respondan a corito como unos niños en la escuela. - digo molesto. - ¡Vayan!
Se paran y salen de la sala, dejándome solo.
Carajo. Todo se me está yendo de las manos, tengo que recuperar el control de toda está mierda.
Sigo con pensativo, pensando en la forma de volver a tomar el orden de las cosas, cuando siento que algo está fuera de lugar en lo que me rodea. Miro a un lado de mi escritorio y noto que en el borde se encuentra la bolsa que la chica me dio está mañana. Ni recuerdo haberla bajado del auto, venia tan en mis pensamientos. Observo mejor que en uno de los frentes de la bolsa se lee en una perfecta letra cursiva: "Sr. Marshall". Por mera curiosidad agarro la bolsa, la abro y saco lo que hay dentro.
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No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)
RomanceÉl. Peligroso. Despiadado. Frío. Cruel. Criminal. Poderoso. Rico. El mejor en sus negocios clandestinos. Ella. Solitaria. Abandonada. Compasiva. Sumisa. Pobre. Pérdida. ¿Qué pasará cuando estas dos almas heridas se crucen? ¿Cuál de los dos se perd...