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Suspiré saliendo del hospital, pensando que ahora tenía que ir a por mi hermano para llevarlo a la casa de mis padres, donde habíamos quedado para cenar hoy todos juntos y después irme yo a casa. De repente, justo cuando iba a entrar en mi auto, comenzaron a llamarme al teléfono.
- Mauro.
- ¿Nos podemos ver?
- ¿Es importante? Tengo que ir ahora a por Lautaro y...
- Bueno, algo es.- me interrumpió.- ¿Dónde estás?
- En el hospital, acabo de salir.
- ¿Podés venir a por mí?
- Está bien, voy, pero luego tengo cena con mis padres.
- Dale, no pasa nada, te mando ubi.
- Vale, chao.
- Chao.
Terminé la llamada y guardé de nuevo el teléfono, entrando en mi auto para después esperar a que me mandase su ubicación. Una vez la recibí, arranqué y manejé hasta allá.
- Hola.
- Hola.- sonrió entrando en el auto y me dio un pequeño beso de saludo.- A por tu hermano.
Asentí y arranqué de vuelta, dejando de mirarle para manejar con mi mirada en la carretera.
- ¿Qué pasaba?
- ¿De qué?
- No sé, parecía que pasaba algo cuando me llamaste.
- Eh...bueno, quería hablar con vos.
- ¿De qué?
- De nosotros.
- Nosotros.
- Sí, no sé, te noto rara.
- Rara.
- Mejor si no repetís lo que digo.
- Perdón, perdón, pero es que no entiendo a qué te referís.- le miré de reojo y él estaba liandose un cigarro.- ¿Cómo que rara?
- Distante.
- ¿Por qué?
- No sé, decime vos.
- No, pero dime por qué me notás así.
- Porque no querés verme desde hace dos días, Bri, y vos desde que he vuelto de viaje antes no parabas de llamarme, estar conmigo...no sé, cualquier plan que te digo parece que no te gusta.
- No es eso.
- ¿Entonces? ¿Hice algo malo?
- No, no hiciste nada.
- ¿Vos?
- Yo tampoco que sepa.
- ¿Entonces? Porque estar en una relación con una persona que te ignora o al menos lo intenta, no te hace sentir muy bien la verdad.
- Es que...- chasqueé la lengua mirando que ya estábamos cerca del taller.- Es muy largo como para contarte ahora.
- Bueno, entonces voy a casa de tus viejos a cenar con vosotros, porque ya estoy cansado de esto.
Asentí sin decir nada y bajé la velocidad para aparcar y esperar a que mi hermano subiese en silencio, con Mauro fumando mientras miraba a la ventanilla.
Finalmente, mi hermano entró y nos saludó, yendo ahora a la casa de mis padres mientras que él mismo les avisaba de que Mauro venía con nosotros.
Al llegar, fuimos los tres juntos hasta la puerta y Lautaro abrió la puerta, yendo yo detrás de él y Mauro el último.
Fuimos al salón y saludamos a mis padres, aunque obviamente, mi hermana sólo se fijaba en Mauro y parecía ser el único que había en ese momento en casa.
Mientras terminaba de hacerse la cena, no paraba de preguntarle cosas o de querer hacerse fotos, ignorando cualquier señal que le hacía para que parase.
Por fin, nos sentamos a la mesa y obviamente, todas las preguntas iban a Mauro, sobre todo ahora que tenía más para contar tras su pequeño tour.
Mi hermano y yo sólo escuchábamos callados, ya que entre nosotros lo poco que se podía decir mis padres no podían saberlo porque, sino, encerrarian a mí hermano a su habitación con tal de que no vaya a ninguna carrera más.
- ¿Y qué tal?
- ¿El qué?- miré a mi madre confundida y ella sonrió.
- Vos y Mauro, ¿Cómo está todo?
- Eh...bien, todo bien.
- Cuidado a ver si te va a llevar la próxima vez.
- Eso quiero yo, así no me tiene que esperar acá, viene conmigo y listo.- respondió por mí Mauro.
- Así me gusta.
Dijo mi padre, sonriendo para después cambiar de conversación, terminando de cenar.
Ayudé a mi madre con los platos y demás junto a mi hermano, volviendo después al salón para quedarnos allá un tiempo hablando. Pero, se hacía tarde y yo tenía turno por la mañana, así que si no me iba ya mañana estaría demasiado cansada.
- Bueno, yo ya me voy.
- ¿Ya?
- Mañana hay que laburar, así que...
- Alta paja.
Dijo mi hermano antes de despedirnos con un abrazo, despidiendome después de los que faltaban para acabar saliendo de la casa de mis padres con Mauro detrás.
- No sos muy familiar eh.- me dijo mientras subíamos a mí auto.
- Nunca lo fui, no sé.
- Ya...igual no importa, mientras se quieran.
Asentí sin decir nada y arranqué, yendo a una velocidad moderada y tranquila hacia la casa de Mauro para dejarlo allá.
- Brisa.
- Dime.
- Tenemos que hablar.
- Que mal suena eso...
- Ya, pero antes no hubo tiempo, ¿Recuerdas?- asentí y suspiró.- ¿Qué pasa?
- Pues...lo de siempre.
- ¿Lo de siempre?
- Vos y...en fin, mis cosas.
- Si no me decís, no podemos cambiar nada.
- Es que no se puede cambiar.
- Dime qué es.
- La fama.
- ¿Otra vez con ese miedo?
- Ya sé que es una boludez, pero toda mi vida fui una chica que no llamaba la atención y si ahora todos van a querer saber de mí pues...me preocupa, no sé.
- ¿Por qué?
- No sé, me da ansiedad al pensar que la gente va a estar preguntando todo el tiempo si seguimos o no, que te hagan fotos con alguna chica y ya digan que cortamos y es tu nueva novia, cosas así.
- Pero vos confías en mí, ¿No?
- Obvio que confío, pero no es eso, Mauro. Es que al final esas cosas hacen daño, no sé, inseguridades. Pensar que la gente va a estar atenta a mí relación contigo me da...miedo.
- No debería.
- Lo sé.
- Con o sin fama, yo voy a estar acá para vos. No me importa lo demás si estás vos, ya te lo dije cuando empezamos.
- Y yo te dije que no me iba a importar, pero...a veces no puedo evitarlo.
- Y está bien, todos tenemos problemas, pero mejor si los compartimos.
- Lo sé.
- Juntos podemos buscar una solución, Bri.
- Lo sé, perdoname, he sido un poco...
- Está bien, no has sido nada.- interrumpió.- Mientras que todo siga igual entre nosotros...
- Si te referís a si te sigo queriendo, obvio.
- Entonces no pasa nada.- sonrió y yo le miré por unos segundos para sonreírle también.- Me preocupaste.
- Perdoname, de verdad.
- Está bien, no importa mientras que la próxima me digas algo.
- Lo haré, te lo prometo.
Asentí con la cabeza y él volvió a sonreírme, llegando en pocos minutos hasta su casa.
Salió del auto y fue hasta mi puerta para despedirnos con un beso con la ventanilla bajada, así no hacía falta bajarme. Después, se fue a su casa y yo no me fui hasta que le vi entrar. Todo era mejor juntos.

One Million Dollar Baby (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora