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Había estado pensando en lo que mi hermano me dijo, en que tenía que atreverme por fin a enfrentarme a él y decirle todo lo que sentía. Sólo así también me enfrentaba a exactamente eso, mis sentimientos, aceptándolos, sin ningún límite que ponerme, sólo un reto: volver a esatr juntos.
Lo único que me hacía no querer ir a hablar con él, era pensar en lo que escuché por su parte. Sí, yo no había aceptado que podría tener otra oportunidad con otro chico y que este me quisiese bien, pero él no tardó mucho en irse con otras.
Igual no me quería tanto como parecía y eso era lo que echaba hacia atrás. Quizás todo lo que había estado pensando no tenía sentido si él de verdad no me quería tanto como siempre me había dicho. Porque sí, después de separarnos puedes olvidarme e irte con otras, lo extraño es hacer esto a sólo días de separarnos. Quizás él no tenía ganas de seguir acá, conmigo, y por eso le costó tan poco ver a otras, porque sólo estaba esperando el momento, un fallo más por mi parte, para definitivamente marcharse. Al igual que hice yo con Bruno.
El otro día, cuando Lautaro me dijo todo esto, cuando me dio algo de esperanza para intenta, al menos, luchar por lo nuestro, no le conté lo que pasó en aquella fiesta. Cuando lo hice, ya no parecía estar tan seguro de lo que decía como la otra vez, hasta le costó encontrar algo que decirme.
Toda esa inseguridad por su parte, me la transmitió a mí, que ya estaba decidida a ir a hablar o al menos intentarlo. Pero, de nuevo, una duda se interponía entre él y yo y quizás, tendría que empezar justamente por eso, por empezar a ano hacer caso a las dudas. Siendo esta la primera.
Al final, no se sabe si ganarás hasta que te arriesgas y es por eso por lo que ahora mismo estaba saliendo de mi casa, dispuesta a ir finalmente a la suya y si él no estaba, esperarlo como muchas veces hizo él conmigo. Si quería hablar, le explicaría todo como tenía pensando. Si no quería hablar, al menos sé que lo intenté y que ahora sí, podía seguir adelante sin ninguna duda.
Decidí no subirme a mi auto e ir con él. Esta vez, preferiría ir caminando hasta su dirección, pensando en lo que mi hermano me dijo, en lo que yo misma había pensado, en toda nuestra relación. Valoré las cosas buenas y malas y decidí quedarme con las primeras para seguir caminando y no darme la vuelta y huir hacia mi casa una vez más.
Sin darme cuenta, ya estaba ahí, justo delante de su puerta, olvidándome por completo de todo lo anterior, tan sólo teniendo su imagen en mi mente por unos instantes. Hasta que decidí seguir hacia delante ya que había llegado hasta acá, dando unos pasos más para poder llamar a la puerta y esperar, deseando por una parte que no estuviese y por otra que sí, así me conseguía liberar por fin de todo lo que tenía en mi cabeza.
- Brisa.
Su mirada seria cambió en un segundo a sorpresa cuando me encontró, volviendo una vez más a su cara inicial cuando se dio cuenta de quién estaba delante de él, que por fin había ido a su casa después de tanto tiempo.
- Sólo quiero hablar, después, me iré si es lo que querés.
Me atreví a decir antes de que siguiese hablando, así me podía evitar que cerrase la puerta sin ni siquiera saber por qué había venido. Me miró por unos segundos hasta que se hizo a un lado, dejándome pasar adentro de su casa sin quitarme los ojos encima.
- ¿De qué querés hablar?
- De lo nuestro.
- ¿Alguna vez hubo algo nuestro, Brisa?
- Sí y estoy segura que vos también sabés que es verdad.- no dijo nada, sólo se quedó callado. Él estaba sentado en el sofá, fumando y yo en el sillón, con nuestros ojos fijos en el otro.- Lo hice mal, muy mal, todo. Sé que te cansaste de mí, de esperarme y...y de no tener respuestas a mis desplantes. Sé que te has sentido mal y que yo, aunque intentaba que no pasase, no era capaz de hacerte sentir mejor porque...porque yo no me sentía bien.
- Entonces ninguno estaba bien.
- No, ninguno estaba bien. No estaba bien porque no sabía que me pasaba, no sabía por qué me costaba tanto estar tranquila con vos cuando era exactamente eso lo que me hacías sentir. Hasta ahora.
- ¿Y?
- Y ahora sé que nunca pude separar a Mauro de Duki, siempre pensaba que había más del segundo que del primera en nuestra relación y eso era lo que no me gustaba. Y sí, sé también que no era así, sé que conmigo había más de Mauro que de Duki, pero...
- No es que hubiese más de Mauro con vos, Brisa, no hay un Mauro ni un Duki, sólo estoy yo.
- Sabés a lo que me refiero cuando separo la persona del personaje famoso.
- Sí, lo sé, pero no era así. Con vos me olvidaba de que era famoso, de que la gente me conocía y de que era conocido. Pero, por lo que me decís, vos parece que nunca te olvidaste de eso conmigo. Quizás porque estabas por otra cosa.
- No estaba por la fama, si es lo que pensás. Estaba por vos, porque me gustabas vos, tanto la parte conocida como la que no, me gustaba la persona y el personaje. Pero, pensar en el personaje me hacía imaginarme en tu mundo y no me veía ahí, porque no soy de ese mundo.
- Y yo nunca te pedí que lo fueras.
- Nunca me pediste nada, era yo misma la que lo hacía.
- ¿Entonces?
- Entonces llegamos a lo segundo de lo que me di cuenta, gracias a mi hermano. Después de mi relación con Bruno, no me veía en otra relación porque esa había sido todo un desastre. Me acomodé en ella, a pesar de todo lo mal que lo pasaba, me conformé con eso pensando que no había otra opción. Pero luego te conocí a vos, un pibe que era atento siempre y no me daba desconfianza nunca.
- ¿Y qué pasó entonces para que no quisieses estar conmigo?
- Quería estar con vos, quiero estarlo. Simplemente, no sabía como porque tras dos años de relación, una relación mala, no entendía que alguien se comportase así conmigo. Para mí, lo normal era que te alejaras cuando quisieses, que estuviese obligada a desconfiar de ti y que a vos te chupe un huevo. Por eso, cuando estaba con vos, no sabía que hacía mal, porque solo me comportaba como lo había hecho estos dos años, sin saber como se hacía en una relación donde el chico es como todos tendrían que ser.
- Ya...
- Y sí, pueden parecer escusas, pero no hay más. No supe ver lo que tenía delante y lo desperdicié, además de todas mis dudas con el tema de la fama y mis problemas con mi hermano, por lo que ya sabés que no fui al viaje como teníamos pensado.
- ¿Qué tal está él?- preguntó bajando la voz, relajando su rostro, su mirada seria y que parecía culparme durante toda la conversación.
- Bien, está bien y...bueno, aprendió y yo también.
- Nunca fue una relación muy buena.
- No sabíamos hacerla de otra forma, como yo con vos.
- ¿Y ahora qué querés que yo haga? ¿Que te perdone y ya?
- No, porque sé que hay más.
- ¿Más?
- Sé que después de separarnos no tardaste mucho en irte con otra, por ejemplo.- sonrió levemente y yo apoyé mi espalda en el respaldo del sillón.
- Y eso es lo que tiene la fama de malo...
- No, no lo descubrí por ningún vídeo o rumor, lo descubrí por vos, en una fiesta. Estaba allá, pero no em viste y...te escuché decirlo.
- Ya...- bajó su mirada por unos segundos antes de volver sus ojos a mí con una leve sonrisa.
- No te quiero pedir explicaciones, estábamos separados entonces, pero...no puedo no pensar que es extraño quererme tanto y olvidarme tan rápido.
- No sabés lo que yo sentí cuando lo dejamos.
- Tampoco me diste oportunidad de hacerlo.
- ¿Pensabas que iba a hablarte después de aquello? Te di muchas oportunidades y en todas fallaste.
- Ya te dije por qué.
- Sí, pero ahora venís acá a preguntarme por eso, ¿Querés hacerme sentir mal ahora a mí?- preguntó de forma cortante.
- No, sólo quiero saber por qué.- le respondí de la misma forma, dejando de tener mi espalda en el sillón para echarme un poco hacia delante.
- Dijiste que nada de explicaciones.
- No puedo evitar que me duela, Mauro.
- Pues debería no hacerlo, porque no estamos juntos.
- Si algo me dejás claro ahora es que ya no pensás más en mí.
- ¿Debería?
- No, así que...no sé por qué yo lo he hecho.
- No te lo pedí.
- Nunca me pediste nada.- la conversación se había alejado del tema principal y las pocas esperanzas que tenía al ver que parecía que me entendía, se fueron al escucharle hablarme de esa forma.- Adiós, Mauro.
- Adiós.

One Million Dollar Baby (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora