19.

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Estaba dormida ya que hoy no tenía ningún turno y podría descansar hasta esta noche, que tenía pensado ir con mis amigos y Bruno a algún boliche. Pero, el teléfono comenzó a sonar, haciendo de despertador cuando menos hacía falta.
Resoplé y estiré el brazo hacia la mesa de luz sin abrir los ojos ni despegar mi cara de la almohada. Cuando lo tuve en mis manos, lo llevé a mí y con los ojos entrecerrados, acepté la llamada de mi hermano.
- ¿Qué pasó?
- ¿Estás dormida?
- Estaba.
- Bueno, no importa, vení al taller.
- ¿Pasó algo?
- Nada, dale, vení.
- Vale, vale...voy.
- Te espero, chao.
- Chao.
Terminé la llamada y resoplé, sintiendo todo el cansancio que esperaba no tener hoy. Resignada, me levanté de la cama y arrastré mis pies hasta la cocina para desayunar y más tarde vestirme.
Aún sin ganas de ir hacia el taller como me pidió, agarré mis cosas y salí para subirme a mí auto y manejar hasta allá.
- Buen día.- saludé al bajar, viéndole fumando en la puerta del taller.
- Al fin.
- Dale, boludo, me has despertado en mi día libre, ¿Qué querés?
- Volvé al auto, porque tenemos que irnos de acá.
- ¿Qué hiciste ahora?
- Nada, dale.- no dijo nada, sólo tiró el cigarro y se metió dentro del auto. Suspiré e hice lo mismo.
- ¿Y Bruno?
- Dentro, dale.
Chasqueé la lengua, molesta por sus prisas, pero al final arranqué y manejé a dónde me dijo, es decir, donde guardábamos el auto para las carreras.
Sin saber qué hacíamos acá hoy que era mi día libre para todo y no había ninguna carrera, salí del auto y le seguí, saludando a los pibes que se encontraban allá.
- ¿Y ahora que?- pregunté.
- Vamos.
Confundida, le seguí otra vez hasta acabar los dos dentro del auto. Obviamente, era él quien estaba en el asiento del copiloto al no saber manejar.
- Lautaro, hoy era mi día libre, incluso no he tenido que hacerte de taxi y llevarte al laburo, ¿Me podés decir ya que hacemos acá?
- Manejá, pero no vayas rápido.
Resoplé y eso hice, dejando el casco en sus piernas porque tampoco era mi plan acelerar e ir rápido cuando recién estaba despierta.
- ¿Me vas a decir ya qué ha...?
- ¿Qué te pasa?- preguntó sin mirarme, sólo con sus ojos en el frente. En cambio yo, le dediqué una rápida mirada de unos segundos, confundida.
- ¿Qué me pasa a mí? Sos vos quién me llamó.
- Porque te pasa algo y no me lo decís.
- ¿Y según vos qué me pasa?
- Tenés que responderme vos, yo sólo lo noto.
- No me ocurre nada, Lau, posta.
- ¿Estás embarazada?
- ¿Qué?- esta vez, cuando le volví a mirar por unos segundos sí que sus ojos estaban en mi.- ¿Por qué decís eso?
- Porque estás distante, Bri y sé que te pasa algo y no sé si es eso u otra cosa.
- ¿Cómo que distante?
- Faltaste a un entrenamiento, en la carrera quedaste segunda y hace días que no hacés un plan con Bruno, ¿Te pensás que no me cuenta las cosas? Está un poco preocupado y eso me preocupa más a mí.
- ¿Y por qué?
- Porque a mí me contás las cosas, sí, pero con él es distinto y le decís más cosas.
- No sabe que conozco a Mauro, por ejemplo.
- Bueno, pero eso es una boludez, Bri.
- Si vos decís...
- Dale, te tiene que pasar algo para que estés tan rara, tan distante y distraída.
- No estoy ni distante ni distraída ni nada, Lautaro, lo único es que estoy cansada.
- No digo ahora, Brisa.
- Ni yo tampoco.- bajé la velocidad para poder mirarlo por unos segundos más.- Me despierto para llevarte al laburo y luego ir a laburar mis turnos hasta que después vuelvo a por vos al taller y cuando llego a casa estoy cansada, cansada de la rutina y de seguir con lo mismo.
- ¿Y entonces?
- Nada, no es nada, porque me gusta llevarte a donde quieras y laburar en el hospital y también me gusta manejar en las carreras con tal de que seas feliz, pero no podés pedirme que esté siempre feliz ni atenta a todo, también necesito descansar, ¿No crees?
- Bueno...pero nunca faltaste a ningún entrenamiento.
- Estás haciendo un mundo por eso, posta, no fue nada más que distracción de un día, ya está.
- ¿Segura?
- Lautaro, a vos también te cuento mis cosas, sos mi hermano, mi mellizo, así que dejate de joder con que no confío en vos y te escondo cosas porque no, de verdad.
- Tengo que confiar en vos así que...
- ¿Tenés?
- Sos mi hermana, tenés razón, así que te apoyo en todo y está bien, si querés descansar unos días por mí está bien.
- ¿Descansar?
- Dale, Bri.- sonreí y él también.- Pelotuda.
- Bueno, ahora, ¿Subo la velocidad o preferís volver al laburo?
- Unas vueltas sólo.
Reí y él sonrió. Hice lo que me pidió y aceleré un poco más para dar un par de vueltas y acabar finalmente, aparcando el auto para subirnos después al nuestro y más lento, volver al taller para dejarlo allá, saludar a Bruno y volver a mi casa a dormir un poco más, preparándome para esta noche.

One Million Dollar Baby (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora