69.

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- ¿Sí?
- Brisa.
- Dime, ¿Pasó algo?
- Nada, nada, ¿Querés venir hoy?
- ¿A dónde?
- A un boliche, nos vamos de joda.
- Bueno...
- Tenés que laburar.
- No, termino ahora en un par de minutos
- ¿Entonces?
- Pues... quedé con mi hermano, pero le puedo decir que no.
- ¿Tenés alguna carrera?
- No, no, era para vernos, sin más.
- Si querés no vengas.
- Eh...pues no, la verdad es que da igual, luego le digo que no voy y ya.
- ¿Segura?
- Sí, sí, decime a qué hora y el lugar y voy.
- Listo, luego te digo.
- Dale.
- Chao.
- Chao.
Terminé la llamada y suspiré, yendo ahora a mensajes para mandarle aquello a mí hermano, recibiendo la respuesta unos segundos después. Por suerte, le dio igual, así que guarde mi teléfono y seguí trabajando lo que me quedaba.
Cuando finalmente terminé el turno, me despedí de mis compañeros como de costumbre y agarré mis cosas para irme del hospital, yendo al auto para volver a casa sin pasar por el taller.
Abrí la puerta y antes de entrar vi los mensajes de Mauro diciéndome a la hora que venía a mi casa para ir juntos, así que después subí a mí auto y fui lo más rápido que podía a mi casa.
Al llegar, dejé las cosas en la cama y fui a ducharme directamente, saliendo enrollada en una toalla para buscar qué ponerme. Después, volví al baño para terminar de arreglarme, buscando el teléfono para ver si Mauro me había dicho algo más.
Pero no, así que agarré mis cosas, las guardé en otro bolso más pequeño y me senté en el sofá a esperar a que me dijese algo más o llegase a mi casa como me dijo. Y finalmente, me llamó para avisarme de que estaba fuera.
Me colgué mejor el bolso en mis hombros y salí de la casa, viéndolo a lo lejos, apoyado en un auto negro y fumando tranquilamente. Sonreí y fui hacia él, llamando su atención a pocos metros de donde estaba, sonriendo también al verme.
- Hola.
- Hola.- nos dimos un corto beso de saludo, abrazándome por la cintura.- Estás linda.
- Para vos toda.
Sonrió y me soltó para poder subirnos al auto. Saludé a sus amigos como hacía siempre que los veía y arrancó, yendo a cualquier boliche, ya que no sabía exactamente a dónde íbamos.
Finalmente, me encontré entrando en Colta minutos después de su mano mientras que él reía con sus amigos y yo miraba todo el club de arriba abajo con la música quedándome sorda, sin escuchar nada más que eso.
Entramos a la zona VIP como de costumbre y con él fui a por algo de beber antes de sentarse él y yo en sus piernas, hablando con sus amigos sin dejar de beber y reír, con una de sus manos en mi cintura y otra con su vaso.
Después, dejó sólo el vaso para prenderse un porro, haciendo como que no me daba cuenta de lo que era ya que no me gustaba que lo hiciese pero era él, era algo suyo, así que no podía hacer más.
Finalmente, se cansó de estar sentado y se levantó para llevarme con él a bailar, riéndonos sin quitar nuestras manos del cuerpo del otro y sin dejar de estar pegados al otro, dejándonos besos y abrazos de por medio mientras nuestros vasos se vaciaban.
Cuando ya no quedaba nada, nos tocó ir a por más y entonces me separé de él, yendo a hablar con otros de sus amigos mientras que él iba con otros. Aunque, como siempre, me solía buscar minutos después para quedarse conmigo y con su brazo alrededor de mis hombros, oyendo su risa más cerca de lo normal por tenerlo tan cerca, aunque la música lo tapaba bastante.
Estuve con sus amigos y más gente que conocía de antes de cualquier cosa, como algunos streamers. Pero, al final también ser pareja de Mauro me hizo acostumbrarme a conocer a gente que antes veía en otro lugar en el que yo no podía estar. Aún así, no dejaba de sorprenderme la primera vez que los veía, aunque fuese de lejos.
Estuvimos tomando, riendo, hablando con los demás mientras que nosotros nos besábamos y estábamos cerca del otro, hasta que se fue haciendo tarde y decidieron irse de allá.
- ¿Mañana tenés que laburar?- me preguntó Mauro ya fuera del club con su brazo alrededor de mis hombros una vez más, caminando hacia uno de los autos.
- Sí, turno de mañana y noche, pero da igual.
- No, no, nos vamos si querés, a mí me da igual.
- ¿Seguro? Quedate vos si querés.
- No, ya fue, me voy con vos.
Sonrió y yo asentí en silencio sin dejar de mirarlo. Entonces, nos despedimos de sus amigos y decidimos ir aparte en un taxi que llamé y él pagó cuando llegamos a mi casa.
- ¿Te quedás a dormir o te vas en otro taxi o Uber?
- Me quedo, me quedo.
Sonreí y negué con la cabeza, dejando de mirarlo para abrir la puerta de mi casa, entrando para dejar que él también lo hiciese. Cuando me giré para cerrar la puerta, sus manos fueron directas a mí cintura para acercarme a él antes de besarme lentamente y por un corto tiempo, clavando sus ojos en los míos nada más los abrí.
Sonreí una vez más y me tocó a mí, besándolo mientras mis manos iban a su nuca para enredar mis dedos en su pelo, notando como cerraba la puerta con el pie.
Después, comenzamos a caminar, yo hacia atrás, con algo de torpeza pero sin separarnos del otro. Caímos sin darnos cuenta en el sofá, quitándose rápido su remera antes de seguir besándome.
Sus manos fueron a mí cuerpo mientras las mías pasaban a su espalda. Metió las manos debajo del top y entonces, se deshizo de él cuando pudo, yendo después a atacar la falda que llevaba aunque no le molestase mucho.
Sus labios fueron a mi cuello y poco a poco, la bajó hasta que ya estaba en ropa interior delante de él. Sonreí y llevé sus labios de nuevo a los míos, desabrochando con torpeza su pantalón para bajarlo igual que hizo él, pero con su ayuda.
Sin darme cuenta, poco a poco sus manos entre caricia y caricia se fueron haciendo dueñas de mi cuerpo y sin dejar de besarme, me quedé desnuda delante de él.
Con su ayuda, como antes, también pude quitarle sus boxers, separándonos unos segundos para respirar sin dejar de mirarnos y de sonreír.
Cuando volvió a besarme, se fue haciendo un hueco poco a poco, abrazándolo más fuerte, pegándolo más a mí antes de que el ritmo comenzase a aumentar poco a poco, casi sin darme cuenta.
Sus manos inquietas no dejaban mi cuerpo y yo tampoco dejaba el suyo, al igual que mis labios tampoco lo dejaban de besar o de atacar su cuello cuando podía y él no quería hacer eso mismo conmigo.
El ritmo fue aumentando y yo cerré mis manos en su espalda, moviendo mi cintura a su ritmo lo más que podía y acercándolo más a mí.
Resopló en mi cuello en uno de sus pequeños mordiscos, aumentando más y más el ritmo hasta que se hacía insoportable, casi sin poder besarnos del poco aire que teníamos ya.
Mordí mi labio inferior y pegué más aún mis piernas a su cuerpo sin que parase. Mauro escondió su cara entre mi cuello y mi hombro, resoplando una vez más mientras agarraba con fuerza los cojines que había en el sofá y que todavía no se habían caído.
Eché mi cabeza hacia atrás, la espalda se arqueó con la primera corriente eléctrica que sentí y después él mordió levemente mi piel para esconder ahí su grito a la vez que mis piernas comenzaban a temblar, mordiéndome más fuerte el labio hasta que la corriente paró y poco a poco mi cuerpo se fue relajando después del suyo, que caía lentamente encima del mío.
Resoplé con la respiración agitada y algunos mechones de mi pelo en mi cara, sonriendo cuando él levantó su cabeza para mirarme, sonriéndome también antes de reír levemente.
- Para esto te querías ir.
- Hay muchos tipos de fiesta.
- Pelotudo...
Susurré entre pequeñas carcajadas y él rió, acercándose de nuevo para besarme y callarme antes de hacerse un pequeño hueco como podía en el sofá, quedándonos allá en la noche.

One Million Dollar Baby (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora