24. Tom Riddle.

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—¡Ginny!— grite asustada al ver a mi hermana inconsciente tirada en el piso frío. La había seguido porque había tenido un comportamiento muy extraño.— ¡Mierda, no!— sin más corrí hacia ella para agacharme de rodillas a tocar su mejilla.— Ginny... Ginny cariño, aguanta.— pedí como pude en un hilo de voz mirando hacia todos lados con la única esperanza de buscar algo de ayuda.

—veo que encontraste a la pequeña Ginny.— una voz burlesca y cargada de maldad resonó por este extraño lugar.— es una total ingenua.— me levanté alerta por si tenía que pelear con alguien.

—¡¿Donde te escondes, cobarde?!

—es cosa de voltear. Eres igual o más ingenua que esa... Escuincla.— aunque no lo veía sabía que lo escupió y su expresión era de puro asco. Cuando por fin lo vi quedé anonadada, un alto chico de rulos y guapas facciones y rasgos se acercaba a mi a un paso lento y firme.

—tú... ¿Que le hiciste? ¡¿Uh?!— grite armándome de valentía, me acerque a el viendo cómo bufaba y me veía de manera muy despectiva. Al notar buen sus facciones logré reconocerlo aunque no estaba 100% segura.— espera, creo que leí de ti, Tom Riddle, ¿No?

—wow, tenemos una admiradora.— una sonrisa egocéntrica se plasmó en su cara.— dime, ¿Que tipo de sangre eres?— su pregunta me molestó y solo bufé volviendo mi vista a Ginny.

—¡¿Que le hiciste a mi hermana?!— hablé en un tono firme y amenazador.— ¡Me la voy a llevar! ¿Oíste?

—¡Tu no te irás de aquí!— gruño agarrando mi mano fuerte.

—¡Sueltame ahora!— ordene. Me quite de su agarre de una forma bruta.— ¡Eres un...!— mis palabras quedaron al aire cuando vi un gran basilisco por el rabillo de mi ojo.

—¿Un que?

—cierra los ojos.— susurré temblando de miedo antes de ir hasta el y poner mi mano sobre sus ojos.— si lo miras directo a los ojos... Ya debes saber.

—¿Eres tonta o te haces? ¡Yo soy el malo!— grito quitando mi mano de sus ojos, yo no me atrevía a quitar mi mano de los míos.

—¿Tú eres el malo?— pregunté confundida sin saber de dónde escuché su voz exactamente.— ¿Donde estas?— comencé a buscarlo con mis manos.— ¡Hey!

—¡¿QUE?!

—¡Te hice una pregunta!— mi voz estaba quebrada. Sentí su respiración en mi frente lo que significaba que lo tenía enfrente de mi. Encontré su brazo y lo tome.

—¿Que haces?

—¿P-puedes dejar de ser malo unos... Momentos?— me apegue ligeramente a el.— es que... M-me dan miedo las...— trague en seco.— las serpientes.

—basilisco.— corrigió. Mis latidos comenzaban a acelerarse.— eso no es posible.— a pesar de lo que dijo no se movió de enfrente mío.

—por favor... Solo déjame ir con mi hermana, juro que no le contaré a nadie de este lugar, te lo juro.— repetí intentando convencerlo. Ese lugar estaba horriblemente helado y no podía imaginar lo que estaba pasando Ginny.— e-ella... Es lo más preciado que tengo, por favor no dejes que muera.

—¿Sabes lo estúpido que sería dejarte ir! Ya quita la mano de tus ojos, ya se fue el basilisco.— quito mi mano de mis ojos y su vista me congelo.

—yo... Lo sé, ¡Carajo lo sé!— comencé a llorar y agarre su mano.— pero por favor... Por favor déjame salvarla. ¿Necesitas un rehén! Tómame, tómame a mi. Solo déjame salvarla, es mi hermana...

—¿Y como se yo que vas a volver? ¿Uh? No puedo confiar en ti.— frunció el ceño manteniendo el contacto visual.

—puedes, claro que puedes.— asegure.

—no te conozco.

Suspire de frustración para pensar en que hacer para ganar su confianza. No podía dejar que Ginny muriera en este horrible lugar, sería un cargo de conciencia horrible y... Simplemente no podía. Tenía que pensar rápido si no quería que pasará lo peor.

Mire mi muñeca donde pude ver mi brazalete de la suerte, el que llevaba conmigo desde que tenía memoria.

—¿Ves este brazalete? ¿Mmm?— subí mi mano hasta su vista y se lo mostré.— este es mi brazalete de la suerte, es uno muy especial para mí y si yo... Si yo te lo dejo tu tendrías que devolvermelo, y como tú no puedes salir de este lugar yo tendría que entrar nuevamente por el.— lo quité de mi mano y abrí la suya.— juro que voy a volver por el.

—esta bien.— lo tomo.— llévate el diario, quiero que a penas salves a tu hermana me escribas y si no lo haces voy a saber de inmediato que me has traicionado.— se inclinó ligeramente hasta mi.— de ser así juro que mandaré al basilisco a matarte a ti y a tu hermana.

—entendido, muchas gracias.— lo abracé con mucha fuerza sintiendo su cuerpo tensarse y quedarse tieso, al separarnos di un gran beso a su mejilla y sonreí.— sonaría raro el decirte "estaremos hablando" porqué eres el malo...— al parecer esto le causó gracia porque rio pero rápidamente se puso serio para aparentar que no le causó gracia mi torpeza.— entonces... ¿Te hablo?... ¡Ay no, que tonta! Eres el malo.

—estamos hablando.— susurró mientras yo tomaba el cuerpo de Ginny y la acurrucaba.

—muchas gracias Tom, juro que te escribiré.

—obligada.

—puede ser... Voy a volver.— asegure cuando salí de ahí, lo mire hacia atrás mientras su vista no me dejaba y se cerraba la puerta.

—más te vale...

𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭𝐬 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora