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Me puse el casco dándole la espalda a Bruno y mi hermano, que me miraban con sus manos en los bolsillos, esperando a que entrase en el auto para arrancar y manejar.
Había dejado mis cosas en el asiento del copiloto con el teléfono en sonido para ver si me llamaba o no Mauro, ya que sólo me había mandando un mensaje desde que se fue y sólo fue para decirme que hoy intentaría sacar algo de tiempo para hablar conmigo aunque fuese sólo en una llamada corta.
Suspiré, me coloqué bien el casco y me puse el cinturón de seguridad antes de terminar por poner la llave en el contacto y comenzar a mover el auto poco a poco.
Salí de dónde estaba estacionada para comenzar a dar vueltas por el circuito, aumentando la velocidad a la vez.
Los veía a lo lejos marcar la velocidad a la que iba, hablar entre ellos y ver cuánto tiempo tardaba en llegar a dónde estaban ellos por cada vuelta. Pero, yo tenía que estar concentrada en el circuito si no quería accidentarme por la gran velocidad a la que iba ahora mismo.
Apreté el volante un poco más fuerte con mis dos manos, enfocando mi mirada en lo que tenía en frente para hacer todas las curvas bien, quitando mi mano para llevar sólo una a los cambio de marchas.
De repente, cuando más concentrada estaba y más rápido iba, queriendo cumplir mi récord, comenzó a sonarme el teléfono. Casi no se podía oír por el ruido del motor y del viento cortando al auto, pero algo sí me llegaba a los oídos.
Desvié mi mirada en un segundo, sin darme cuenta de que también giraba mi volante levemente. Cuando noté el movimiento del auto, sabiendo que quién llamaba era Mauro, desvié mi mirada de nuevo al frente, viendo que estaba a punto de salirme del circuito.
Frené como pude, girando mi volante para recolocarme. A partir de ahí, comencé a hacer grandes movimientos con el volante por mucho que intentaba que eso no pasase, queriendo volver al circuito.
Cuando ya tenía el auto asegurado, frené poco a poco, aguantando el aire en mis pulmones durante todo este tiempo por el susto, además de apretando mi mandíbula con el miedo.
Una vez conseguí que el auto parase completamente, solté todo el aire a la vez que me quitaba el casco con rapidez pero torpeza a la vez, agobiandome demasiado.
Al quitarlo, lo dejé en mis piernas y resoplé, apoyando mi frente en el volante y cerrando mis ojos para calmarme antes de mirar de nuevo el teléfono. Lo agarré y en efecto, era Mauro.
- ¡Brisa!
Levanté mi mirada y Bruno y Lautaro venían corriendo hacia donde yo estaba con cara de preocupación. Volví a resoplar y bloqueé de nuevo el teléfono, abriendo la puerta del auto para salir y respirar mejor.
- ¿Estás bien?
- Todo lo bien que se puede estar.
- ¿Pero qué has hecho?
- Mirar el...bueno, el celular.
- ¿Posta?
- Tenés que estar jodiendo.
- Ojalá, pero esperaba una llamada y bueno, miré un segundo.
- Pues casi te chocás con la pared, pelotuda.
- Dale, Bri, con lo profesional que sos.
- Y el miedo que le tenés.
- Ya, ya, lo sé, hice mal, perdón, pero no sé no me di cuenta de que giraba.
- Al menos supo darse cuenta...tarde, pero se dio cuenta.
- Sí, porque sino ya me dirás cómo le explicó a nuestros viejos que mi hermana se ha accidentado en un auto de carreras, mi auto.- puse los ojos en blanco y Lautaro chasqueó la lengua.- Posta, no lo vuelvas a hacer, casi nos morimos cuando te vimos.
- Sí, sí...mejor lo dejo en silencio.
- ¿Querés seguir?
- Sólo un poco más, luego creo que me iré a casa a descansar, que mañana tengo todo el día trabajando.
- ¿Todo el día?- preguntó Bruno y asentí.- Bueno, entonces mejor que te vayas temprano, sí.
- Pues nos vamos entonces, tené cuidado eh.
- Sí, perdón otra vez.
Me despedí de nuevo de ellos y cuando me dieron la espalda volví a mirar mi teléfono para desbloquearlo y llamar a Mauro a la vez que volvía a entrar al auto.
- Brisa.
- Perdón, estaba manejando.
- ¿Todo bien?
- Sí, sí, todo piola, vos, ¿Qué tal por allá?
- Bien, bien, voy de un lado a otro, ojalá estuvieras acá.
- Sí, ojalá.
- Supongo que a la próxima...
- Seguro, todo fue muy rápido y...bueno, qué andás haciendo por allá.
- Fiesta, conciertos, algún ensayo o prueba de sonido...poco tiempo para estar tranquilo.
- Ya tendrás tiempo luego.
- Con vos.
- ¿Con quién sino?- sonreí y luego suspiré, sintiendo de nuevo como comenzaba a extrañarlo.- Mauro.
- Dime.
- Te extraño.
- Y yo a vos.
- Pero sé que no debería.
- ¿Por qué?
- Pues porque...bueno, porque podría haber estado allá con vos.
- Bueno, pero ya habrá tiempo para que vengas, no pasa nada porque no te hayan dejado ahora.
- Ya...
- Cuando vuelva nos vamos a pasar el día juntos, posta, a todos lados voy a ir con vos.
- Pelotudo.
- Sí, sí, ya lo verás.
- Mientras estemos juntos...
- ¿Cómo sino?
- Sí, ¿Cómo sino?- sonríe levemente y bajé mi mirada.- Bueno, espero que estés bien.
- Lo estoy, de verdad, yo también espero que vaya todo bien por allá.
- Va...va como siempre, sin más.
- Entonces espérame, que en unos días ya estoy de vuelta, sí
- Te espero, ya lo sabés.
- Lo sé.
- Bueno...
- Me tengo que ir ya, recién tenía algo de tiempo y bueno, te llamé a vos.
- Gracias, de verdad.
- ¿Por qué?
- No sé, por todo, por ser vos.
- ¿Estás bien?
- Sí, sí, estoy bien.
- ¿Segura?
- Segura.
- Bueno, pues...si pasa algo decime eh.
- Tranquilo, te lo diré.
- Te quiero.
- Y yo a vos también te quiero.
- Chao, reina.
- Chao.
Sonreí levemente y él terminó la llamada. Suspiré mirando la pantalla y dejé el teléfono en el asiento del copiloto, volviendo a colocarme el casco para acelerar segundos después.
Fue así, con mi pie pisando completamente el pedal de acelerar, como me olvidé por unos segundos de todo lo mal que lo estaba pasando sin él, a la vez que después también lo pasaba mal cuando me decía que no debía quejarme por haber decidido esto yo mismo.
Al terminar el circuito como prometí, frené derrapando hasta acabar por parar completamente el auto, esperando a que mi hermano se acercarse sonriendo hacia a mí con su libreta en la mano.
- Felicidades.
- ¿Por qué?
- Te pasaste el récord, tarada.
Sonreí y asentí, saliendo del auto segundos después para dejarme abrazar por él. Era lo que tenía que hacer, pero yo ahora sólo quería algo o más bien a alguien.

One Million Dollar Baby (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora