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Caí cansada en la cama. Había avisado hace unos minutos que no iría a laburar porque simplemente, no podía con mi cuerpo.
La mitad de la noche estuve en el hospital con Lautaro esperando a ver qué decían de Bruno, que por suerte no llegó a romperse la pierna.
Después, fuimos de nuevo a ver el auto y Lautaro dijo que podría arreglarlo, pero que costaría bastante. Aunque parecía esperanzador e intentaba poner una cara de alegría al  ver que tenía arreglo, también notaba miedo, pánico en su mirada, pero no quise preguntar. Cómo siempre.
Ahora, por fin, estaba ya en mi casa de vuelta, tirada en la cama, con solo la ropa interior puesta porque mi ropa estaba toda mojada y sucia de la lluvia y el barro.
Suspiré y cerré mis ojos, ignorando mis pensamientos para querer dormirme, ya que toda la habitación la había puesto a oscuras antes de acostarme para eso justamente.
Ignoré lo que estaba pasando con mi hermano, que Mauro de nuevo comenzaba parecer alejarse de mi a veces, diciendo que no podía estar conmigo cuando ya habíamos dicho de vernos. No pensé en el accidente y tampoco quise pensar en la cara de mi hermano, en el miedo que vi en su cara a pesar de que le consolaba diciendo que podríamos arreglarlo.
Sí, iba a ser difícil por la plata, pero sabía que podríamos conseguirlo, así que eso le decía. Pero parecía que no me hacía mucho caso por la forma en la que miraba su auto.
Así que, dormí como si nada de eso hubiese pasado y hubiese decidido hace unas horas quedarme en mi casa y no salir a pesar de mi aburrimiento.
Unos minutos después, cuando ya me sentía a punto de entrar en el quinto sueño, el teléfono comenzó a sonar en la mesa de luz, despertándome.
Llevé mis manos a la cara resoplando, acordándome que no lo había puesto en silencio como tenía planeado. Entonces, me giré y fui a agarrarlo, aceptando la llamada sin ver quién era
- ¿Qué pasa?
- Que ganas de hablar.
- Estaba durmiendo, perdona.
- Ya, suponía que ibas a pedir perdón.
- ¿Qué?
- ¿Dónde estabas ayer?
- ¿Ayer? ¿Por qué?
- Porque habíamos quedado o ya no te acordás
Sí, se me había olvidado de tanto pensar en lo que hacía mi hermano. Entre lo cansada que había salido del hospital y mis miedos con mi hermano se me había olvidado que había quedado con Mauro para vernos.
- Dios, perdón...
- No me respondiste.
- Da igual donde estuviese, ¿No? Lo importante es que se me olvidó, perdón.
- Bueno, pero te la pasaste bien sin mí, ¿O no?
- ¿Qué?
- Si no viniste supongo que tendrías que hacer mejores cosas.
- Mauro...
- ¿A donde fuiste de joda?
- A ningún sitio, estuve con...
- Ah, con alguien estuviste, a ver, ¿Con quién ahora? ¿Tú hermano otra vez?
- No, mi hermano no...
- ¿Y? Contame entonces.
- Con Bruno.
- ¿Bruno?
- Mi ex.
- Ah...entonces me dejaste tirado para ver a tu ex, perfecto, Brisa, de verdad.
- No es lo que crees.
- La mejor frase para decirme, sí.
- Mauro...espera...
Pero no esperó y prefirió dejar la llamada ahí. Resoplé y volví a llevar mis manos a mi cara antes de sentarme en la cama. Parece que no se me estaba permitido descansar.
Me levanté de la cama y me cambié de ropa para salir de mi casa, yendo al auto antes de comenzar a manejar hacia su casa, esperando que estuviese allá y no hubiese hecho todo este recorrido para nada.
Aparqué en el primer sitio vacío que vi, bajando de mi auto y yendo a su casa. Y a lo lejos lo vi, saliendo por su puerta para seguir a sus amigos hasta un auto que estaba en frente.
- Mauro.
Le llamé y sus ojos fueron a mí. Le sonreí, pero él frunció el ceño y siguió andando hacia el auto como si nada. Mi sonrisa se borró y fui corriendo hacia él para que no llegase a entrar al auto, colocándome delante de él en su camino.
- Déjame, Brisa.
- Déjame explicártelo bien, no me has dejado.
- ¿Qué me tenés que explicar? ¿Qué preferiste tu ex a mí?
- No preferí a nadie, déjame contártelo.
- Quedamos en contarnos las cosas.
- ¿Y vos me las contás a mí?
- ¿Perdón?
- Tanto querías estar a mi lado que de repente no podés quedar cuando ya habíamos dicho de vernos.
- Me está jodiendo, decime que es una broma.
- No, Mauro, no podés decirme nada a mí haciendo vos eso.
- Ah, perdón, es que es igual él no poder ir a un sitio a que decidas ir con tu ex y olvidarte de tu novio.
- ¡Que no me he olvidado de ti!
- ¡¿Y por qué no me avisaste para decir que no ibas?!
- Porque...porque se me olvidó que habíamos dicho de vernos.
- Listo, vos misma lo acabás de decir.
- Pero no fue...
- Me da igual, Brisa, estoy cansado, ¿Me dejás irme?
- Fui al taller y mi hermano no estaba, así que me quedé hablando con Bruno un rato y me olvidé.
- Y no me avisaste.
- Te he dicho que me olvidé, Mauro.
- Pues ya está, déjame ir.
- Después tuvo un accidente.
- ¿Quién tuvo un accidente?
- Bruno, un accidente con el auto de las carreras y tuve que llevarlo al hospital.
- Vos.
- Si querés lo dejó allá con casi la pierna rota.
- Déjame, ¿Vale?
- No, no te voy a dejar.
- No quiero verte.
- Yo a vos sí, por eso estoy acá.
- Está relación es de dos, eso dijimos, así que si uno no quiere ver al otro entonces se respeta la decisión, ¿O no?
- Mauro...
- No vamos a llegar a nada, ¿Puedo irme?
- No quiero que me dejes así.
- Exacto, la importante acá sos vos, sí.
- Mauro...
- ¿Me puedo ir ya?
Nos miramos a los ojos unos segundos hasta que suspiré y me rendí, dejándole pasar por mi lado con mis manos en cada lado de mi cintura y mi mirada en el suelo, sin querer ver cómo se iba. Quizás era mejor esto a seguir discutiendo y no llegar a nada, pero eso no le quitaba lo que me dolía.

One Million Dollar Baby (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora