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- Lucho, no es lo que piensas- se pone de pie e intenta explicarle.

- ¿Y que es, pa? ¿Un revolcón? ¿Una puta mas en tu lista?

José Luis al oír eso deja caer la mano abierta sobre el rostro de su hijo. El sonido de la bofetada se oye fuertemente en el lugar, pero no sé comparaba al dolor que sintió Lucho en su mejilla.

- ¡No me vuelvas a hablar así!- le grita José Luis.

Su hijo lo mira y la irá se posa sobre los ojos del joven.

- ¡Te vas a arrepentir de esto, eh!

Lucho se retira completamente airado dejando a José Luis con una incomodidad en el pecho. Si su hijo le iba con el cuento a Eleonora, su matrimonio tendría aún más problemas de los que ya existían entre ellos. Además, nada de lo que el joven había sacado en conclusión era cierto, o al menos no de esa manera.

- José Luis ¿Quién era ese que salió con esa actitud tan prepotente?

Altagracia entra en la oficina del empresario para entregarle unos documentos cuando se topa con el hijo del empresario en el pasillo, quien había salido de la oficina hecho furia empujando a todos a su paso, incluyendo a la rubia.

- Ese...era mi hijo- la mira.

- Ah...- hace una mueca de desagrado- Todo un caballero tu hijo.

- Disculpa, no esperaba que tu primer encuentro con el fuera así.

- Y ¿se puede saber que fue lo que lo puso así?

- Es que me vio contigo y pensó que tu y yo...

- ¿Que somos amantes?- lo mira.

- Así es.

Inmediatamente la rubia comienza a reír. Se le hacía una ridiculez que Lucho pensara que ella sería capaz de tener algo con su padre, o peor aún, que José Luis, siendo el ogro que a veces era con ella pudiera sentir algún tipo de atracción hacia la empresaria.

- ¿De qué te ríes?- pregunta confundido.

- Es que es absurdo, José Luis. No hay motivos para que piense esa estupidez- ríe.

- Bueno, pero lo pensó. Espero que no haga alguna pendejada.

- Tranquilo, si es que lo hace no tiene bases para que tu esposa lo crea. Yo te traía esto para que lo revisaras- dice entregándole una carpeta- Denante olvidé por completo entregártelo.

- Gracias- lo recibe en sus manos- Por cierto, mañana pasaré por ti a las 10:30.

- No es necesario. Le pediré a Matamoros que me lleve.

- Altagracia- la mira- Necesitamos que sea creíble y si te vas aparte no funcionará.

- Está bien, tienes razón. Te esperaré entonces.

- Ya luego de este fin de semana no tendremos que fingir tanto, lo prometo. Evitaré que Zimmermann pida vernos juntos.

- Te lo agradezco.

Eso era lo que Altagracia creía que necesitaba, dejar de fingir estar enamorada de alguien a quien detestaba. Ambos pensaban que evitando esa farsa frente al alemán podrían dejar de tener esos momentos de excesiva tensión sexual entre ellos, y probablemente tenían razones para creerlo, pero nada de eso podría acabar tan fácilmente.

Durante todo ese día, la pareja de empresarios se encargó de trabajar como siempre. Tuvieron poco contacto entre ellos, ya que tenían demasiado que hacer en la empresa para dejar listo todo antes de desaparecerse por los próximos 3 días.

Tu ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora