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- ¿Bri? ¿Estás?
- ¿Pasó algo?
- No, no, es para quedar ahora.
- ¿Ahora? ¿Pero por algo especial?
- Que no, pelotuda, para vernos solo.
- Raro.
- ¿Raro que un amigo quiera verte?
- Thiago, se supone que tendrías que estar en el laburo.
- Se supone que estoy enfermo.
- Ahí lo entiendo mejor.
- Ya, bueno, ¿Nos vemos o no?
- No puedo, tengo que ver a otro.
- Otro.
- Mauro.
- Mirá vos...que poco me has hablado de él.
- Pues lo voy a ver ahora así que...poco te puedo contar hoy.
- Para cenar estás, ¿No?
- Ya te diré.
- Sí, sí, hacete la boluda...
- Dale, luego te aviso.
- Bueno, bueno, acá estoy.
- Chao.
- Chao, a ver qué hacéis.
- Pelotudo.
Lo escuché reír y terminé finalmente la llamada con Thiago, dejando el teléfono en la mesa para agarrar ahora el plato y el vaso y llevarlo a lavar antes de acabar por quitar todas las cosas una vez ya había comido.
Volví de vuelta a por el teléfono para ver si alguien me había mandado un mensaje, viendo que Mauro ya me había avisado hace unos segundos que había salido de casa para venir a mi casa como me dijo.
Me senté de nuevo en el sofá, poniendo algo de música mientras miraba mis redes sociales, esperándolo. Hasta que, por fin, alguien llamó a la puerta. Me levanté, dejando el teléfono perderse entre los cojines mientras que yo iba a la puerta, abriéndola para sonreír segundos después.
- Ya pensaba que te habías perdido.
- Me sé el camino como si hubiese vivido acá.
- Para lo que te interesa.- sonrió y se acabó por acercar para saludarme con un corto beso.- ¿Todo bien?
- Sí, ocupado un poco, ¿Vamos?
- ¿A dónde?
- Bueno, ayer me llevaste vos a un sitio, ahora me toca a mí.
- Me parece bien.
Asintió sin dejar de sonreír y volví a besarlo antes de ir al salón, agarrar mis cosas e irme con él al auto que estaba aparcado en frente de mi casa, que era de un amigo suyo. Le saludé y me senté en los asientos de atrás, dejando que ellos hablasen mientras que yo miraba por la ventanilla, enfocada más en la música que habían puesto que en la conversación.
Cuando aparcó, bajamos los tres y Mauro pasó su brazo alrededor de mis hombros para caminar los dos juntos a donde no sabía, pero ellos parecía que sí. Llegamos hasta una casa, entrando Mauro y yo detrás de su amigo para ir al salón, donde estaban también Asan y dos chicos más que rápidamente me presentó Mauro, saludándoles.
Cada uno se sentó en un lado, algunos bebiendo, otros como Mauro fumando tranquilamente mientras hablaban y yo simplemente miraba mi teléfono, levantando a veces la mirada para verles. Finalmente, comenzaron a levantarse e ir a otra sala donde había instrumentos y demás cosas, aparte de los sillones donde yo me senté para ver como mauro comenzaba a grabar con Asan y otro chico más que Mauro me presentó como Yesan, estaban atentos a las computadoras que tenían sobre las mesas.
Estuve atenta a lo que hacían y decían, sin entender mucho pero intentándolo mientras veía como se reían entre ellos. Hasta que por fin se dieron un descanso.
Entonces, Mauro se sentó a mi lado para poner de nuevo su brazo alrededor de mi hombro sin dejar de sonreír, hablando con los demás. Fue ahí cuando yo ya empecé a conversar también con ellos, conociéndolos un poco más además de preguntando las curiosidades que me habían surgido mientras les veía laburar.
Después de eso, estuvieron grabando un poco más hasta que finalmente decidieron dejarlo por hoy y nos despedimos, volviendo a estar Mauro y yo, ya que su otro amigo decidió irse un poco antes.
- ¿Qué te ha parecido?
- ¿El qué?
- Todo.
- Bueno, difícil.
- Supongo que lo tuyo también.
- Los dos sabemos de lo nuestro así que...
- Así aprendemos del otro.- respondió sonriendo, agarrando mi mano mientras fumaba con la otra.
- De eso se trata, ¿No?
Asintió y yo sonreí, cambiando de conversación para seguir caminando tranquilamente hasta mi casa.
- ¿Nos vemos mañana?
- Dale, pero te aviso yo eh, que luego vienes de sorpresa.
- Como mande la reina.
- Pelotudo.
Sonreí y nos acabamos besando para terminar de despedirnos, dejando que se fuese mientras que yo abría la puerta y entraba en la casa. Mientras me sentaba en el sofá, avisé a Thiago de que viniese con la cena y él aceptó, aunque me recriminó que se lo dijese tan tarde.
Finalmente, mientras descansaba escuchando algo de música y con el televisor de fondo, alguien llamó a la puerta y fui a abrir, abrazándome con mi mejor amigo.
Me senté con él a cenar y a hablar, sobre todo de su día porque el mío no era muy importante, solo la parte en la que le contaba todo lo que había aprendido con ellos.
- Bueno, ¿Pero qué tal con Mauro?
- ¿Con Mauro? Bien, bien.
- ¿Sois pareja?
- Supongo.
- Supones.
- Thiago, es una pregunta muy boluda.
- Bueno, ahí tenés razón.
- Pelotudo.
- Pero, ¿Lo sois o no?
- Que sí, gil.
- Bueno, bueno, quería oírlo por vos.- negué con la cabeza y sonrió.- ¿Y todo lo de la fama?
- ¿Lo de la fama?
- Lo de que no querías estar con él por eso.
- Oh, ya, sí, bueno, cambié de opinión.
- ¿Por qué?- preguntó confundido.- Se te veía segura en eso.
- Bueno, más bien era insegura, tenía miedo de enfrentarme a eso y supongo que también a otra relación después de la que tuve con Bruno.
- ¿Y qué cambió tu opinión?
- Él.- frunció el ceño y yo sonreí.- Con él estoy segura de que tengo más que ganar que de perder.

One Million Dollar Baby (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora