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- ¿No vas a volver a hablar con él?
- No creo.
- Pero...
- Tenía un poco de esperanza en que podríamos seguir hablando, pero después de lo que pasó ya no.
- Tampoco fue tan grave, ¿No?
- No, no fue grave lo que me dijo, pero su mirada...si intento seguir hablando con él perderé el tiempo.
- ¿Tan segura estás?
- No creo que quiera verme de nuevo, Thiago, ya está, hay que saber cuándo dejarlo, cuando irse.
- Ya, pero...
- Estoy bien, ya no es como antes. Al menos sé que lo dejamos diciéndonos las cosas.
- Por tu parte, porque él se negó a hablar de aquella chica.
- Pero no importa, yo dije lo que sentía, ahora me encuentro mejor, más...libre.
- Bueno, algo es algo.- sonreí y él también.- Ahora tocará olvidarlo.
- Sí, ahora a olvidar y...bueno, aprender de los errores que tuve.
Él sonrió aún más antes de darle un trago a su birra para a continuación, cambiar de tema. Cuando nuestras birras se terminaron, pagamos lo que debíamos y salimos del bar juntos, hablando tranquilos.
Fuimos caminando hasta casa de Joaquín, donde habíamos quedado con él y Valentina para ver una película.
Cuando nos abrió, saludamos y entramos hacia dentro de la casa, yendo al salón. Nos quedamos los tres esperando a Valentina mientras hablábamos, resumiendo más aún el tema de Mauro con él, sabiendo que luego se lo contaría también a Valentina y que con que Thiago supiese todo lo que se habló me parecía suficiente. Al final, lo importante no fue lo que se dijo, sino lo que pasó en la conversación y el final de esta.
Me dolía, no podía decir que no. Al final, era despedirse de alguien que, aunque yo no lo valorase, me hizo feliz durante más tiempo del que yo pensaba.
Pero, como le dije antes a Thiago, a veces hay que saber cuándo rendirse a tiempo o simplemente, dejar la partida cuando ya no hay salidas y sólo estarías molestando si siguieras jugando. Por eso, aunque me dolía, decidí no volver a contactar con él después de la conversación de ayer. A pesar de que al volver a casa volviese a llorar por él, al final a la noche decidí que era mejor seguir hacia delante y olvidarlo poco a poco.
Cuando Valentina llegó, le conté también a ella, aún más resumido que a Joaquín, y finalmente comenzamos a ver una película que eligió ella mientras bebíamos fernet y comíamos pochoclos.
Al terminar la película, nos quedamos un tiempo más hasta que la bebida se acabó y comenzó a llover fuera. Entonces, Thiago llamó a un Uber para él, Valentina y para mí, despidiendonos de nuestro amigo y saliendo de su casa, corriendo hacia el auto que nos esperaba en frente como le dijimos.
Saludamos al conductor y cada uno dijo su dirección, despidiéndome de Thiago y el conductor cuando me tocó a mí bajar e ir a mi casa.
Al llegar, miré el calendario para saber qué turno me tocaba mañana antes de irme a duchar y cambiarme de ropa, poniéndome más cómoda.
Fui a la cocina, hice la cena y comí mientras miraba la televisión sin mucho interés, tumbada en el sofá, terminando después por apagarla y pasar a ver mi teléfono con ya la cena terminada.
Cuando decidí levantarme y lavar todo, pensé en irme ya a arreglar mis cosas para mañana y a dormir, pero al abrir la puerta de mi habitación sonó la de la entrada.
Miré extrañada hacia allá al girarme sobre mí, sin saber quién podría ser. Despacio y en silencio, fui hasta la puerta para ver quién era. Era extraño que alguien viniese a verme cuando no esperaba a nadie y sobre todo, estaba lloviendo.
Entonces fue cuando lo vi. Tenía un buzo negro puesto, uni que ha había visto antes. Su cabeza estaba echada hacia abajo, mirando el suelo, dejándome ver que no le importaba seguirse mojando, con la capucha de su buzo puesta sobre su pelo.
No sabía para qué había venido, recordando sus miradas y palabras ayer, pero tampoco podía dejarlo fuera mojándose con la lluvia. Igual era por algo urgente.
- Mauro.
Abrí la puerta rápido y su mirada se fue a mí, aunque su cabeza seguía echada hacia el suelo. Entonces pude ver cómo tenía sus manos metidas en los bolsillos del buzo, tirando de este hacia abajo, tapando parte de sus pantalones cortos deportivos blancos. Parecía que no notaba el frío ni la lluvia, mirándome tranquilo.
- ¿Qué hacés acá?
- ¿Puedo?
Me preguntó casi en un susurro, sin quitar sus ojos de mí. Asentí y me hice a un lado para verlo pasar hacia dentro, escuchando sus zapatillas mojadas pisar el suelo.
Cerré la puerta y fue detrás de él hasta el salón, donde se quedó quieto y de pie, mirándome como si esperase algo. Y con su mirada supe a lo que se refería, yendo rápido al baño para darle una toalla.
Quitó sus manos de los bolsillos y la capucha de su cabeza para comenzar primero por secar rápido su pelo y luego su cara.
- Será mejor que te quites todo, aunque no tengo nada para darte, creo...
Sonrió levemente mirando la toalla en sus manos y la dejó en el sofá extendida. Después, se quitó el buzo para dejarlo tirado en el suelo, dejándome ver una remera blanca normal debajo y también mojada, aunque al estar tan pegada a su cuerpo parecía menos pesada que el buzo mojado.
A continuación, se quitó también las zapatillas y finalmente, se sentó encima de la toalla, evitando mojar un poco el sofá, aunque los dos sabíamos que se acabaría por mojar. Sin quitarle la mirada, me senté en el sillón, esperando a que hablase.
- Perdón por venir sin avisar.
- Bueno, parece costumbre en los dos.- sonrió y bajó su mirada, echándose un poco hacia delante para apoyar sus codos en sus rodillas y jugar con los anillos de sus manos.- ¿Pasó algo?
- No, no...bueno, sí.
- ¿Y?
- Ayer vos...me contaste todo lo que habías sentido en nuestra relación y de que te diste cuenta tarde, pero...yo no dije nada.
- No recuerdo exactamente qué no dijeses nada.- levantó su mirada y yo crucé mis brazos.
- Lo siento, no te di una respuesta a lo que me dijiste.
- No buscaba una respuesta.
- Sabés que sí, pero no querés pedirla ahora sabiendo lo que respondí ayer.- me quedé en silencio, mirándolo y él sonrió levemente.- No sé si tenés derecho o no a pedirme alguna explicación cuando ya no estábamos juntos, pero...
- No hace falta.- le interrumpí, haciendo que chasquease la lengua.
- No, no hace falta, pero yo quiero dártelas, al igual que vos me diste explicaciones a mí cuando yo no te las pedí.
Me quedé en silencio mirándolo hasta que asentí lentamente, dejando mi espalda en el respaldo y dejando de tener los brazos cruzados.
- Lo hice, sí, me acosté con otra un día después de que me fuese de acá sin vos.
- Un día.
- Sí, un día, sólo un día. Ya había visto al pibe con el que he grabado y...bueno, decidimos salir de joda esa noche.
- Y pasó.
- Y pasó, aunque ni me acuerdo cómo fue.- fruncí el ceño y él sonrió levemente.- Escabié demasiado.
- Vos siempre te acordás de algo.
- Será entonces que no quiero recordarlo.- crucé de nuevo mis brazos y esperé a que continuase.- Estaba...dolido, triste. Me sentía abandonado de nuevo por vos y ya sabés cómo soy con estas cosas.
- Mejor si me lo dices.
- En cuanto tuve un descanso, me olvidé de todos tus consejos de salud, de que odiases que fumase y que tomase otras cosas y...supongo que vi aquella chica y no lo pensé.
-  Y ya está? Así, sin más.
- No, sin más no, porque ya te he dicho por qué lo hice. Sí, lo hice drogado y escabiado, pero no es eso lo importante, lo importante es que lo hice porque no te podía sacar de mi cabeza y pensé que así era una buena manera, pero estoy bastante seguro que sólo me imaginaba que eras vos.
- Ya.
- Brisa, yo...te estuve esperando hasta el final y cuando me tuve que ir, casi prefería quedarme acá e ir a buscarte, saber que pasó para que no me respondieses los mensajes ni llamadas ni aparecieses. Al principio pensé que te había pasado algo, pero después comencé a pensar que habías decidido terminar con esto y por eso no viniste, que me abandonaste.
- Después te dije por qué no fue, pero no me contestaste.
- Porque ya no me importaba lo que me dirías, ya me había hecho yo una historia diferente. Pensé que me abandonaste y que desde ese momento, tendría que olvidarte y eso intenté hacer en el viaje. Tenía pensado visitar lugares con vos, grabar aquella canción y volver, pero solo, sintiéndome así, lo único que visité era los boliches, buscando pibas para olvidarte.
- ¿Y lo conseguiste?
- Me tenés acá, creo que eso responde tu pregunta.- suspiré y dejé de tener mis brazos cruzados de nuevo.- No es escusa lo que te dije, obviamente, pero al menos ya sabés por qué lo hice.
- ¿Y ahora qué, Mauro?
- No lo sé, porque no sé ya ni como me siento.
- Pues...creo que vos también respondiste mi pregunta ahí.
- ?Vos me querés?- preguntó de repente.- ¿Me seguís queriendo?
- Yo... más que antes, ahora que ya sé que me pasaba...me arrepiento de todo lo que hice.
- No fuiste la única culpable de que esto fallase.
- Lo sé, pero cada uno se culpa a uno mismo, quizás eso es más sana que culpar al otro.- levantó sus hombros levemente y yo suspiré.- ¿Y vos? ¿Me seguís queriendo igual?
- Nunca dejé de hacerlo, Bri...- sonrió levemente y yo también.- Me nublé, me perdí por unos días, pero lo único que sabía era que te seguía queriendo.
- ¿Y qué hacemos ahora? ¿Lo volvemos a intentar?
- Eso hace la gente que se quiere, ¿No?
- ¿Y si volvemos a fallar? ¿Y si nos hacemos más daño?
- No lo sé, Bri, nadie puede saber eso, pero si no arriesgas...igual puede salir bien, como puede salir mal, es un 50, 50.
- Lo sé...supongo que eso es lo que me da más miedo ahora.
- Y no crees que ya es tiempo de ignorar esos miedos
- Es fácil decirlo, pero hacerlo...
- No te estoy diciendo que lo hagas vos sola, yo estaré allá y te ayudaré, te haré sentir bien, como dijiste que te hacía sentir cuando estábamos juntos. Al final de eso se trata, de ayudarnos.
Sonreí levemente mirándolo, al igual que él a mí. Dudé por unos segundos, pero poco a poco me fui resbalando del sillón hasta que me decidí por ir hacia donde él estaba, quedando agachada en frente de él.
Dejó de jugar con los anillos de sus dedos y de nuevo guardó sus manos en los bolsillos de su buzo mientras que yo apoyaba las mías en sus rodillas, mirándolo a corta distancia desde abajo, sonriendonos hasta que me atreví a terminar con la distancia, con el muro que nos dividía, con ese miedo que nos paralizaba.

One Million Dollar Baby (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora