No tenía por qué venir, sabía que no estaba porque mi madre me había mandado hace unos minutos una foto de él e Isabel en el salón, pero lo hice inconscientemente.
Poco a poco, fui bajando la velocidad hasta parar en frente de la puerta cerrada. Miré la hora y no, todavía no era momento de que estuviese cerrado.
Suspiré y desvié mis ojos hacia el cielo, viendo cómo pequeñas gotas de lluvia comenzaban a caer sobre las ventanas del auto. Cuando volví mi mirada una vez más a la puerta, está se abrió y de ella aparecieron Bruno riendo y despidiéndose de un chico.
Mientras se limpiaba las manos con un trapo viejo, viendo irse a aquel chico, sus ojos fueron luego a mí auto, dejando de sonreír poco a poco para sólo quedarse mirándome serio hasta atreverse a acercarse. Cuando estaba a pocos metros de mi auto, bajé la ventanilla para hablar.
- No está acá, ya se fue.
- Lo sé.
- ¿Y qué hacés acá?
- Pasé sin pensarlo.
- Ya.- sonrió levemente apoyándose en el auto con una mano sin dejar de mirarme.- Seguís pensando en lo que pasó.
- No me ha dicho nada.
- Porque no querrá, Brisa, que podemos hacer si no quiere.
- Pues...no sé, pero...
- Vos ya le dijiste que si no te lo decía luego no le ayudarías cuando esté en problemas. Si no te lo ha dicho con eso, él sabe en qué quilombo anda, tranquila.
- ¿Seguro?
- Sí, seguro.- suspiró y se alejó del auto unos centímetros.- Es un pibe listo.
- Ya...a veces.
- A veces parece que sí, a veces que no.
- Parece.
- Porque es listo, Brisa, posta.
- Si lo fuera no estaría en tantos bardos y vendría a contarme al menos algo, así me quedaría más tranquila.
- Bueno, dale tiempo, quizá se lo piense mejor y luego vaya a verte.
- Es que...
Chasqueé la lengua y desvié mi mirada hacia el frente, dejando de verle para pensar en lo que sentía como todo este tema. Suspiré y volví a mirarlo, viendo cómo ya había guardado su trapo en uno de los bolsillos del mono gris que tenía puesto, mirándome con sus manos en los bolsillos.
- No quiero que le pase nada.
- Lo sé, yo tampoco.
- Pero hace de todo para que me preocupe.
- Ya sabés cómo es, independiente, como vos.
- No tanto.
- Bueno, sí, no tanto, pero por lo que le pasó.
- Ya...
- Por lo demás, prefiere resolver sus cosas solo y al final, hay que respetarle eso.
- Cuando estábamos juntos no hablabas con tanta verdad.- sonrió y yo arqueé una ceja.- ¿Quién sos y qué hiciste con el Bruno de antes?
Negó con la cabeza desviando su mirada por unos segundos a un punto cualquiera de la calle mientras que yo tenía mis ojos en él, sonriendo.
- Cuando estaba con vos era un pelotudo.
- ¿Así? Ni me di cuenta.
- Ya, ya.- sonrió y yo sólo me quedé en silencio.- Me confié y bueno, acá estamos.
- No hay que confiarse nunca.
- Ya, ya aprendí la lección.- sonrió levemente y yo suspiré.
- Mejor tarde que nunca.
- Pensá en eso cuando Lautaro te lo diga.
- Si me lo dice.
- Te lo dirá, haceme caso.
Asentí lentamente y él sólo se quedó en silencio, mirándome con su pequeña sonrisa, casi que ni se notaba.
- Bueno, pues...me voy.
- Avísame si pasa algo o querés algo.
Asentí mirándole por última vez antes de arrancar el auto y comenzar a manejar de nuevo, esta vez yendo a mí casa.
Cuando entré, ya había comenzado a llover como parecía que iba a hacer antes. Así que, preferí ducharme y cambiarme de ropa para estar tranquila en casa sin pensar en salir.
Cené y estuve relajada en el sofá, dejando de pensar en lo que pasaba con mi hermano porque sabía que pensando tanto no iba a cambiar nada. Pero, poco a poco, me comenzaba a aburrir y a la misma vez tenía ganas de irme de casa y hacer algo, pero no sabía el qué.
Sin saber si era lo mejor, ya que había llovido, por no llamar a mi hermano fui a cambiarme otra vez de ropa y salí de mi casa como pensé para ir a mi auto y manejar hasta allá.
Dejé mis cosas dentro, saliendo del auto para ir andando hasta donde estaba guardado el otro. Pero, cuando llegué, este no estaba.
Miré confundida el lugar y busqué si había alguien por allá, los chicos que solían estar y nos conocían. Pero no.
De repente, a lo lejos, escuché el freno de un auto derrapando. Miré el suelo y vi como estaba lleno de barro por la lluvia. Al segundo, lo siguiente que oí fue un gran golpe y mi mente conectó el accidente con el auto de mi hermano.
Por un segundo, pensé que era él, que había querido aprender a manejar en el peor día para ello y que se había accidentado en algún lugar del circuito. Así que, comencé a correr sin pensármelo hacia donde había escuchado el golpe.
A lo lejos pude verlo chocado junto a un gran muro donde había hecho un gran hueco con el auto, posiblemente haciendo que en unos segundos un par de ladrillos cayesen encima del auto.
Corrí más rápido pensando en mí hermano hasta llegar allá, mirando con miedo si el muro decidía caerse, al menos la parte donde había pasado el choque. Pero, al mirar por la ventanilla, me di cuenta que no era él.
- Bruno.
Lo miré confundida, viendo si le había pasado algo. Él ni siquiera me miró, solo tiraba de su cuerpo hacia atrás del asiento con dolor en el rostro.
Entonces, me olvidé del muro y rodeé el auto para ir hacia su puerta y con fuerza tirar de ella hasta poder abrirla un poco.
- Ayudame, dale.
Me miró por unos segundos y a continuación tiró conmigo de la puerta hasta poder abrirla, empujando la piedra que lo impedía.
Con torpeza, le quité el cinturón de seguridad a la vez que él tiraba de si hacia fuera, cayendo en el suelo embarrado. Me agaché y agarré su cara para ver si le había pasado algo.
- ¿Qué pasó? ¿Qué hacés acá?
- Vine por...me aburría y...
- ¿Dónde te duele? ¿Estás bien?
- La pierna.
Entre dientes me lo dijo, haciendo que mis ojos fuesen a su pierna. Apoyó su espalda en el auto y yo fui a ver si había algo en ella, pero no encontraba nada por encima.
- Podés habértela roto...
- Dejate de joder, Bri.
- No estoy jodiendo, es posta, pelotudo.- chasqueó su lengua y yo resoplé.- Dale, vámonos de acá.
Pasó su brazo alrededor de mis hombros y le agarré la mano para levantarlo con mi ayuda, comenzando a alejarnos del auto con él cojeando hasta llegar a mi auto.
Sin importarme lo lleno de barro que estábamos, lo ayudé a entrar y luego entré yo, arrancando para manejar rápido hacia el hospital, mirándolo de reojo por el camino.
- Ni siquiera te pusiste el casco, pelotudo...
Susurré cuando estábamos entrando en el hospital. Rápido, uno de mis compañeros nos vio y vino a ayudarnos, llevándoselo con él mientras yo recobraba el aliento. Tenía que avisarle, Bruno era su amigo y el accidente fue con su auto.
- Lautaro.- miré a través de la puerta del hospital con el celular en la oreja.
- ¿Brisa? ¿Qué pasó?
- Es Bruno.
- ¿Qué pasa con Bruno?
- Tuvo un accidente.
- ¿Qué?
- Un accidente con...con el auto, nuestro auto.
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One Million Dollar Baby (Duki)
FanfictionBrisa o como le decían sus amigos, "Bri", tenía toda su vida resuelta. Su familia estaba bien y la apoyaba en todo, ayudaba a su hermano pequeño con su trabajo cuando podía, llevaba dos años con su novio y laburaba en un hospital como enfermera desp...