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Estaba jugando a la Play con mi hermano mientras esperaba a que Mauro apareciese o al menos me mandase un mensaje, ya que habíamos quedado hace un cuarto de hora pero parece que se le había olvidado o a lo mejor todavía no pudo salir del estudio.
No le quería decir nada exactamente por eso, por si acaso estaba ocupado grabando alguna canción y en vez de ayudar a ver si venía lo único que hacía era molestar. Así que, prefería seguir jugando con mi hermano como si nada, oyendo de fondo a mis padres hablar en la cocina.
Había venido esta mañana a comer después de salir de trabajar y como había quedado en esperar a Mauro para irme, ya que quería venir aunque sólo fuese a saludar a mi familia, no me había ido aún.
Isabel también estaba con nosotros antes, pero acabó por irse a un cumpleaños que tenía, así que terminamos por quedarnos nosotros cuatro solos y como no teníamos ya mucho de que hablar más de cualquier tema sin importancia, Lautaro y yo sacamos la Play y comenzamos a jugar.
- Bri, si no te das prisa te gano.
- Vamos empate, ¿Qué decís?
- Dale, estoy a muy poco de ganar.
- Uy sí, de goleada.- rió y yo negué con la cabeza sonriendo.- Pelotudo.
De repente comenzó a sonarme el teléfono, así que dejé de tener mi atención en el televisor para llevar mis ojos a mi celular, que estaba justo a mi derecha. Solté el mando y respondí rápido al ver su nombre en la pantalla.
- Mauro.
- Perdóname, no podía dejarlo sin terminar.
- Está bien, no importa.
- ¿Seguís en casa de tus padres?
- ¡¿Viste?! Te lo dije, te gané, soy el mejor
- Sí, sigo en casa de mis padres.- respondí seria, mirando a mi hermano con el ceño fruncido mientras que él seguía con el partido como si nada.
- Bueno, voy ahora.
- Dale, te espero.
- Chao, te quiero.
- Yo también, chao.- terminé la llamada y solté el teléfono rápido para volver a tener el mando en mis manos.- Pelotudo, ¿No te enseñaron a no gritar cuando alguien habla por el celular?
- Dejá de romper las bolas, vos hacés lo mismo.
Le fulminé con la mirada antes de concentrarme al 100% en lo poco que quedaba de partido, consiguiendo casi al final poder empatar al menos.
Reí mirando como mi hermano se molestaba y se levantaba del sofá para ir a la cocina mientras llamaba a mi madre. Siempre era así.
Más tarde, mis padres volvieron al salón para empezar a hablar los cuatro, tranquilos, hasta que sonó la puerta y sabía perfectamente quien era, levantándome para ir a abrir la puerta antes que los demás.
- Hola.- sonrió al verme y se acercó rápido a terminar de saludarme con un beso.- ¿Están acá?
Asentí sonriendo y le dejé pasar, yendo detrás de él hacia el salón. Una vez entramos, obviamente, las miradas fueron a él, levantándose todos para saludarlo.
- ¿Ya se van?
- Sí, sólo era para saludar.
- Bueno, nos veremos otro día entonces.- mi padre sonrió poniendo su mano en el hombro de Mauro de forma amistosa.
- Bri, si podés, andá a buscar a Isabel cuando termine el cumpleaños.
- Vale, sin problemas.
- Chao, chicos.
- No me hagan tío.
Terminó por decir Lautaro, como siempre, cuando ya nos estábamos yendo hacia la entrada, provocando la risa de Mauro y que yo pusiese los ojos en blanco, negando con la cabeza hasta salir de casa y tomar la mano de Mauro, caminando juntos.
- ¿Algo planeado para hoy?
- Todo improvisado, como me gusta.
Reí levemente mirando como sonreía y seguimos hablando mientras caminabamos por Buenos Aires, terminando por redirigirnos a su casa, acabando los dos en su sofá, tumbados en cada lado de este con nuestras piernas cruzándose entre ellas, contándome su día mientras que yo escuchaba y veía mi teléfono, como él también hacía.
- ¿Y qué tal entonces?
- Bueno, tocará hacer un par de vídeos.
- Y te da paja.
- Mucha.- reí y él sonrió.- Podés venir si querés.
- ¿Sí?
- Por mí no hay ningún problema y como es mi vídeo, decido yo.
- Claro, claro, sos el jefe.
- Exacto.- negué con la cabeza sonriéndole.
- ¿Y no tenés ningún show a la vista?
- Bueno...
- ¿Qué?
- Tengo, sí.
- Eso está bien, ¿No?
- Sí, sí, está bien.
- ¿Entonces?- le miré confundida al ver como me había cambiado la cara, estando algo nervioso.- ¿Pasa algo?
- No, no...no pasa nada.
- Mauro, quedamos en contarnos todo.- le dije, dejando de estar tumbada para sentarme, haciendo que él también se sentase chasqueando su lengua, quedando en frente del otro.
- Ya, pero es que de verdad no pasa nada.
- No tendremos ni un año juntos, pero te conozco lo suficiente para saber que sí.
- Para mí llevamos ya años juntos.- respondió sonriendo.
- No me cambies de tema eh.
- Está bien, está bien...
- ¿Qué pasa?
- Es lejos.
- No es la primera vez.
- Fuera del continente.
- Oh...España.
- España, sí.
- Bueno, pues...eso está bien, mejor.
- Sí, pero es lejos y por mucho tiempo.
- Ya...
- Y...no sé.
- ¿No sabés qué?
- Si decírtelo o no
- Prueba a ver qué es lo que me tenés que decir.
- ¿Vendrías conmigo?
Sonreí levemente porque en realidad, me esperaba que fuese eso, lo extraño sería que no me lo preguntase al menos. Aunque quedásemos en ir más lento de lo que antes íbamos, que ya era bastante, sabía que al menos me lo diría. Pero, tampoco estábamos igual que antes, estábamos mucho mejor para tratar esto, al menos por mi parte.
- Mauro.
- Ya, no podés, lo entiendo.
- No es eso.
- ¿No querés? Es muy lejos, sí, tenés razón.
- Tampoco.
- ¿Entonces?
- Si me dejases hablar.
- Vale, vale, te dejo.
- No he dicho que no.
- Eso es un sí.- sonreí negando con la cabeza y me miró más confundido.- Bri, yo también te conozco, pero no estoy entendiendo nada ahora mismo.
- Que sí, pelotudo.
- ¿Sí?- asentí y él sonrió más aún que antes, acabando por ir hacia mí y volvernos a tumbar pero con él encima de mí, abrazándome mientras reía, cortando mi risa con cortos besos - Te amo, te amo, te amo.
- Exagerado.
- Te voy a enseñar todo de España.
- Si sos de argentina.- reí y él sonrió a poca distancia de mi.
- Pero he estado más allá que vos.
- Ahí tenés razón.
- Entonces listo, te enseñaré todo.
- Está bien, enséñame todo si te hace feliz.
- A mí me hace feliz esto, que estemos juntos.
- Y a mí también.
Sonrió y terminó por acabar con la poca distancia que había, volviendo a besarme pero por más tiempo y con más lentitud.

One Million Dollar Baby (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora