El teléfono comenzó a sonar, despertándome cuando recién hacía unos minutos sólo que me había acostado en el sofá a descansar.
Resoplé y abrí uno de mis ojos para ver si estaba en la mesa el teléfono, pero no. Chasqueé mi lengua y entonces levanté la cabeza para buscarlo por más lugares que sólo ahí.
Al no encontrarlo en ningún lado pero escucharlo, me levanté para ir a la cocina, de donde provenía en sonido. Ya molesta por haberme despertado, además de estar tan lejos, contesté sin ver quién era.
- ¿Sí?
- Soy yo, Mauro.
- Ah, ya, hola.
- Ortiva.
- Estaba durmiendo, pelotudo.
- ¿Ahora? ¿No tendrías que estar en el hospital?
- No, hoy no, tengo turno de noche así que...
- Que paja.
- Ya.
- ¿Entonces no podés hacer planes?
- No, no puedo ir a verte.- sin verlo, sabía que estaba sonriendo por saber desde el principio qué era lo que quería.
- ¿Y yo a vos?
- ¿No tenés otra cosa que hacer?
- Sí, pero prefiero verte.
- Pero hoy a estar durmiendo.
- Dale, Bri.
- Si no duermo ahora, me duermo a la noche y ya me dirá entonces quién ayuda allá.
- Que difícil sos.
- Me hago la difícil, sí.
- Bueno, está bien, hoy no me ves, pero mañana sí.
- Mañana tampoco puedo.
- Dale, ¿Ahora qué?
- Tengo una carrera.
- ¿Otra?
- Hace banda que no tengo una.
- ¿Y va a estar él?
- ¿Quién?
- Tu novio.
- Ex novio
- Bueno, sí.
- No lo sé, la verdad.
- ¿Tiene que estar en todos lados ese pelotudo?
- Si no lo he visto en días, desde que rompimos.
- Bueno, pero me molesta.
- ¿Sí? No me di cuenta.- respondí con ironía.- Dale, Mauro, estoy re cansada, dejame dormir.
- Está bien, te dejo descansar, pero no te olvides de mí estos día.
- No, no, eso nunca, vos tranquilo.
- Está bien, chao.
- Chao.
Y terminé la llamada sonriendo, más relajada de lo que la había contestado. Esta vez, me llevé el teléfono conmigo al salón, pero quité las notificaciones para poder volver a tumbarme en el sofá y seguir durmiendo, olvidándome de todos por unas horas.
Hasta que sonó mi alarma. Entonces, me tuve que levantar e ir a por mis cosas antes de subirme a mí auto y comenzar a manejar hacia el taller.
- Ya pensaba que no venías.
- ¿Tanto tiempo llevás esperándome?- le pregunté sonriendo a Lautaro y este negó con la cabeza mientras se ponía bien el cinturón de seguridad.
- Con ese gil todo pasa más despacio.
- ¿Aún no habláis?
- ¿Y qué querés que le diga?
- Nada, nada, si no querés nada.
- Parece que se te olvidó ya lo que te hizo.
- No, no se me olvidó, pero una cosa soy yo y otra vos.
- Hasta en el embarazo estuvimos juntos, dejate de joder, Bri.
- Pelotudo.- contesté sonriendo a la vez que ya estaba manejando hacia la casa de mis padres.- Pero ahora es distinto, es tu laburo.
- Al jefe le da igual, ni se entera de que no nos hablamos.
- Hasta que lo haga.
- ¿Y qué? Mientras arreglemos los autos...si me hincha las bolas no le voy a hacer caso igual.
- Ya, lo sé, por eso.
Negó con la cabeza otra vez, chasqueando su lengua antes de mirar por la ventanilla todo el camino que quedaba, en silencio, sólo con la música sonando.
Me despedí de él en cuanto lo dejé allá y me fui una vez lo vi entrar dentro. Tranquilamente, llegué hasta el aparcamiento del hospital y bajé de mi auto para ir adentro y saludar a los compañeros que ya estaban.
Dejé mis cosas, me puse la ropa correcta y después comencé a laburar en lo que podía, aunque en su mayoría era quedarme sentada en la recepción de una de las plantas con otra compañera para ver si alguien necesitaba algo o salía de su habitación.
Todo era aburrido y las horas pasaban lentamente, además de que la siesta de hoy no quitó todo mi cansancio. Sin tener que hacer nada, me levanté de la silla y comencé a caminar por el pasillo que más cerca estaba, dando una vuelta por si alguien estaba despierto.
Cómo no encontré ninguna luz encendida, seguí caminando hasta que finalmente decidí volver a la recepción. Hasta que me sonó el teléfono.
- ¿Mauro?- pregunté confundida, atendiendo su videollamada.
- ¿Qué tal, linda?
- Uh, qué buena onda, que raro, ¿Pasó algo?
- Nada.
- Estás borracho.
- No, sólo bebí un poco pero nada.
- Claro, para vos nada.
- Dale, ¿Cómo están las cosas allá? ¿Mucho que hacer?
- No, la verdad, estoy re aburrida.
- Si querés jugamos a algo.
- ¿A qué?
- No sé, algo habrá.
- ¿Y si mejor hablamos por mensajes? Me da paja mi cara de cansada.
- Si estás re buena, wacha.
- Bueno...- sonreí y él rió.- Dale, tengo que laburar.
- Pero si no tenés nada que hacer.
- Si terminás ahora la llamada, estoy con vos toda la noche.
- ¿Cómo si no hay llamada?
- Bueno, por mensajes, dale, así podés seguir bebiendo.
- Uh, buena idea.
- Que rápido cambiás de opinión.
- Bueno, sólo hice videollamada para verte, con esto me sirve.
- Pelotudo.
- Dale, no me abandones toda la noche eh.
- No, no, te juro que no.
Sonreímos y finalmente, terminamos la llamada. A partir de ahí, toda la noche estuve hablando con él cuando no tenía nada que hacer, es decir, dar rondas por los pasillos o mirar cualquier cosa.
Cuando ya me tocó irme, me dijo de ir a su casa, pero tanto yo por labura toda la noche como él por estar conmigo todo el tiempo, estábamos demasiado cansados para vernos aunque le costase aceptarlo.
Finalmente, terminamos nuestra conversación de horas y manejé de vuelta a casa para caer en la cama, durmiendome a los segundos pero pensando en que este ha sido uno de los mejores turnos de noche que he tenido.
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One Million Dollar Baby (Duki)
FanfictionBrisa o como le decían sus amigos, "Bri", tenía toda su vida resuelta. Su familia estaba bien y la apoyaba en todo, ayudaba a su hermano pequeño con su trabajo cuando podía, llevaba dos años con su novio y laburaba en un hospital como enfermera desp...