El empresario José Luis Navarrete se había ido a su casa con una sensación extraña en el pecho.
Durante todo el día estuvo tan exhorto en el trabajo que apenas y pudo tener cerca a la rubia que despertaba en el hasta sus más oscuros instintos.
– ¿Sucede algo, José Luis?– pregunta su esposa mientras cenan– ¿José Luis?– vuelve a hablarle al no oír respuesta de el.
– ¿Ah?– la mira.
– Te preguntaba si te sucedía algo. Estás muy callado.
– Déjalo, ma– dice Lucho– Apuesto que está pensando en la vieja esa.
– Lucho, basta– dice Navarrete aniquilándolo con la mirada.
– Es que yo no entiendo cómo pudiste dejarte ver con ella frente a todo mundo, pa. Mi mamá quedó en vergüenza por tu culpa, siendo que siempre está dando todo por nosotros.
– Pues cómo la ves que la que estuvo ahí preocupada por ti y por mi cuando estuviste muriéndote por pendejo en el hospital fue Altagracia y no tu mamá, cabrón– suelta sin siquiera pensar en lo que decía.
– José Luis...
Es lo único que alcanza a decir Eleonora antes que el empresario se levantara de la mesa y los dejara sin palabras.
El moreno estaba harto de fingir frente a su hijo el ser el único que arruinaba su matrimonio, dejando a su esposa como la pobre mujer abnegada que hacía todo por salvar la unión de una familia infeliz.
José Luis se mete en su despacho y se encierra ahí para pensar un poco, relajarse y beber algo.
Ahí estaba, a luces apagadas mirando el cielo oscuro por el enorme ventanal que quedaba a espaldas de su escritorio.
01:00AM
Tocan la puerta del despacho.
– ¡José Luis!– le grita Eleonora para que la escuche al otro lado de la gruesa madera.
El empresario se gira con la silla para mirar hacia la puerta y le responde.
– ¿Qué pasa?– sus ojos se enfocan en una carpeta roja frente a su escritorio.
– ¿Te vendrás a acostar?– continúa gritándole desde afuera.
– Eeh...– abre la carpeta y ve el documento que había preparado para enseñarle durante el día a Altagracia, pero que a causa del exceso de trabajo olvidó por completo– No, tu ve a dormir, Eleonora. Yo voy más tarde.
– Bueno, pero ¿estás bien?
– Si, estoy bien. Ya ve a dormir.
Su esposa parecía ya haberlo dejado en paz. El silencio volvía a apoderarse de la casa y eso lo aliviaba, aunque, al ver el documento, lo único que había logrado fue que Altagracia volviera a apoderarse de su cabeza.
Sin pensarlo, impulsivamente, se levanta de la silla, toma la carpeta, se asegura que las llaves del carro estuvieran en el bolsillo de su pantalón y sale del despacho no preocupándose ni del ruido que pudiera estar haciendo.
Luego de veinte minutos, el empresario estaba subiendo por el elevador del edificio de la doña.
Al llegar a su piso, se encuentra con los guaruras que había puesto un tiempo atrás a Altagracia.
– Buenas noches, patrón– dice uno de ellos al ver al moreno.
– Buenas...¿Está Altagracia?
– Si, pero debe de estar durmiendo.
– Pues, entonces ábreme la puerta. Necesito hablar con ella.

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Tu Obsesión
FanfictionLa distinguida Altagracia Sandoval es perseguida por la policía de México por haber asesinado a 5 hombres a sangre fría. Luego de ver como su hija se casaba con el hombre que ella amaba, decide huir y se lanza al mar esperando acabar así con su vid...