capítulo 4

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Capítulo 4.
Grace Asghari.
Bharet Mustly.



Sus caderas se mueven con firmeza, nuestros cuerpos chocan haciendo que nuestro fluidos corran, sus gemidos y los míos llenan la habitación de tensión sexual, carnal y pasional…

Tenia meses sin tener sexo.

Meses…

Cuando entro en mi, sentí que iba a desfallecer de placer, me sentí virgen otra vez, solo hizo falta que hiciera dos movimientos para correrme para tener un orgasmo en sus brazos, pegada a una pared.

Su mano se enrolla en mi cabello y hala de él haciendo que mi cuerpo se arquee, su mano en mi nalga hace arder mi piel.

──Nunca cortes tu cabello. ──gruñe halando de él con fuerza, tomándolo de palanca para meterse en mi.

Meterse una y otra vez en mí.

Mis piernas tiemblan, mi cuerpo entero tiembla, orgasmos… muchos orgasmos, eso quiero.

Necesito liberar la tensión que se acumula en mi ser.

Me tiene en su cuatro en su cama, mis nalgas golpean con su pelvis, mientras que sus bolas lo hacen en mi vagina, mostrándome que está completamente dentro de mi.

Su condenada polla, es gruesa, dura y larga… mi vagina se abre permitiendo que entre y que me dé tan duro como el desee, me coge como nunca lo han hecho y estoy corriéndome y llenándome de fluidos, mientras grito su nombre dejándome llevar por la excitación que siento.

Estoy tan húmeda y tan excitada que mis fluidos corren por mis muslos.
Es un hombre… en toda la maldita extensión de la palabra.

Mi cuerpo quiere todo de él.

Suelta mi cabello y me hace girar, me separa las piernas tomándome de las rodillas, observa mi sexo húmedo, y muerde su labios, ese condenado porte de macho Alpha me tiene temblando y babeando desde la primera vez que lo vi.

Sus dedos rozan mis labios mayores, empapándose de mi humedad, introduce uno y luego otro.

──¿Yo te pongo así? ¿Húmeda? ──susurra mientras saca y mete sus dedos, me aferró a las sábanas blancas y jadeo cuando comienza a masajear mi clítoris.

──Si…

──¿Quieres que lo meta? ──el movimiento circular de sus dedos me tiene a punto de desfallecer.

Mi cuerpo se siente levitando.

──Si.

──Te vas a correr mirándome a los putos ojos, Grace. ──saborea mi nombre, lo disfruta… le gusta.

Eleva mis piernas llevando cada una de ellas a sus hombros, y se mete en mi, invadiendo, llenándome, y matándome con esa rica sensación que siente mi cuerpo al tenerlo dentro.

Hace que me abra tanto que su rostro queda casi pegado al mío, en su frente pequeña gotas de sudor corren que solo logran que se vea como el auténtico pecado.

¡Maldito hombre!

Está como se le da la gana, cuerpo ejercitado… muy ejercitado, porte de chico malo, con rasgos latinos que me hacen babear y suspirar por él.

Y coge como un condenado pecado sexual, fue creado para eso, para coger como los malditos dioses.

Su lengua saborea mis labios, y yo busco elevar mi cabeza para buscar sus labios, quiero que me bese… quiero perderme en él.

No hay mundo.

No hay amargura.

No existe nada.

Sale por completo de mí y vuelve a entrar de golpe para hacerme temblar y gemir como nunca lo había hecho, me corro… me corro otra vez en sus brazos, jadea tan fuerte, que las venas en su cuello se marcan, se viene dentro de mí, mientras yo tiemblo bajo su cuerpo y aún empalada por él.

Quiero mas…



***


Un leve carraspeo me hace gruñir, mi cuerpo duele, cada músculo de mi cuerpo resiente el sexo desenfrenado que tuve toda la madrugada.
No recuerdo a qué hora me dormí, solo se que tuve tantos orgasmos que mi cuerpo se siente como una pluma.

Abro mis ojos lentamente, adaptándome a la luz del sol que entra por la ventana, sus ojos cafés están puestos en mí, sonríe con esos perfectos dientes detallando mi cuerpo hasta llegar a mis ojos.

──Se ven increíbles tus ojos con el sol… ──dice dándole un sorbo a un zumo de naranja.

Está desnudo con una erección que me obliga a desviar la mirada.

──Buenos días. ──susurro, sentándome en la cama cubriendo mi cuerpo con la poca sabana que puedo.

──Buenos días, no sabía que desayunabas, así que me fui por un desayuno americano, espero que te guste. ──asiento recibiendo un vaso con un frío zumo.

──Gracias…

──De nada, ¿cómo dormiste?

Dormí como un condenado ángel… dormí divino.

──Bien y ¿Tú?

──Muy bien, tu cuerpo es caliente… no necesité sabana. ──susurra.

Me ruborizó al escucharlo, me siento incómodo con su mirada puesta en mí, el licor… los nervios y la excitación me hicieron disfrutar del increíble hombre que tengo a mi lado sin ningún pudor…

──¿Qué harás hoy? ──pregunta recostándose en la cama.

¿No piensa taparse un poco?

¡Dios!

Me estoy derritiendo del calor, y de la humedad…

──Tengo…

¡Mierda!

¡Mi papá!

Dejo en vaso en la pequeña mesa y tomó mi teléfono, para ver qué tengo miles de llamadas de él perdidas y mensajes de Vika y Hope.

──Ah si, tu papá llamo, tuve que contestarle porque insistía demasiado. ──me volteo a verlo de golpe.

──¿Qué hiciste qué? ──chillo.

Ahora sí… he muerto.

──Lo que escuchaste… ──se acerca a mí haciendo que entre en pánico. ──. Solo quería saber si estabas bien, le di mi nombre y el número de habitación para que se quedará tranquilo, me pidió que te dejara dormir. ──me toma de los tobillos y me empuja hacia su cuerpo, subiéndose sobre mí.

──¿Qué carajos haces?

──Estoy duro, Grace. ──susurra rozando su erección por mí vagina. ──. Ya que no vas a desayunar… déjame desayunar a mí. ──sisea entrando poco a poco…


¡Oh mi Dios!


Grace AsghariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora