66.

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- Dime.
- ¿Qué tal hoy?
- Eh...¿Bien?- fruncí el ceño confundida por la llamada de mi hermano.- ¿Por qué?
- Porque tenemos carrera, ¿No te acordás?
- Uh...
- Brisa.
- Perdón, se me olvidó, pero no pasa nada.
- Ya, ¿Tenés turno de noche?
- ¿Va a ser por la noche?
- Sí, por la noche.
- Dios...como odio cuando es por la noche.- susurré, más para mí que para él.
- Brisa.
- No, tranquilo, no tengo turno de noche.
- Bueno, pues recuérdalo.
- Ya...
- ¿Qué pasa?
- Que había quedado con Mauro, eso sí.
- Bueno, pues habláis.
- Ya.
- ¿Qué?
- Me quería decir algo importante.
- Te lo dice mañana o ahora.
- Ahora estoy en el hospital.
- ¿Con el celular en vez de laburando? Brisa...
- Calla, que yo soy la mayor.
- Bueno, bueno, vos sabrás, pero recuerda que es esta noche.
- ¿A qué hora?
- Te la digo luego por mensajes, que yo también estoy laburando.
- Vale, vale, bueno, luego hablamos entonces.
- Listo, acuérdate eh.
- Sí, sí, tranquilo.
- Chao.
- Chao.
Terminé la llamada y resoplé, echando mi pelo hacia atrás con una mano mientras que con la otra seguía agarrando el teléfono, mirando como la pantalla se bloqueaba. Chasqueé la lengua y lo guardé de vuelta en el bolsillo, siguiendo con el trabajo hasta que me llegase el mensaje de Lautaro.
Ayer Mauro me dijo que tenía algo que decirme, pero como tuvo todo el día ocupado al final quedamos en vernos hoy para cenar, mi único tiempo libre. Pero, se me olvidó que mi hermano me dijo que hoy teníamos carrera y que me necesitaban, así que ahora me encontraba esperando a que las horas no coincidiesen y que a lo mejor podía ir a los dos sitios rápido.
Pero, unos minutos más tardes, mientras me encontraba ordenando algunos documentos, me llegó un mensaje de él. No coincidían, pero una era media hora después de la otra, por lo que era imposible ir a las dos si quería hacerlo bien.
Suspiré y pensé entonces como decirle a Mauro que no podía porque tenía carrera. Seguramente no le importaría, pero como era algo importante lo que me tenía que decir igual se molestaba un poco. Saqué mi teléfono y decidí llamarlo.
- Bri.
- Hola.
- ¿Qué tal?
- Bien, bien.- sonreí levemente.- Tenemos que hablar.
- ¿Hice algo?
- ¿Eh? No, no, tranquilo.
- Me asustás diciendo eso.
- Perdón, perdón.
- ¿Qué pasa?
- No podemos vernos hoy.
- ¿Por qué? ¿Tenés turno de noche?
- Eh...- pensé por un momento que era mejor decirle.- Sí, sí, al final sí.
- ¿No era que sólo tenías de mañana y tarde?
- Sí, pero bueno, un compañero no podía y me han puesto a mí.
- Ya...bueno, pues tendremos que vernos mañana entonces.
- ¿Es muy importante?
- No, no...pero te lo tengo que decir rápido.
- Bueno pues...pues mañana sino.
- Está bien, mañana.
- Chao.
- Chao, te quiero.
- Y yo.
Terminé la llamada y suspiré. No tenía que mentirle, lo sé, a veces eso era peor que decirle la verdad. Pero, sabía que si le decía que era por una carrera iría y tampoco me gusta que vaya, ya que podría provocar cualquier quilombo con su presencia ahí.
Suspiré de nuevo y guardé el teléfono, terminado de laburar la hora que me quedaba antes de agarrar mis cosas y salir del hospital hacia mi auto. Fui a mi casa rápido, cambiándome de ropa antes de manejar hacia donde estaba el otro auto.
- Lautaro.
- Al fin.- se giró cuando me escuchó, sonriendo.- Pensé que se te había olvidado.
-No, no, pero ni siquiera he cenado.
- Luego vamos a un sitio, da igual.
Asentí sonriendo y fui con él a donde estaban un grupo de chicos. Ahí, también estaba Bruno. Lo saludé levantando la mano y después decidí ir a por el auto, poniéndome el casco una vez me subí.
Esperé a mi hermano y cuando él ya estaba sentado en el asiento del copiloto, arranqué, ignorando como inspeccionaba todo para que no hubiese ningún problema. Finalmente, llegamos a donde estaban los demás.
Salimos y les saludamos como siempre,  quedándome con las personas que había hasta que llegase el auto con el que iba a competir. Me saludé con la chica que iba a manejar y después me subí al auto, esperando la salida.
Finalmente, pisé el acelerador y me puse primera unos segundos después, intentando mantener la posición lo más que podía. Me acabó por adelantar y yo ahora tuve que acelerar aún más, pensando que ya sólo me quedaba una vuelta para intentar ganarlo.
Dudé por la curva, pero acabé por pisar lo más que podía, acelerando hasta ponerme en paralelo con ella antes de entrar en la curva. Ahora, o adelantaba o iba hacia atrás, pero si me quedaba a su lado en la curva seguramente me saldría.
Resoplé, aguanté y como pensé, la forcé a frenar, dudando por la seguridad de nosotras. Entonces, pisé aún más y pude adelantarla, colocándome primera en la última vuelta. Pisé aún más y no me relajé hasta que, al fin, terminamos la carrera conmigo de ganadora.
Suspiré y fui frenando poco a poco hasta acabar por hacer un pequeño derrape para frenar el auto definitivamente, viendo como mi hermano y algunos chicos más venían corriendo hacia mí.
- Esa es.- mi hermano em abrazó nada más salí, levantándome del suelo levemente.- Sabía que podías.
- Hice lo que pude.
- Ya, lo que pude, pelotuda.
Sonreí y saludé a todos, yendo hacia donde estaba la chica para saludar también tras la carrera. Por fin, pude quitarme el casco y respirar mejor y más tranquila sin jugarme la vida.
- Bueno, ¿Vamos a comer algo?
- Sí, por favor.- sonreí a mi hermano y este fue hacia el auto, cuando me giré, Bruno estaba  mi lado sonriendo levemente con sus manso en los bolsillos.
- Casi te matas.
- Ya, lo sé.
- Muy arriesgado eh.
- Era eso o perder.- asintió y yo sonreí levemente.
- Felicidades.
Sonreímos y se fue, dejándome ir con mi hermano para subirme en el auto de las carreras e ir hacia donde lo teníamos siempre guardando, dejándolo para irme con mi hermano en mi auto a cenar algo y a celebrar la victoria.

One Million Dollar Baby (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora