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La doña despierta luego de un par de horas y recuerda que debe ir a su cita con la psiquiatra. No comprendía bien cuál era el sentido de todo eso, si finalmente ella falsificaría todo, pero haría todo lo que estuviera en sus manos para poder salir libre de esa situación.

Se dirige al baño para darse una ducha antes de irse, pero al salir de su cuarto nota que Roldán no estaba, sino que se encontraba un joven policía haciendo guardia en su lugar.

– Hola– le sonríe– ¿Dónde está mi abogado?

– Dijo que iría por algo de comer para usted– dice apenas mirándola.

– Ya veo...Bueno, voy a darme una ducha.

– Claro, pero no puede cerrar la puerta con seguro, por favor.

– Mm...está bien, pero no vayas a entrar eh. Quiero mi privacidad.

– No sé preocupe señora, no entraré.

Altagracia lo mira a los ojos y luego entra en el baño y se dispone a darse una buena ducha. La necesitaba luego de haber estado dos días en ese lugar encerrada.

Al salir del cuarto de baño encuentra a Roldán de vuelta con unos envases de comida rápida sobre el comedor.

– Debes apresurarte Altagracia. Falta que comas algo– dice al verla salir con la bata de baño.

– Si, me arreglo rápido, no te preocupes.

Vuelve al cuarto y luego de 20 minutos sale lista. Se veía elegante y sexy a la vez, como siempre. El policía tuvo que ver hacia otro lado para no sentirse tentado por la doña y su abogado hacia su mejor esfuerzo por ser lo más profesional posible.

– Tienes 10 minutos y nos vamos– dice Roldán– No sabía que te gustaba así es que traje algo simple.

– Gracias– dice viendo al plato de comida que se encontraba sobre la mesa– Esto está bien– toma asiento.

– Vas a entrar a la consulta para...– mira al guardia y comienza a hablar en voz baja– para que te pongas de acuerdo con la doctora y así tampoco sospechen los policías que nos acompañarán.

– Detesto hacer todo este teatro...

– Lo sé, pero es por tu bien. Vas a llegar y yo pediré una silla de ruedas para que te crean aún más afectada. Quiero que piensen que estás tan mal por los cuidados que te dieron en el ministerio público que puedes desmayarte en cualquier momento.

– ¿Qué?– ríe.

– Estarán los policías ahí. Petición de Karen. Por eso debemos montar todo este show.

– Ya sé– rueda los ojos– Esos cabrones me las van a pagar por hacerme esto tan difícil.

– Luego de que estés libre, Altagracia. Debes dejar de meterte en problemas por ahora.

La rubia solo lo mira y continúa comiendo. Luego aparece una policía que constantemente vigilaba su estadía ahí junto al que ya se encontraba con ellos para luego llevarlos hasta la consulta.

Apenas llegan al hospital, Roldán pide una silla de ruedas para Altagracia y ella se sienta en ella sin chistar, a pesar de no ser algo que le agradara.

El abogado comienza a caminar en dirección a la consulta delante de su clienta y sus escoltas, mientras una enfermera se encargaba de llevar en la silla de ruedas a Altagracia.

El abogado comienza a caminar en dirección a la consulta delante de su clienta y sus escoltas, mientras una enfermera se encargaba de llevar en la silla de ruedas a Altagracia

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