Capítulo 32.
Grace Asghari.
Mi debilidad.
Quería besarlo, quería perderme en su cuerpo, su cercanía me hizo revivir todo nuestro pasado, esos momentos en las Vegas… nuestra noches y esos besos que me encendían y me volvieron adicta a él.
Pero, no. ¡No puedo!
¡Maldición!
Lo anhelo tanto.
El resto del almuerzo fue incómodo, Hailey estaba de mal humor por su vestido, y hablo poco, eso hizo de la comida un total fracaso, no sabía cómo mejorar su ánimo cuando el mío estaba por suelo al tenerlo a él tan cerca.
Su mirada nunca me abandonó, rozaba sus piernas con las mías y aunque intenté miles de veces de alejarme de su roce, me quedé allí rendida a sentirlo un poco.
¡Mierda!
Jason me dejó en mi apartamento, le di una de sus camisas que dejo acá para que se cambiara rápido ya que tenía una reunión y se marchó, no hablamos mucho de lo sucedido y la verdad lo agradezco lo que menos quiero hacer en estos momentos es hablar…
Me dejó caer en el sofá de mi sala.
Demasiadas cosas están pasando por mi mente. Necesito una puta cura de sueño, pero él no deja mis pensamientos.
El roce de su cuerpo, el roce de sus labios, su cercanía, su calor, sus ojos puestos en mí…
¡Maldición!
Bharet me descontrola.
Me excito de sólo pensarlo.
Él me pone mal, Bharet… es mi gran debilidad.
──¡Dios! ¿Qué voy a hacer? ──gruño llevando mis manos a mi rostro.
Lo pienso día y noche, lo quiero a mi lado, lo quiero conmigo en mi cama, necesito sus besos, sus condenadas caricias… quiero volver a Las Vegas… quiero volver a ser solo de él y que él sea solo mío.
Quiero borrar el maldito presente, pero entre el dolor que dejó y Hailey, no puedo. No puedo.
La puerta del apartamento es tocada, gruño porque no quiero levantarme solo quiero quedarme allí, pensándolo.
Checo la hora en mi reloj, resopló levantándome. Debe ser Vivika… siempre viene a esta hora, es la hora de alimentarla.
──Tiene que aprender a cocinar rápido. ──susurro abriendo la puerta para quedarme sin palabras ante lo que veo.
Mi debilidad.
──No puedo más, Belleza… no puedo más. ──musita entrando al apartamento para acunar mi rostro y estampar sus labios en los míos.
Pega mi cuerpo a la pared y me besa desesperado, sus manos no dejan mi rostro, abro mis ojos para verlo entregándome todo de el, y me dejó llevar por ese beso que tanto soñé durante mis largas noches de insomnio.
Sus manos bajan al verme rendida y entregada a su beso, el cual corresponde con necesidad pero… lo empujó con todas mis fuerzas para verlo tambalearse, sus labios están rojos e hinchados, su respiración es agitada.
Me acerco a él y estampo mi mano en su mejilla llena de furia, su rostro se ladea, para luego voltearse a verme.
──Pégame todo lo que quieras, hazme sufrir me lo merezco… pero siempre vendré, una y otra vez… siempre. ──susurra.
¡Maldición!
Mi mundo tiembla con él aquí, me vuelvo idiota y aunque duele acercarme a él, lo necesito y me importa una mierda el mundo.
Mi cuerpo sigue lo que necesita, se acerca a lo que desea, y se adueña de ello como si no existiese un mañana, mis labios se funcionan con los suyos y sus manos recorren mi cuerpo con desespero, mientras yo tomo el control por completo del beso y muevo su cuerpo hasta llevarlo a uno de mis muebles, lo empujó separándonos por unos instantes, él cae en el sofá y me observa agitado.
Subo mi vestido hasta mis caderas y me siento sobre él, llevando mis manos al cinturón de su pantalón, siento su erección y quiero liberarla quiero que se entierre en mí y me de un puto orgasmo con su nombre y apellido. Sus labios recorren mi cuello y mi el inicio de mis senos, mientras sus manos buscan la cremallera que lo ayudará a llegar a ellos con más facilidad, y lo hace lo consigue…
Succiona uno de mis pezones, su lengua juguetea con el, mientras jadeo totalmente llena de excitación y deseo.
Elevó mis caderas y relamo mis labios, viéndolo a los ojos, esos orbes oscuros me hacen temblar, me siento sumergida en su mundo…
Llevo su polla dura y gruesa a mi entrada húmeda, mis fluidos empaparon mi ropa interior la que él hace a un lado, cuando su glande logra entrar abriéndose paso en mi interior ese mismo que lo extrañaba y que se desespera por adaptarse a su grosor jadeo su nombre con fuerza para bajar por completo enterrándolo todo en mi.
Mi cuerpo tiembla… al igual que el suyo.
Siempre fue especial lo nuestro, siempre fue otra cosa…
Empiezo con el movimiento de mis caderas, subo y bajo haciendo salir y entrar nuevamente en mí, sus manos viajan a mis nalgas mientras sus labios dejan un exquisito requisito en mi cuello, hasta llegar a mí mandíbula la cual mordisquea.
Jadea extasiado de placer y eso, solo logra excitarme mucho más, me lleva a un punto en cuál no paro de moverme, donde mis caderas golpean con fuerza su pelvis, sus bolas chocan con mi vagina húmeda y mis manos van a la pared para sostenerme, su boca se come mis pechos con gusto, una de sus manos se aferran a mi largo cabello y lo hala hacia atrás..
Siento su cuerpo tensar y la presión en mi vientre se incrementa cegándome, llevándome a ese punto de placer en el cual grito su nombre y me corro con su polla dentro de mí, mi cuerpo tiemblan mientras el busca su liberación pero el sentido vuelvo a mí en un abrir y cerrar de ojos.
Es como si me dijeran… ¡Grace despierta!
Y cuando está por derramarse dentro de mi, me levanto y lo dejo allí… con su polla en sus manos y todo lleno de sus propios fluidos.
──¿Porqué…? ──jadea con sus ojos cerrados.
Me visto rápido, llamando su atención me observa confundido.
──Vístete y te vas… ──gruño.
──Grace… ──susurra aturdido.
──¡Que te vayas! ¿Eres sordo o que? ──grito, le lanzo su camiseta que quedó en el suelo en la cara.
──Hablemos por favor.
──No te quiero escuchar… solo quería quitarme las malditas ganas, y lo hice… ──musito dándole la espalda, le lanzo una toalla para que se limpie y lo hace.
Se levanta agitado para vestirse, camino hasta la puerta del apartamento y la abro para quedarme allí esperando que se vaya.
Viene hacia donde me encuentro y me observa con lágrimas en su ojos, es evidente el dolor que siente y por muy maldita que suene es poco… es muy poco al que en realidad merece sentir.
──Gracias por el orgasmo, Chao. ──susurro.
──Belleza… no hagas esto. ──suplica.
──Hailey debe estarte esperando, te bañas antes de acercarte a ella, hueles a mi. ──cierro la puerta con todas mis fuerzas y paso los seguros. ──. Siempre olerás a mi.
Las lágrimas comienzan a brotan de mis ojos.
Me siento una maldita basura, me siento sucio y me asqueo de mi propia piel por lo que hice.
Me dejó caer en el suelo con un profundo dolor en mi pecho, el insiste por unos minutos más en el puerta pero finalmente se marcha…
El silencio me ayuda a calmar mi ser…
──¿Grace? Tengo hambre… abre. ──la voz de Vika me despabila y me apresuro a abrirle.
Su rostro se desencaja al verme y me lanzo a sus brazos para ser abrazada por ella.
──¿Grace? ──pregunta preocupada.
──Me acosté con Bharet. ──susurro.
──Dime que le diste una revolcada del otro mundo… ──pide tomando mi rostro en sus manos. ──. Dímelo.
Asiento mientras ella seca mis lágrimas.
──Que sufra el maldito por no tenerte…
──Pero y Hailey… le falle, Vik.
──Hailey se merece eso y más… eso y más. ──sentencia haciéndome fruncir el ceño.
──¿Porqué dices eso…?
──No me prestes atención, después de un orgasmo no se llora, Grace… así que ha sacudir ese cuerpo, y no pienses en más nadie que no seas tú. ¿Ok? En esta vida no estamos para arrepentimientos, estamos para vivir… y nada nos hace sentir más vivos que un orgasmo con sabor a gloria y si viene del maldito… pues aja, gracias y chao… así tiene que ser. Hazlo sufrir, hazlo rogar y hazlo llorar por ti, es lo mínimo que se merece, de lo demás me encargo yo. ──me guiña un ojo y deja un beso en mi mejilla. ──. Nadie se mete con Grace Asghari y sale ileso… nadie.
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Grace Asghari
RomanceVan a juzgarme, lo sé. Van a pesar que soy la peor amiga, eso, también lo sé. Pero, ¿Cómo hago? Él se ha metido bajo mi piel, bajo mi ser... Él me llena, él me place, él me hace ligera y feliz. Pero, sí, está con ella... mientras yo sueño con es...