Desperté aún sintiéndome cansada, recordando poco a poco lo que pasó ayer mientras abría mis ojos lentamente.
Me quedé boca arriba mirando al techo hasta terminar por acordarme de llevar a Mauro y sus otros dos amigos de vuelta con los demás cuando ya le curaron la herida al otro, por mucho que yo les dijese que era mejor irse a casa después de todo.
Fue ahí cuando me di cuenta de lo que de verdad pasó, de lo más importante. Ayer acabé por decirle a Mauro que me gustaba y que no me importaba su fama después de todo, que estaba dispuesta a probar si de verdad era como me imaginaba o mejor.
Resoplé y tapé mi cara, escondiéndome de los rayos de sol que atravesaban la ventana de mi habitación, volviendo a sentir como las dudas y los miedos volvían a mí.
Acabé por sentarme en la cama, quedándome así por unos segundos antes de decidir levantarme y arrastrar mis pies a la cocina para hacerme un rápido desayuno antes de volver a mí habitación para buscar mi teléfono allá.
Lo miré y sólo tenía algunos mensajes por parte de Thiago y de Sofía, además de Valentina diciendo que ayer triunfó con aquel chico en nuestro grupo de amigos. Suspiré y acabé por dejarlo, yendo al sofá para tumbarme allá, ya que hoy no tenía turno por la mañana.
Unos segundos después de acostarme, mi teléfono comenzó a sonar desde la habitación, así que tuve que ir allá de nuevo.
- ¿Sí?
- Soy Lautaro.
- Ah, buen día, ¿Qué pasa?
- ¿No vas a venir hoy?
- ¿A dónde?
- Al taller, pelotuda.
- Uh, se me re olvidó.
- Ya, ya sé.
- ¿Me esperas y voy o te vas solo?
- Dale, todavía hay tiempo.
- Está bien, voy para allá.
- Acá te espero, chao.
- Chao.
Terminé la llamada y dejé de nuevo el teléfono para vestirme rápido, agarrar mis cosas y salir de casa para subirme a mí auto y manejar hasta la casa de mis padres, donde Lautaro ya me estaba esperando fuera.
- A veces parece que seguís siendo un nene pequeño.- sonreí viendo cómo entraba en el auto apurado.
- ¿Por qué?
- Porque siempre hay que ir a por vos o llevarte a algún lado.
- Ya te dije que ya me sacaré el carnet.
- Bueno, bueno, yo sólo digo.- sonreí de nuevo y él frunció el ceño terminando de ponerse el cinturón de seguridad antes de que yo arrancase de vuelta.- ¿Todo bien?
- Sí, ¿Vos?
- Bien igual.
- Ayer fuiste de joda, ¿No?- asentí sin dejar de mirar la carretera.- ¿Y todo piola?
- Sí, ya te dije que sí.
- Ya...me escondes algo.
- Pelotudo.- rió y yo negué con la cabeza.- Como odio que seamos hermanos.
- No sólo eso, mellizos, te conozco hasta antes de nacer.- volví a negar con la cabeza y él sonrió mirándome.- ¿Y? ¿Qué pasó?
- Me encontré con él.
- Con Mauro.
- Sí.
- ¿Y?
- Bueno, casi lo atropello.
- Buena forma de quitarse las dudas, sí.
- Pelotudo.
- Dale, ¿Sólo eso?
- No, no...luego tuve que llevarlo a él y a unos amigos al hospital por una cosa y bueno...
- ¿Qué?
- Nos besamos otra vez.
- Interesantes.- le miré por unos segundos y sonrió.- ¿Ya están junto?
- No lo sé la verdad, supongo.
- ¿Cómo que supones?
- Le dije que tenía razón, que no tenían por qué enterarse.
- Ya, que no te importaba la fama tanto ahora.
- Me importa, pero estoy dispuesta a ignorarla.
- Bueno, entonces yo ya puedo ir diciendo que sos su novia.
- A nadie, pelotudo.- dije golpeándolo en el brazo.- A nadie ni a Isabel.
- Dale, es nuestra hermana.
- Que no tardará en decirle a sus amigos y así.
- Ya... ahí tenés razón.
- Como siempre.
- Sí, sí, lo que digas.
Sonreí y por fin llegamos, frenando poco a poco hasta parar en frente de la puerta, donde justo acababa de salir el jefe.
Le saludamos y Lautaro acabó por bajarse, despidiéndose de mí hasta la hora de la comida, donde habíamos quedado para ver el auto de las carreras al no tener que laburar él más por hoy.
Volví de nuevo a mi casa y como no tenía más que hacer, respondí los mensajes de mis amigos que todavía no había hecho y me quedé limpiando la casa y haciendo otras cosas hasta que llegó la hora y me tuve que marchar para repostar en un estación de servicio antes de ir de vuelta al taller.
Fue ahí cuando, estando parada en frente y esperando a mí hermano, los dos salieron hablando. Lautaro me saludó y eso llamó su atención, que también miró a dónde estaba.
Nuestras miradas se cruzaron por unos segundos mientras que Lautaro se despedía de él y subía al auto. Cuando estaba por arrancar, levantó su mano levemente, saludandome a la vez que sonreía levemente.
Después de aquella carrera donde nos volvimos a ver tras romper la relación, verle tan bien y de esa forma me hizo sentir como mi pecho se encogía por unos segundos, manteniendo el aire en mis pulmones hasta que también le sonreí levemente.
Tras aquel encuentro tan raro, manejamos a dónde quedamos y estuvimos probando un tiempo el auto hasta que yo me tuve que ir a laburar y dejé a mi hermano en la casa de uno de sus amigos.
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One Million Dollar Baby (Duki)
FanfictionBrisa o como le decían sus amigos, "Bri", tenía toda su vida resuelta. Su familia estaba bien y la apoyaba en todo, ayudaba a su hermano pequeño con su trabajo cuando podía, llevaba dos años con su novio y laburaba en un hospital como enfermera desp...