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Suspiré y pensé una vez más que le diría mientras veía caer las gotas de lluvia en los cristales de mi auto, esperando como de costumbre a que mi hermano saliese del taller para llevarlo a casa. Después, tendría que ver a Mauro como le dije y finalmente, contarle todo.
Había estado pensando todo el día como decirle todo sin que pareciese que quería desviar la atención de mis mentiras a las suyas, sino que nos diésemos cuenta que los dos, como me dijo Lautaro, lo habíamos hecho mal y por qué lo habíamos hecho así.
Miré mis manos en el volante, pensando una vez más que discurso usar, pero no encontrando uno que de verdad me gustase. En realidad, no quería hablar con él, no quería enfrentarme a esto porque prefería estos días en los que lo hemos ignorado, pareciendo una pareja más, sin problemas. Pero no todo es bueno ni bonito en la vida.
- Perdón, no encontraba al jefe para despedirme.- dijo mi hermano entrando en el auto corriendo para evitar mojarse más.- ¿Qué tal?
- Bien, bien...te dejo en casa, ¿No?
- Sí, no creo que vaya de joda con lo que llueve.
- No vas a escabiar fuera, en la calle.
- Bueno, pero no me gusta que llueva, prefiero quedarme en casa viendo alguna película.
- Con lo que fuiste...
- Tendrías que estar feliz entonces.
Sonrió y yo desvié mi mirada de él a la carretera, arrancando por fin el auto para comenzar a manejar a casa de mis padres como habíamos quedado. Al principio, estábamos en silencio. Yo estaba atenta a lo que estaba haciendo y él tenía su brazo apoyado en la puerta, con la mano en su cara, mirando tranquilo por la ventanilla. Hasta que decidió poner algo de música.
- ¿Qué harás vos ahora?
- ¿Yo? Irme a casa.
- Bueno, pero, ¿Sola?
- No, sola no.
- Con Mauro.- asentí y me miró sonriendo.- Entonces tenés planes.
- No los que querría, pero sí.
- ¿Por qué decís eso?
- Porque vamos a discutir.
- ¿Qué?
- Vamos a hablar de lo que ha pasado, ya sabés, las mentiras...o al menos yo lo haré.
- ¿Le dijiste algo?
- Le dije que nos viésemos en mi casa para cenar, que le avisaría cuando estaba ya, pero no le dije de nada de hablar.
- Tendrías que haberle dicho algo.
- ¿Para qué?
- Porque así no se va a encontrar con la conversación de sorpresa, sino que va a ir preparado.
- Preparado para seguir mintiendo o...
- No, preparado, sin más, dispuesta a hablar.
- ¿Y ahora no va así?
- Pues...seguramente no, sólo pensaré en pasar una buena noche con vos y ya, nada de conversaciones profundas ni nada de eso.
- ¿Se lo digo ahora?
- No, ahora ya no, no importa, ya me contarás sino como ha ido.
- Espero que bien.
- Esperemos.
De lejos ya se podía ver la casa, así que fui rebajando la velocidad hasta terminar por aparcar justo en frente, despidiéndome rápido de él para dejarlo salir corriendo hacia la puerta, volviendo a manejar a los segundos de que se fuera.
Tranquila, intentando evitar pensar en eso, manejé de vuelta a mi casa sin que dejase de llover. Cuando llegué, le mandé justo un mensaje a Mauro, entrando a mi casa para ir directa a dejar las cosas y ducharme.
Ya cambiada de ropa, comencé a hacer la cena, esperándolo con la mente en blanco o al menos con el intento de que así estuviera. Y de repente, sonó la puerta. Suspiré y dejé lo que estaba haciendo para abrir, encontrándomelo con el buzo mojado, sonriendo aún así.
- Dime que no viniste andando.
- Dale, no soy tan pelotudo.- negué con la cabeza mirándolo y él sonrió, cercándose a mí más de lo que ya estaba.- Si querés me quito la ropa.
- ¿Seguro que no sos tan pelotudo?
Sonrió aún más y yo puse los ojos en blanco antes de terminar por besarlo, sonriendo después, dejándolo pasar para cerrar la puerta e ir de nuevo a la cocina. Se fue al salón y se sentó en el sofá, quedando los dos en silencio, sólo con el sonido que hacía al cocinar de fondo y algunos audios que él escuchaba.
- ¿Querés que te ayude? Mirá que soy bueno cocinando.
- A ver, terminalo vos.
- Listo, espacio para el chef.
Negué con la cabeza sonriendo, mirando como se acercaba hacia done yo estaba ya con la capucha fuera, dejando ver su pelo despeinado y mojado también por la lluvia. Como me dijo, le dejé a él terminar la cena, yéndome yo ahora al salón para sentarme y descansar sin pensar en lo que teníamos que hablar.
Cuando me avisó de que ya había terminado, preparamos la mesa entre los dos y nos sentamos a comer y conversar, contándome que cosas había hecho hoy, al igual que yo, aunque solía ser más reservada y tampoco tenía tanto que contar como él. Al final, como siempre, acabábamos hablándode cualquier cosa, riéndonos juntos hasta terminar de comer.
Me ayudó a dejar las cosas en la cocina y lavar todo, volviendo juntos al salón para acabar tumbados uno en cada esquina del sofá con nuestras piernas encima de las del otro. Los dos mirábamos el teléfono sin dejar de hablar o reír, pero yo lo miraba por encima, sintiendo que era el momento, pero a la vez sin querer contárselo. Al final, era algo que tenía que pasar.
- Mauro.-le interrumpí lo que me estaba contando, haciendo que me mirase por encima de su celular.
- ¿Qué?
- Tenemos que hablar.
- ¿De qué?
- Pues...de nosotros.- frunció el ceño mirándome y dejó su celular en su pecho para verme mejor. Yo preferí dejarlo en el suelo, incorporándome para quedar sentada, mirándolo.
- ¿Qué de nosotros?
- De lo que estamos haciendo.
- ¿Y qué estamos haciendo? Estamos bien, ¿No?
- Sí, pero...
- Pero...
- Nos estamos engañando.
- ¿Qué?
- Mintiendo, vos y yo, nos hemos mentido.
- A qué te referís? Porque yo no te he engañado con nadie si es eso, vos...
- No, yo tampoco, no me refiero a eso, es otra cosa.
- ¿El qué, Brisa?
- Pues que...podría haber ido con vos a los conciertos.
- ¿Cómo?
- Te mentí, te dije que no me dejaba mi jefe, pero no era así, era...no quería ir.
- ¿Cómo que no querías ir? ¿Y por qué me mentiste?
- No quería ir porque...porque me parecía demasiado pronto, no sé.
- ¿Pronto? ¿Para qué, Brisa?- dejó de estar tumbado para sentarse como yo, mirándome confundido sin ni siquiera fijarse que había dejado caer su celular al suelo como si nada.
- Pronto en nuestra relación. Di, quiero estar con vos, te quiero, pero ya sabés que prefiero que nadie sepa de mí, que nadie comience a opinar de nuestra relación como si tuviesen derecho a ellos, como si fuesen parte de la relación y...y no quiero ir por eso, para que no...bueno, para que no sepa que estás conmigo.
- Y qué si estoy con vos? No querés estar conmigo? Por qué, por la fama?
- No, Mauro.

- No lo entiendo, de verdad, Brisa...no te entiendo.

- Quiero estar con vos porque me gustás vos, con todo, no me importa tu fama, no me importa tu plata, pero no quiero que la gente sepa de mí porque no quiero que hablen de mí, de nosotros, que nos juzguen.
- Pero sabés que eso no lo podés evitar.
- Lo sé, pero puedo hacer que...no sé, que me conozcan más tarde lo normal.
- Ya...y por eso no querías venir.
- Sí, por eso.
- ¿Y por qué no me lo dijiste así? ¿De verdad te ves tan incapaz de contarme las cosas que tenés que mentirme siempre? ¿Tan poca confianza me tenés?
- No es que no tenga confianza en vos, la tengo, mucha, toda, pero no...no me atrevía a decírtelo así por si pensabas eso, que no te quería, que no querías estar con vos.
- Pero querés estarlo, ¿No?
- Sí, de verdad.
- Pero entonces...¿Por qué has dicho que nos hemos mentido, engañado, si sólo lo has hecho vos?- me miró más confundido que antes y suspiré.
- Porque sé que vos también me has mentido.
- ¿Así? ¿En qué?
- En decirme que venías por la noche y que estabas cansado cuando viniste. Sé que viniste a la mañana, Mauro y que te fuiste de joda el día que estuviste ya acá, olvidándote de mí.
- Bueno, no soy el único que se olvida del otro, vos te olvidás de decirme la verdad.
- Y vos también, porque no me dijiste que simplemente preferías estar solo, preferiste mentirme y decirme que llegaste cansado a la noche.
- No estaba solo si me fui de fiesta.
- Entonces preferías estar sin mí.- bajó la mirada y yo desvié la mía hacia un unto cualquiera del salón.- ¿Por que nos mentimos? ¿Por qué no soy capaz de decirte las cosas y vos no querés estar conmigo?
- Quiero estar con vos, Brisa.
- ¿Y por qué no me llamaste nunca cuando te fuiste? ¿Por que cuando volviste preferiste irte de joda a estar conmigo después de todos los días sin vernos?
- No te llamaba porque...porque si lo hacía me sentía mal.
- Mal, ¿Por qué?
- ¿Cómo que por qué? Yo no podía cantar delante de gente sabiendo que me faltabas vos allá, Brisa. Tenía que ignorar que no estabas...olvidarme de vos.
- ¿Qué?
- Cuando te llamaba, cuando sentía que pasaba algo, yo también me sentía mal como vos, también te extrañaba, ¿Entendés? Y lo último que quería era ver a muchas personas y no verte a vos.
- Y preferiste no llamarme...
- No hacerme daño, al menos esos días.
- ¿Y por qué luego quisiste estar sin mí?
- Ya te lo he dicho, sabía que pasaba algo, que te pasaba algo. No soy un pelotudo que no se da cuenta de las cosas, Brisa, notaba que algo estaba mal y...y si lo primero que íbamos a hacer era discutir...no quería verte entonces.
- ¿Preferiste ignorarme para no discutir?
- No te ignoraba, sabía que estabas acá, quería irte a ver, de verdad. Pero...no sé, tenía miedo de que me dejaras.
- ¿Y por qué haría eso?
- Por lo que estas diciendo, Brisa, por la fama, por mí, por los viajes...pensaba que igual ya te habías cansado de estar conmigo, de...de esperarme.
- Te decía siempre que te estaría esperando.
- Pero podés cansarte de eso, no serías la primera persona.
- Ya...
- No quería ni quiero pensar que se acaba esto y...y por eso te mentí.
- Nos mentimos pensando que vamos a hacer daño al otro...
- Y al final lo hacemos más con las mentiras.- me sonrió levemente y yo suspiré.- Perdóname.
- No hay nada que perdonar, yo también lo hice mal.
- Entonces...
- Entonces empecemos a contarnos la verdad, sin importar si el otro se molesta. Mejor eso a...a que esto sea una relación de mentiras y engaños.
Asintió lentamente y yo le sonreí, acercándome a él para abrazarlo con fuerza sin importar su buzo húmedo. Nos separamos levemente, quedando aún atrapados en los brazos del otro, mirándonos con una sonrisa a poca distancia antes de terminar con las mentiras de la mejor forma, besándonos como si nada pasase. 

One Million Dollar Baby (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora