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Altagracia deja pasar aquella palabra comprometedora una vez más intentando ignorarla por muy difícil que se le hiciera.

Amor.

Le había asustado oírla como si con ella le estuviera diciendo que la amaba indirectamente. Y ese era una emoción que no quería permitirse experimentar ni tampoco que el empresario la sintiera por ella.

Finalmente la rubia le sonríe como si nada hubiese escuchado y sale del baño para bajar a preparar el desayuno.

Deja la mesa lista y se sienta en un extremo de ésta esperando al moreno que al cabo de un rato baja con la carpeta en la mano.

– ¡Ándale!– dice el empresario al ver la mesa puesta– Te luciste, Altagracia– sonríe.

Pasa por detrás de ella rozando suavemente su mano por la espalda de la rubia y toma asiento a su lado.

– No sabía que cosas te gustaban...

– Así está perfecto– le sonríe y deja la carpeta a su lado.

– Bueno– dice con una pequeña sonrisa dibujada en el rostro– Por cierto, José Luis– mira los documentos que el galán había dejado recién sobre la mesa– ¿Qué es eso que andas trayendo? Llegaste anoche con ellos.

– Pos ¿Recuerdas que quería hablarte de algo?– ella asiente mientras bebe un poco de café– Va a parecer desquiciado de mi parte lo que haré, pero...– toma su mano– quiero que tú seas oficialmente parte de la empresa desde hoy en adelante.

– ¿Cómo? ¿Acaso me vas a extender el contrato?– ríe– ¿O me vas a aumentar el salario?

– Algo mucho mejor, Altagracia– la mira detenidamente– Tu eres lo mejor que le pudo haber pasado a la constructora en este tiempo y estoy muy consciente de eso.

– ¿Dejando el orgullo de lado, Navarrete?– afirma su mentón en sus nudillos.

– Ey, ey– ríe– Te estoy hablando en serio, mujer.

– Bueno– ríe– Pues, continúa.

– Me ha gustado tanto tu trabajo que estoy dispuesto a cederte parte de mi constructora– ella lo mira sorprendida– Es solo el 30% eh, pero, pos, es mejor que nada ¿No crees?

– José Luis, no estoy entendiendo bien ¿Es alguna especie de broma? ¿Te estás burlando de mi?

– ¿Tu crees que me burlaría de ti después de haber pasado la noche contigo? No, hombre. Quiero que seas mi socia, Altagracia. Con todas las de la ley.

– ¿Y a todas tus amantes les ofreces ser socias de la constructora?– cruza los brazos sobre la mesa.

– Y dele...– suspira y la mira– Estoy haciendo esto porque valoro tu trabajo, mujer, no porque me haya acostado contigo. Si, hija de la chingada– ríe– me traes bien pendejo, pero eso no es suficiente para que ceda mi empresa. Te quiero ahí porque eres buena en lo que haces– le acaricia el brazo.

Ella ríe.

– Tu empresa...De igual forma agradezco que dejes tu orgullo, José Luis.

De igual forma agradezco que dejes tu orgullo, José Luis

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Tu ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora