83.

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- ¿Y qué tal?
- Bien, pro mejor si seguís dando un par de vueltas.
- Dale, iba a quedar con Mauro.
- Sólo dos más, para probar las ruedas.- resoplé cruzándome de brazos y Bruno sonrió mirándome callado.- Sólo dos.
- Bueno, está bien, dos.
Bruno negó con la cabeza a la vez que Lautaro sonreía consiguiendo que me quedase. Chasqueé la lengua y agarré de nuevo el casco, que lo tenía apoyado en el auto. De repente, cuando iba a darme la vuelta para caminar hacia mi auto de nuevo, el teléfono de mi hermano comenzó a sonar y los tres nos paramos para verle a él buscar su teléfono.
- Ahora vengo.
Dijo rápido, aceptando la llamada a la vez que se daba la vuelta y se alejaba rápido de nosotros. Fruncí el ceo mirándolo y Bruno suspiró, cruzándose de brazos y desviando sus ojos de mi hermano al suelo.
- ¿Qué le pasa?
- Nada, serán sus cosas.
- Nunca le importa estar en llamada cuando está con la gente.
- Ahora sí.
- Dale, hasta hablaba con su novia como si nada estando con toda la familia.
- Bueno, tampoco es gran cosa, ¿No?
- Ya.- negué con la cabeza levemente, mirando a Bruno para dejar de tener mis ojos en Lautaro.- Me esconde algo, lo sé.
- Pues pregúntale.
- ¿El qué? Si no me va a querer decir nada.
- Tampoco está obligado a ello, ¿No?
- No lo está, pero no sé, si ocultás algo es porque sabés que es malo.
- O porque no es importante.
- Bruno, no soy tonta, seguro que es por el chico ese.
- Hablás como si fueras tu madre.- sonrió y yo puse mis ojos en blanco.
- No lo soy, pero es verdad. Siempre me oculta cosas de él.
- Porque pensará que no es importante, ya fue.
- El otro día le vi dándole un sobre.
- ¿Qué?
- Sí, a Lautaro, le vi dándole un sobre al otro chico en el taller.
- ¿Y cómo lo viste?
- Fui a por él, como siempre, pero no le pregunté nada después.
- ¿Por qué?
- Por lo que ya te he dicho, si pregunto no va a responder así que...es perder tiempo.
- Bueno, igual no, ¿Y si es importante?
- Tendría que decírmelo.
- Vos misma has dicho que si no lo dice es porque sabe que es malo.
- Ah, ahora me das la razón.
- Bueno, diciéndome eso...pues sí, parece raro.
- ¿No sabés nada?
- No me dice nada, Brisa.
- ¿Nada de nada?- levantó sus hombros y yo chasqueé la lengua.
- No hablamos mucho desde que vos y yo rompimos, no de temas personales, así que dudo que me diga algo de esto.
- Pero a veces vos me decías que se iba con él.
- Bueno, porque estaba en el laburo y yo tenía que dar alguna escusa si el jefe veía que no estaba, pero tampoco me decía nada, ni de lo que hablaban.
- Espero que no sea algo malo.
- Esperemos.
- Ya estuvo en un quilombo por ese pibe.
- Pero está bien y acá, ¿No? Es lo que importa.
- Importa que haga su vida bien, sin problemas, y dudo que ese pibe le de mucha estabilidad y equilibrio a su vida.
- Tampoco es su novia, es un amigo.- sonrió y yo arqueé una ceja.
- Un amigo al que le da un sobre a escondidas de los demás.
- Igual es algo de ellos.
- No, si de ellos es, está claro, pero ya podría decirnos algo, no sé, aunque fuese a mí.
- Eso sí.
- Ya estoy.
Bruno y yo desviando nuestras miradas a mi hermano, que venía sonriendo como si nada. No dije nada y me di media vuelta para seguir con lo que habíamos dicho, dándole una última mirada a Bruno, que también prefirió callarse y mirar hacia el suelo.
Subí al auto, arranqué y manejé a la máxima velocidad que podía sin dejar de penar que era en lo que estaba metido mi hermano que no podía decirme nada, o no quería. De igual forma, sabía que eso podía ser algo malo, así que cuando frené al dar las dos vueltas, salí del auto y me quité el casco mientras caminaba hacia ellos.
- Nada mal, dos segundos menos que antes tardaste.
- No sé en que quilombo estás, ni siquiera sé nada de ese pibe más que lo que te pasó aquella noche, pero luego no vengas a pedirme ayuda cuando ni pensás en mí para contarme nada. Y no, no soy mamá, pero soy tu hermana mayor aunque sea por unos minutos, así que al menos decime algo.
Bruno se quedó callado una vez más, mirándome sorprendido con sus manos en los bolsillos y Lautaro frunció el ceño, mirándome confundido antes de que yo dejase el casco delante de ellos, caminando hacia fuera del circuito.
Sin decirles nada, me subí a mi auto y arranqué este para salir de allá sin más que hacer. Tampoco podía decir más que eso, ya que si me quedaba íbamos a discutir y no íbamos a sacar nada en claro. Pero, si me iba diciendo eso sabía que le había quedado claro el mensaje y que ahora era su momento de pensar y de venir a decirme algo si accedía a ello o simplemente, callarse y seguir como si nada.
Llegué a mi casa e intenté relajarme antes de salir del auto. Miraba mis dos manos en el volante, pensativa. No quería volver a lo de antes, a tener que estar atenta a él como si fuese nuestra madre, a tenerlo siempre a mi lado. Era mi hermano y sí, obviamente que lo quería cerca de mí, pero con 24 años ya no podía estar esperando a que la familia lo salvase de cualquier quilombo en el que estuviese.
Una vez ya un poco más relajada, saqué el teléfono del bolso que estaba en el asiento del copiloto y busqué su número para llamarlo, mirando mi casa desde dentro del auto.
- Mauro.
- Bri, ¿Pasa algo?
- Eh...no, no pasa nada.
- ¿Segura?
- Sí, es una boludez , tranquilo.
- Bueno, si me necesitás para algo estoy acá eh.
- Lo sé, lo sé, nos vemos ahora, ¿No?
- Ya...no puedo.
- ¿No?
- No, al final no, se me complicó esto y...voy a tardar más.
- ¿Ni a casa luego podés venir luego?
- Creo que vamos a terminar tarde y si ya estás dormida...no quiero despertarte teniendo que laburar mañana.
- Eso da igual, yo quiero verte.
- Es mejor así, posta, mañana a primera hora estoy allá, desayunamos juntos si querés y después de laburar nos vemos.
- ¿Seguro?
- Seguro, es mejor así.
- Bueno, está bien...
- No te pongas triste ahora eh.
- No, no...tranquilo.
- ¿Segura que estás bien?
- Segura, sí.
- Está bien...luego si querés te llamo o algo.
- O algo, sí.
- Te quiero.
- Y yo a vos.
- Chao.
- Chao.
terminé la llamada y suspiré, quedándome mirando la pantalla en negro del teléfono por unos segundos antes de volver a guardarlo y salir del auto colgándome el bolso en el hombro. Parece que la noche la iba a pasar sola una vez más.

One Million Dollar Baby (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora