54.

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Mañana había quedado con Mauro. Era el último día que íbamos a estar juntos antes de que se fuese a hacer un par de conciertos por el país, así que decidimos estar juntos todo el día.
Suspiré mirando la televisión cansada, casi durmiendome. De repente, cuando ya estaba pensando en irme a dormir a la cama, comenzó a sonarme el teléfono, despertándome al instante.
Me incorporé sin levantarme del sofá, sólo sentándome, agarrando el teléfono para aceptar la llamada sin ver quién era.
- Brisa.
- Lau, ¿Qué pasó?
- Nada, nada, ¿Podés venir a por mí?
- ¿Es joda?
- Estoy en el taller eh, no me he perdido ni nada, pero no tengo plata para ir en el colectivo así que...
- Y tampoco piernas para ir andando a casa.
- Dale, Bri.
- Bueno, bueno, está bien, no tengo nada más que hacer así que...
- Pensaba que estabas con Mauro.- me dijo mientras yo me levantaba del sofá e iba a mí habitación para cambiarme de ropa.
- No, no, se fue de joda hoy.
- Ah, bueno, yo te espero.
- Dale, en unos minutos estoy.
- Pero no estoy solo.
- ¿Ah no?
- Mirá la hora qué es, ¿Pensás que estaba laburando?- fruncí el ceño confundida mientras hacía malabares con el teléfono para ponerme un buzo sin quitarlo de mi oreja.
- Bueno, ya me explicarás luego que ahora no entiendo.
- Vale, te espero, chao.
- Chao.
Terminé la llamada y dejé el teléfono en la cama para terminar de vestirme bien y agarrar las llaves, guardandolas en el bolsilo del buzo.
Después, acabé por agarrar de vuelta el teléfono y salí de casa para salir de mi casa y subir a mí auto, manejando hasta el taller como me dijo.
Mientras más me acercaba, iba bajando la velocidad, viendo poco a poco quienes estaban gracias a las luces de mi auto. Hasta que finalmente, frené delante de ellos.
- Tardaste menos de lo que pensaba.
- Quería dormir rápido.- dije mientras veía como entraban él, una chica y dos chicos también, uno de ellos Bruno.- ¿A dónde?
- A casa.
- ¿Todos?
- Bueno, no, que cada uno diga su dirección.
Negué con la cabeza dejando de ver a mi hermano y primero dijo la suya la chica, llevándola a ella y después a su otro amigo. Al final, nos quedamos Lautaro, Bruno y yo en el auto.
En silencio, con la radio puesta y Lautaro miramos su celular, yo llevé a Bruno hasta su casa, acordándome perfectamente de dónde vivía.
- Chao.
- Chao.
- Mañana nos vemos.- se despidió con una sonrisa Lautaro.
- Sí, sí, chao.
Bruno sonrió también y levantó su mano en forma de despedida una vez salió del auto, después, yo me giré a ver a mi hermano, que sonreía como un nene mirando hacia al frente.
- ¿Sos boludo vos?
- ¿Eh?- me miró confundido y yo le di un golpe leve en la cabeza.- Ché, ¿Y eso?
- ¿Cómo que y eso? Me acabas de mandar a ser chófer de vos y de tus amigos, ¡Además de Bruno!
- Bueno, no sé, tampoco ha pasado nada, ¿No?
- Pero es mi ex.
- Y mi amigo.
- Ya, ya sé, ya te dije que no tenías por qué enojarte co él aunque me engañase y termináramos, pero eso es una cosa y otra es llamarme para que lo lleve a casa.
- Bueno, no teníamos auto.
- ¿Nadie tenía plata?
- Ya...
- Estoy re cansada, posta.
Dejé de mirarlo para arrancar y comenzar a manejar hasta la casa de mis padres sin decirle nada más, desviando él también su mirada hacia la ventanilla.
Fui frenando hasta aparcar en frente, esperando a que Lautaro se bajase, pero se quedó quieto en el asiento, mirando hacia abajo.
- Lo siento.
- Está bien, Lautaro, pero avisa antes.
- Está bien, está bien, pensé que...bueno, fue una mala idea.
- Ya, lo fue.
- Pensaba que ya no estaban tan molestos.
- Lautaro, no es que estemos molestos, es que terminamos de mala forma.
- Ya, pero el pibe ya no se le nota que está de la misma forma con vos.
- ¿Qué forma?
- No sé, no se le ve tan distante.
- Bueno, porque ya ha pasado tiempo. Poco, pero tiempo.
- ¿Y no podés llevarlo a casa aún así?
- Una cosa es que nos podamos mirar a la cara otra vez y otra muy distinta hacernos amigos.
- Vale, vale, está bien, lo entiendo.
- Solo avisa la próxima vez, así no tengo ningún problema, ¿Vale?
- Está bien, perdona.
- No pasa nada, Lau.- sonreí y él también.- Pero no te metas en más quilombos.
- ¿A qué te referís?
- Con el pibe de las carreras, no quiero que te pase nada.
- No va a pasar nada.
- Espero, porque no quiero tener que ser yo la que vaya a buscarte a cualquier sitio después de una pelea.
- No lo harás, lo juro.- asentí y sonrió.- Porque para entonces tendré carnet y me voy yo solo.
- Pelotudo.
- Es joda, es joda.
- Bueno, bueno, espero.
- Que sí, ya cambié, te lo he dicho siempre.
- Bueno, por si acaso se te olvida.
- Pelotuda.
- Dale, andá a casa que ya estarán esperando para pelear.
- Así son.- reímos y abrió la puerta.- Chao, nos vemos mañana.
- Chao.
Sonreí y él acabó por salir finalmente del auto, dejando que volviese más tranquila a mi casa, olvidándome por ahora de que había estado con Bruno después de tanto tiempo

One Million Dollar Baby (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora