Tarareaba la canción de la radio mientras me acercaba al taller, aminorando la velocidad, con la radio a poco volumen y una de las ventanillas bajadas un poco para dejar que entrase el aire fresco.
Finalmente, llegué hasta la puerta del taller como había quedado con mi hermano, parando allá delante antes de bajarme del auto y apoyarme en la puerta cerrada, mirando para esperar verlo salir.
Bajé la mirada suspirando, esperando, y cuando la levanté él estaba saliendo del taller, limpiándose las manos con un trapo viejo.
- Brisa.
- ¿Y mi hermano?
- Se fue.
- ¿A dónde?
- No sé, dijo que se tenía que ir pero que volvía en cinco minutos.
- ¿Y hace cuánto se fue?
- Hace un cuarto de horas.
- Uh, Dios...
- Llámalo a ver qué te dice.
Sonrió sin dejar de limpiarse las manos y asentí, sacando mi teléfono para llamarlo, maldiciendolo en mis pensamientos.
- Lautaro.
- Brisa.
- ¿No quedamos en que venía a por vos?
- Uh, se me olvidó.
- Ya.
- ¿Estás allá ya?
- Sí, estoy acá, con Bruno.
- Vale, vale, voy ya.
- Ya podés tardar poco, posta.
- Tardaré poco, lo juro.
- Pelotudo.
Y terminé la llamada, chasqueando la lengua a la vez que bloqueaba el teléfono antes de guardarlo de vuelta en mi bolsillo del buzo.
- ¿Y?
- Nada, es un pelotudo.
- Eso ya se sabía.
- Sí, se sabía, pero a veces se me olvida.- sonrió de nuevo y se acercó a la vez que sacaba una caja de tabaco de uno de los bolsillos de su mono de trabajo.- ¿Fumás mientras laburas?
- No, fumar acá es peligroso, pero fuera no y no estoy laburando.- encendió el cigarro, dio la primera calada y sonrió una vez más.- ¿Qué?
- No, nada.
- Me estás mirando.
- ¿No puedo?
- Bueno, sé cuál es esa mirada.- arqueé una ceja y sonrió de nuevo.- Esa.
- ¿Y qué es? Ilumíname.
- No te gusta.
- ¿El qué?
- Que fume, no te gusta, por eso me mirás así mientras fumo y me has dicho eso.
- Ya...
- Es así, ¿Verdad?- puse los ojos en blanco y rió levemente.- ¿Viste? No soy tan pelotudo yo.
- Para algunas cosas.
- Pocas.
- No seré yo quien te diga que no.
Sonrió y yo negué con la cabeza, desviando mi mirada a otro lugar mientras que él decidía acercarse a mí auto y apoyarse también en él, a mi lado, fumando con la mirada en el taller y en silencio.
- Buena carrera la del otro día.
- Una más.
- ¿Y eso?
- ¿Qué?- le miré, pero él a mí no.
- No sé, sonaba cansado eso.
- No estoy cansada, pero no era importante.
- Para tu hermano sí.
- Para mí hermano siempre lo es.
- Pues eso.
- Pero para mí...
- Algunas sí, otras te dan igual.- asentí y ahora me miró.- Eso lo sabemos todos, hasta Lautaro.
- Ya, pues ya podría manejar él.
- Si supiera...
- Y aún así no lo haría.
- Siempre te ha necesitado y siempre te ha querido tener a su lado para cualquier cosa que hiciese así que...raro es que ahora quiera hacer esto solo. Te necesita, por mucho que no quiera.
- Ya...
- Pero bueno, es una carrera, mientras no te pase nada.
Asentí en silencio y desvió de nuevo su mirada al taller para dar una calada más, echando poco a poco el humo.
- ¿Y vos?
- ¿Yo qué?
- No sé, ¿Qué tal todo?
- Normal, sin más.
- Ya.
- Ya sabés cómo es mi vida, Brisa.- me miró de nuevo y sonrió levemente.- Sos ahora la que tenés otra vida.
- ¿Así?
- Bueno, no muchas pueden decir que es la novia de Duki.
- Sí, seguro.- sonreí y él rió levemente, negando con la cabeza.
- Mirá que sos...
- ¿Qué?
- Nada, sos vos, no hay más, no hay definición.
Reí y él sonrió, mirándome de nuevo antes de desviar de nuevo sus ojos al taller, fumando una vez más.
- ¡Brisa!
Y entonces, los dos miramos a dónde venía aquella voz, mi hermano. Estaba corriendo hacia nosotros con su mono de trabajo, como si nada.
- Mirá, el pelotudo.- dijo Bruno.
- No ha tardado mucho.
- La verdad es que no.
- Perdón, perdón.- llegó hasta nosotros sofocado, respirando agitado.
- Ya fue, sube al auto que nos vamos, estoy cansada.
- Vale, vale...chao, Bruno.
- Chao.
Se apartó del auto y yo también mientras que Lautaro daba la vuelta al auto para subirse al asiento de copiloto. Abrí de nuevo la puerta, miré hacia atrás y me despedí con la mano y una leve sonrisa de Bruna antes de subirme y arrancar sin mirarlo más.
- Perdón.- dijo de nuevo.
- Da igual.
- ¿Qué tal con Bruno?
- ¿Qué tal de qué?
- No sé, estabais hablando.
- No fue nada.
- ¿Y Mauro?
- ¿Qué con Mauro?
- La discusión aquella.
- Ah, bien, se arregló todo.
- Menos mal...
Suspiró y miró a la ventanilla mientras que yo negaba con la cabeza sin dejar de tener mis ojos en la carretera, manejando hasta la casa de mis padres.
Cuando llegamos, me despedí de mi hermano y se bajó para irse a casa. Una vez lo vi entrar, arranqué de nuevo y ahora fui a mi casa, cansada de tanto trabajar en el día.
Aparqué y agarré mis cosas antes de bajarme del auto, caminando lentamente hasta mi casa cuando alguien me llamó al teléfono.
- Mauro.
- Voy a tu casa.
- ¿Ahora?
- Tengo un poco de tiempo, así que voy a verte.
- ¿Querés algo de comer?
- No, no, estoy piola.
- Vale pues...te espero acá.
- Dale, chao.
- Chao.
Terminé la llamada confundida, pero guardé el teléfono y abrí mi puerta para dejar las cosas en el sofá e ir directa a cambiarme de ropa antes de comenzar a cocinar mi cena. Entonces, la puerta sonó y fui a abrir.
- Hola.- sonrió al verme y se acercó a besarme.- ¿Qué tal?
- Yo bien, ¿Vos?
- Bien, bien...
- ¿Y estás prisas?- pregunté cerrando la puerta con él dentro, yendo al salón.
- Tengo poco tiempo, pero tenía que decírtelo ya.
- ¿Decirme el qué?
- ¿Te acordás qué tenía algo importante que decirte cuando te fuiste a la carrera?
- Sí.
- Pues quedan pocos días y tenía que decírtelo ya.
- Bueno, vale, decime.
- Pues...me voy otra vez.
- ¿Otra vez?
- Un par de conciertos, ya sabés cómo es esto.
- Sí, lo sé.- suspiré y él sonrió.- Bueno, está bien, ¿Cuándo?
- Nada, en cinco días.
- Sí, nada.
- Pero hay algo más.
- ¿Qué?
- Vente conmigo.
- ¿Cómo?
- Vente, podés hacerlo, pedís permiso en el hospital por cualquier cosa y te venís conmigo.
- Pero...
- Dale, será divertido, así sabés cómo va todo.
- Bueno...- sonrió y se acercó a mí para poner sus manos en mi cintura sin dejar de sonreír.- Podría intentarlo.
- Hazlo por mí, por nosotros.
Asentí en silencio y sonrió aún más antes de besarme, entonces sonreí entre medias. Cuando nos separamos, me dijo que se tenía que ir ya porque le faltaban cosas por grabar, pero que luego vendría a dormir acá, así que después me pase la noche esperándolo hasta que vino como dijo.
¿Ahora qué hago?
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One Million Dollar Baby (Duki)
FanfictionBrisa o como le decían sus amigos, "Bri", tenía toda su vida resuelta. Su familia estaba bien y la apoyaba en todo, ayudaba a su hermano pequeño con su trabajo cuando podía, llevaba dos años con su novio y laburaba en un hospital como enfermera desp...