extra 2

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Extra
Beethzart Asghari.



Las voces de mis nietas inunda las inmensas paredes de nuestra casa, río viendo a Beverly y Pía sentarse en el piso con todo su maquillaje.

Juguetean a pintarse una con otra, busco sentarme con ellas y me sonríen iluminando mi ser.

Aunque ya no soy tan enérgico como antes, ellas disfrutan jugar conmigo.

──Abuelo, ¿te dejas maquillar? ──pregunta Pía con una hermosa sonrisa en sus labios.

──Les diré un secreto. ──musito para verlas sonreír. ──. Su abuelito aprendió a maquillar para así poder jugar con sus mamis, aunque ellas eran las que me maquillada a mi y disfrutaban mucho.

──Abueito. Deja pintarte. ¿si? ──asiento ante los ojitos chispeante de Beverly.

Cierro mis ojos y siento sus manitos recorrer mi rostro, entre risas y pequeñas discusiones sobre colores me maquillan, siento unos besos en mis mejillas y abro mis ojos para ver a mis dos hijas sentadas a mi lado.

──¿Podemos maquillarte nosotras también? ──pregunta Hope llena de ilusión.

──Si.

──Busquen la corona de rey. ──pide Grace a las niñas que corren emocionadas. ──. Eres el rey de nuestras vidas y eres el más guapo de todos.

──¿Así con el cabello blanco y todo? ──mis hijas asienten.

──Eres el más bello y sexy de todos los abuelos. ──susurra mi esposa llamando mi atención.

──¿Le ganó a Balthazart? ──pregunto con diversión, mi esposa asiente.

──Y por mucho…

Las niñas vuelven con la corona en sus manitas, la ponen en mi cabeza con mucho cuidado y sonríen orgullosas al verme.

──¡Mejor abuelito! ──chillan emocionadas.

No tendría nada de esto sin el corazón que hoy lleva Livia en su pecho, no tendría nada de esto sino hubiese aceptado la donación de órganos.

No tendría nada de esto, sin Grace… sin su puros sentimientos, sin su inmenso amor por mí.

Todo comenzó con una donación de órganos, todo comenzó con la firma de un documento, y henos aquí años después, aunque ya estoy viejo sigo viviendo mi segunda oportunidad, sigo sintiendo como esa primera vez que la vi.

Mi corazón se sigue emocionando, como esa vez en las afueras del café, sigo quedándome sin aliento como en ese encuentro en el acantilado y la siga amando con locura cuando sentí que la perdía para siempre.

La vida es un momento, es un instante…

Y ese instante lo pienso vivir con ellas todo lo que me quedé de vida.



Con amor, para todos esos Latir Otra Vez.

Se despide, Beethzart Asghari.

Grace AsghariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora