La puerta comenzó a sonar justo cuando estaba ya por salir, terminando de agarrar mis cosas exactamente. Chasqueé mi lengua y colocándome el bolso en mi hombro, abrí la puerta, encontrándome a mi hermano con los brazos cruzados.
- Al fin te veo.
- Hola.
- ¿Sólo hola? Desde la fiesta que no te veo.
- Estaba ocupada.
- ¿Con? Porque con Bruno no era.
- Tengo más vida aparte de Bruno, ¿Sabés?
- Tus amigos laburan, así que vos dirás con quién.- puse los ojos en blanco y salí definitivamente de la casa, cerrando la puerta para después mirarle y ver cómo sonreía.- ¿Con Duki?
- Mauro.
- Dale, es Duki para mí.
- Uh, venís a hinchar las bolas vos eh.
- Y tengo una hermana famosa.
- No soy famosa.
- Por ahora.
Resoplé y él rió mientras que yo me adelantaba a él y comenzaba a caminar hacia mi auto. Segundos después, llegó a mi lado hasta finalmente subirse conmigo.
- Igual, ¿Qué hacés vos acá? ¿No tenés que laburar?
- Sí, pero mentí al jefe y me escapé para verte.
- Oh, qué lindo.- sonrió y yo comencé a manejar.- ¿Y para qué?
- Para verte.
- Me podrías haber mandado un mensaje y ya.
- Bueno, igual no contestas.
- Siempre contesto.
- No siempre.
- Alguna vez no.
- Estos días poco.- solía intercambiar miradas a la carretera y a mí mientas que yo sólo tenía mis ojos al frente para poder manejar bien.- Ni por el taller, ni en los sitios de carrera...nada, no sabía nada de mi hermana.
- Soy mayor ya para que me controles, ¿No?
- No te estoy controlando, pero no sé, desapareciste después de la fiesta y no supe nada de vos.
- Un poco sí, porque hablamos después.
- Bueno, sí, pero nada más y fue muy poco además.
- No te voy a escribir una biblia si es lo que querés.
- Yo quiero que me cuentes que te pasa, Brisa.
- No me pasa nada, Lautaro.- respondí mirándole, ya que habíamos parado en un semáforo.
- ¿No? ¿Y entonces Bruno?
- ¿Qué con Bruno?
- ¿No están enojados?
- Es una cosa de nosotros.
- Dale, nunca una discusión vuestra a sido solo de vosotros.- levanté una ceja mirándolo y él sonrió.- Siempre que discuten venís luego a contármelo todo.
- Bueno, pero no es importante.
- ¿Segura?
- Sí, segura, luego iré a verlo después de laburar para que te quedes tranquilo.
- Y ya que estás me llevás a casa, ¿No?- resoplé y él rió.- Me da paja tomar el colectivo otra vez.
- Pues aprende a manejar.
- Eso me da más paja.
- Que pajero que sos, wacho.
Rió una vez más y yo negué con la cabeza ya volviendo a manejar para dejarle finalmente en el taller como tenía pensado.
No me bajé a ve a Bruno porque no tenía realmente ganas de hacerlo. Sabía que quizás sí que estaría molesto, por eso prefería dejar sólo a Lautaro y que él se dedicara a decirle a Bruno que no me pasaba nada para que quizás así se relajase antes de que volviese.
Pero, al final, no quería verlo todavía. Sabía que la discusión no era gran cosa, ni siquiera fue una discusión como muchas veces hemos tenido sino que directamente no tenía ganas de seguir recibiendo preguntas sin parar y acabé por decirle que se fuera de mi casa, pero hemos tenido peores cosas.
Aún así, había algo que cada vez que pensaba en verlo o hablarle aunque fuese por mensajes, me echaba para atrás y me hacía esperar un tiempo, incluso llegar a no querer verlo como ahora.
Quizás era porque me molestaba que no confiase en mí como no hizo esa mañana o quizás que todo lo que me dijo Mauro después cambió algo en mí que tampoco sabía que era.
Ni siquiera sabía si podía ser verdad que todo lo que me dijo Mauro hizo cambiar mi perspectiva en mi relación o en general, cambiarla, porque estaba hablando de un chico que recién había comenzado a conocer de verdad hace unas semanas, ya que el Mauro famoso ya lo conocía de antes.
Por lo tanto, tampoco sabía si seguir todos esos consejos que me dejaba entrever Mauro con su opinión, que en definitiva era darme cuenta de que quizás no le importaba tanto como pensaba o como hacía antes. Quizás nuestra relación se estaba agotando poco a poco y no nos dábamos cuenta. O no queríamos.
Pero, prefería ignorar todos estos pensamientos que se agrupaban en mi mente hasta marearme y seguir laburando en el hospital, olvidándome de todo lo que pasaba fuera por unas horas.
Hasta que mi turno terminó, entonces era cuando volvía a la realidad y mientras manejaba hacia el taller, volví a pensar en si estaba pensando en esto más de lo que debía o realmente no era una tontería como creía. Y así, llegué hasta la puerta.
No me quedó otra que volver a intentar ignorar todas inseguridades que me comenzaron a aparecer sobre Bruno y yo y salir del auto para ir hacia el taller, entrando en él a los pocos segundos. De uno de los autos se asomó Lautaro, que recién acababa de cerrar definitivamente un auto que parecía arreglado, sonriéndome.
- Al fin, ya pensaba que me habías dejado acá.
- Nunca.- sonreí de vuelta y él mismo fue el que miró a Bruno, que estaba con su mirada fija en el motor de otro auto, casi aislado de los demás o eso parecía.- Bueno...
- Yo voy al auto, si querés.
Asentí y él volvió a sonreír, yendo al auto sin antes no darme un beso en la mejilla como saludo. Me giré entonces para verlo sentado ya en el asiento del copiloto, intentando darme ánimos para que hablase con Bruno, así que no me quedó otra que hacerlo.
- Hola.- saludé, pero no tuve respuesta.- Bruno.
Y seguía sin responder. Su mirada seguía en el motor como si fuese lo más importante del mundo, haciendo fuerza para arreglar algo que tampoco sabía bien que era porque tenía poca visión en general con él delante.
- Bruno, dale, estoy acá.- y entonces, bruscamente, soltó la herramienta y agarró el trapo que colgaba de su hombro para limpiarse las manos mientras se giraba a verme.- Hola.
- ¿Qué querés?
- Saludarte, hablar...
- Ya me has saludado, ya me has hablado, ya podés irte.
- Dale, no seas así.
- ¿Así cómo? ¿Cómo fuiste vos conmigo la otra mañana?
- Está bien, hice mal, lo sé, estaba molesta porque me despertaste para llenarme de preguntas y no quería hablar.
- Y me trataste como uno cualquiera.
- No era personal, era la situación.
- Ya sólo faltaba que fuese personal.
- Bruno, dale, ya te dije lo siento, no fue mi intención, pero igual vos también hiciste mal.
- ¿Esa es tu forma de pedir perdón?
- Tampoco parece que quieras mi perdón.
- Mirá, Brisa, la otra mañana no querías hablarme y ahora el que no quiere soy yo así que, como vos me pediste a mí, ¿Te podés ir ya y dejarme laburar tranquilo?
Nuestras miradas se desafiaron por unos segundos en silencio hasta que yo acabé por darme la vuelta y girarme para caminar sola hacia mi auto, notando como la sonrisa de Lautaro iba desapareciendo mientas me acercaba.
- ¿Y? ¿No viene?- acabó por preguntar cuando entré en mi auto.
- Tiene mejores cosas que hacer al parecer.
Me miró confundido pero yo decidí ignorar a mí hermano y manejar para acabar cuanto antes este día y poder llegar a casa lo más rápido posible.
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One Million Dollar Baby (Duki)
FanfictionBrisa o como le decían sus amigos, "Bri", tenía toda su vida resuelta. Su familia estaba bien y la apoyaba en todo, ayudaba a su hermano pequeño con su trabajo cuando podía, llevaba dos años con su novio y laburaba en un hospital como enfermera desp...