33.

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Terminé de guardar mis cosas y salí por fin de la habitación para despedirme de mis compañeros en mi camino a la puerta del hospital para irme, terminando ya mis turnos.
Nada más salir, cuando levanté mi mirada, mis ojos fueron directos a él. Esta vez, sin gorra ni nada.
- Atrevido.- le dije, llamando su atención y haciéndole sonreír.
- Así no me confundes.
Sonreí y negué con la cabeza terminando de acercarme a él para irnos juntos hacia mi auto. Nos subimos y salí del aparcamiento sin saber exactamente a dónde ir.
- ¿Y ahora?
- ¿A mí casa?- le miré por unos segundos y sonrió.- Si querés.
- No tengo nada que hacer así que...
Negó con la cabeza sin dejar de sonreír y desvió su mirada de mí a la ventanilla antes de comenzar a liarse un cigarro mientras yo manejaba tranquilamente hacia su casa.
Cuando llegamos, fui detrás de él hasta que abrió la puerta. Entonces, nos dividimos y yo me fui al salón a esperarlo sentada en el sofá y él se fue a su habitación por un momento para luego volver con otra remera distinta y el cigarro casi acabado.
- No dejas de fumar ni para cambiarte.
- Y vos no dejás de preocuparte por mí eh.
- ¿Así?
- Por algo será.
Puse los ojos en blanco y él rió sentándose a mí lado. Unos segundos después, dejó por fin que el cigarro se apagase solo en el cenicero y comenzamos a hablar de cualquier cosa, ignorando un tema que sabía que él quería hablarlo, pero no se atrevía a preguntar del todo.
No le conté que pasó al final con Bruno, aunque todos se hacían la idea. En cambio, a mí hermano y mis amigos sí les dije que pasó y a mí familia preferiría esperar a alguna comida familiar.
Así que, sabía perfectamente que él quería saberlo, mayormente porque desde que sabía que tenía novio y me encontraba con él no paraba de decirme lo poco feliz que me haría y que al final, resultó siendo verdad. Pero, entendía que no sabía cómo sacar el tema cuando la última vez que lo hizo acabamos discutiendo.
- ¿Y qué tal tu hermano?
- ¿Lautaro? Bien, no quiere ir a laburar pero por lo demás...
- ¿Por qué?
- Porque labura con Bruno.
- Tu novio.- y ahí salió el tema, haciéndome sonreír porque no estaba equivocada.
- Ya no.
- ¿No?- todo el mundo sabía que claramente lo habíamos dejado después de lo que pasó, pero él prefirió disimular y hacerse el sorprendido.
- No, ya no.
- ¿Hablaron?
- Discutimos más bien.
- ¿Y qué te dijo ese gil?
- Nada, que había sido una vez y que me quería.
- Y obviamente no le hiciste caso.
- No soy tan boluda.
- No sé yo eh.- fruncí el ceño y él rió.- Joda, joda.
- Después preguntó por mí.
Fue ahí cuando su risa paró y me miró confundido, aunque no pudo evitar tampoco sonreír por el simple hecho de que mi ex pareja me hubiese preguntado por el que le pegó.
- ¿Así? ¿Y por qué?
- Bueno, es raro que de repente aparezca Duki para cagarte a piñas, ¿No crees?- rió y yo sonreí.- Así que me preguntó qué hacías allá.
- ¿Y qué respondiste vos?
- Que no tenía que darle ninguna explicación.
- ¿Y nada más?
- ¿Querías que le dijese algo de tu parte?
- De mi parte no, yo prefiero hacer las cosas a la cara, pero ya que estabas...
- ¿Qué?
- Bueno, así sabía que también tenés secretos que ni él sabe.
- Oh sí, no decirle que conozco a un famoso que él escucha es lo mismo que engañar a tu pareja con alguien.
- No es eso, boluda.
- Ya, ya sé, pero igual no es importante. Si ya no estamos juntos no debería importarle que hago con mi vida.
- ¿Y qué hacés con tu vida?
- ¿Ahora? Hablar con vos.
- ¿Y es malo?
- Sos una mala influencia.
- ¿Sí?- sonrió y yo también.
- La peor.
- Entonces que no se entere tu padre.
- ¿De qué?- pregunté sin dejar de sonreír y él mordió levemente su labio, tampoco dejando de sonreír.
- No sé, dime vos.
- Vos sos quién no quiere que mi viejo lo sepa.
- Tarada.
Susurró, acabando por perder el duelo de miradas para acomodarse en el asiento y comenzar a liarse otro cigarro mientras que yo me reía.
En tan poco tiempo, había conseguido una gran confianza en él y a su lado parecía que podía contar cualquier cosa, además de que siempre quería hablar con él.
No me interesaba por ser famoso, como al principio, sino porque realmente era alguien que todos deberían de conocer. Era humilde y sencillo después de todo, sin dejar de ser divertido y serio cuando es necesario.
Y aunque no veía necesario contarles a todos que conocía a Duki, después de aquella noche ya lo sabían, así que ya solo me quedaba ignorar los mensajes de mis amigos sobre eso. Mientras, prefería estar con él en su caso pidiendo para cenar a domicilio y acabar viendo una película tranquilos.
Él fumaba, yo le decía que lo dejase y me ignoraba. Él me decía que subiese él volumen y yo le ignoraba, dejándolo bajo para relajarme apoyada en su hombro. Sin darme cuenta, no perdí sin Bruno, sino que gané a alguien que por ahora valía más la pena, a pesar de que, obviamente, todavía no podía olvidar del todo al chico con el que he estado dos años y Mauro siempre me dijo que no me merecía. Quizás debería hacerle más caso a él y menos a lo que yo pienso.

One Million Dollar Baby (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora