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Resoplé volviendo a mirarme al espejo. No quería salir a la fiesta a la que me había invitado Thiago, a pesar de saber que lo hacía por mí, para que dejase de sentirme como me sentía justamente ahora.
No tenía ganas, sólo quería quedarme en casa como estos días, descansando de algo que no sabía ni qué era, pues ya dormía bien, aunque a veces me costase más.
Pero, me dijo que así nunca iba a llegar a superar lo que pasó con Mauro si es que quería superarlo. Y la verdad, no sabía si ahora mismo quería eso. Por alguna razón, todavía quería sentir que estábamos juntos.
Quería pensar que esta noche llegaría él en un auto, con uno de sus amigos manejando, esperándome mientras fumaba a que saliese para sonreír al verme. Sólo imaginaba que a la mañana vendría a mi casa, que después de laburar estaría esperándome fuera o qué a la tarde tendría que ir a su casa porque él no tenía tiempo de venir a buscarme.
Pero, al final sabía que todo lo que me imaginaba era sólo eso, imaginaciones, mentiras que me quería creer. Y al final, acepté a ir, aunque era lo que menos quería hacer.
Dejé de mirarme al espejo y negué con la cabeza, olvidándome de quedarme en casa después de decirle que viniese a por mí, que no tenía ganas de manejar a ningún lado. Fui a mi habitación, agarré mis cosas y las guardé en un pequeño bolso antes de colgarme este en el hombro y salir de la habitación para sentarme en mi sofá, mirando el televisor con poco interés.
Hasta que me mandó un mensaje avisando que estaba fuera. Me levanté y salí de mi casa, yendo hacia su auto, justo aparcado en frente de la puerta.
- Hola.
- Estás linda eh.
- Sí, sí.- rió negando con la cabeza y yo suspiré, mirándolo.- ¿Vamos?
- Vamos, vamos.
Sonrió y yo desvié mi mirada hacia la ventanilla, esperando a que arrancase como dijo y segundos después comenzase a manejar hacia esa casa.
Me dijo que un amigo lo invitó, que era su fiesta y quería que hubiese el máximo de gente posible, así que Thiago se tomó la libertad de decírmelo a mí y ahora mismo estábamos yendo a una casa que sólo conocía él. El mejor plan cuando no querías salir de casa.
Llegamos y bajamos del auto a la vez, esperándolo para ir a su lado hasta la puerta, esperando a que nos abriesen cuando él llamó.
Segundos después, un chico de la misma altura que Thiago nos abrió sonriendo, saludándolo primero a él para luego dirigirse a mí y acabar por dejarnos pasar hacia dentro. Incluso antes de que abriese la puerta se escuchaba la música de dentro.
Fui detrás de Thiago en todo momento, agarrando levemente su brazo, mirando con timidez el lugar. Había mucha gente, como me esperaba después de que Thiago me dijese eso.
Algunos fumaban, otros reían y hablaban y otros preferían ir al siguiente nivel en mitad del pasillo, las escaleras de la casa o alguno de los muebles del salón como el sofá.
Fui con él hasta un rincón, donde parecía que había encontrado a gente que conocía y fue a saludarlos. Me presentó y a partir de ahí decidí unirme a su conversación, yendo después a por algo de beber para intentar estar mejor entre todo el ambiente que había.
Acabé hablando con aquellos dos chicos y una chica que conocía Thiago y él se fue a dar una vuelta por la casa, perdiéndolo de vista segundos después de irse.
Fue más tarde cuando volvió para querer que la siguiente vuelta fuese conmigo antes de seguir bebiendo y hablando juntos, a veces bailando por la música cuando no teníamos más que hacer.
Finalmente, me volvió a dejar sola, dejando que fuese yo quien fuese a conocer a gente y quedarme con ellos hablando mientras vaciaba y volvía a llenar mi vaso de más alcohol, olvidándome por un momento de mis discursos sobre la salud.
Poco a poco, se iba haciendo más tarde y algunas personas se habían ido cuanto más bebía y me reía con la gente que me encontraba, aunque no era con todos los que estaban acá con lo que había hablado, me quedaba todavía gente por conocer o ver
Había perdido a Thiago hacía unas horas, así que supongo que ya no estaría acá, que se habría ido quizás feliz porque ya había cambiado mi rutina. Aunque nunca se sabe cómo puedo acabar la noche, igual era mejor quedarme en mi cama como pensaba mientras me vestía.
La gente se fue yendo a la vez que se acercaba el amanecer, pero yo seguía bebiendo y hablando con la gente cuando el alcohol me dejaba expresarme con claridad. Apoyada en una pared, en la cocina, hablaba con un chico que estaba apoyado en el marco de la puerta, sonriéndome mientras me contaba anécdotas de su vida para conocernos más.
De repente, oí aquella risa tan conocida, distrayendome por unos segundos, pensando que me lo había imaginado. Hasta que volví a oírlo reír y salí completamente de la conversación, tan sólo sonriendo a aquel chico sin escuchar lo que me decía él, pero sí lo que pasaba en la sala de al lado.
- Ché, pero posta, ¿No volviste a hablar con ella?
- Ya fue, no me quiere y yo no quiero perder el tiempo.
- Bueno, parecías enamorado.
- No siente lo mismo, no importa, estoy piola.
- Ya sé que estás piola, gil, sólo hay que ver lo que hiciste por ahí.
- Bueno, no me voy a pasar la vida llorando, ¿No?
- ¿Y si volvéis a hablar le vas a contar o qué?
- No la engañe, ya no estábamos juntos.
- Si nunca terminasteis.
- Fue como si lo hiciésemos, así que ya fue.
Pude diferenciar su voz, saber que era él y oír aquello... sólo me hizo salir corriendo de allá, sin despedirme de nadie, huyendo, sin ni siquiera fijarme si él me había visto en mi huída.

One Million Dollar Baby (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora