93. Ron Weasley.

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Había sido un pésimo día, y hasta eso se quedaba corto.

Trabajaba en el gran restaurante de mi familia, el más conocido en todo el callejón por ser elegante y más accesible. Muchas personas esperaban que por esto prácticamente le besaras los pies, así que cuando algo no les parecía solían ser ogros.

Todo empezó en la mañana, cuando mi alarma no sonó y me levanté tarde, y por suerte mi esposo me llamó para despertarme. Se nos acabó el gas, por lo que me bañe con agua helada y nuevamente mi esposo, Ron, se había llevado nuestro único cepillo de cabello... Intente seguir, pero cada cosa era peor que la anterior. La salsa de mi desayuno mancho mi blusa, un niño me estornudo en la cara y sentía el agotamiento del resfriado que se me venía. Con la suerte que tenía este día estaba segura que me contagio. Y no pudo empeorar cuando una señora me pidió un licuado de frambuesa y yo le entregué uno de fresas... Me lo volteo en la cabeza frente a todos. Las propinas estuvieron malas y no había almorzado.

Solo quería llegar a casa y dormir.

Trague duro antes de entrar a casa, en silencio porque Ron con su cansancio al ser viernes debía estar acostado. Quería llorar, y prefería en serio que estuviera descansando, porque si me preguntaba cómo estaba sabía que iba a liberar todas las lágrimas retenidas desde el comienzo del día. Camine con cuidado hasta nuestra habitación, procurando mantenerlo dormido, si era el caso.

Abrí y me adentre notando que estaba todo a oscuras, me quite los tacones con cuidado y pronto también suspiré. Quería llorar en silencio, pero un jadeo se escapó de mis labios cuando la luz del lado de mi esposo fue encendida.

—llegaste y... Con el cabello mojado.— rio levemente.— ¡Es viernes!

—estas despierto... Creí que dormías ya.— intente sonreír mientras quitaba mi abrigo.

—no, te estaba esperando.— se levantó y frunció el ceño, creí que sería por mi actitud, pero acerco su mano a mi cabello extrañado.— tienes... Semillas de algo, creo.

Asentí tragando duro.

—d-de fresa.— iba a llorar, lo sabía.

—de fresa... ¿Y me podrías decir por qué tienes semillas de fresa en el cabello, amor?— mire el suelo comenzando a sollozar sintiendo sus brazos alrededor de mi cuerpo.— amor... ¿Qué ocurre?

—es que... ¡Me voltearon un batido!— me queje en un gran sollozo sin poder evitarlo. Solo me había limpiado con una toalla húmeda, pero al parecer debía bañarme nuevamente.

—no inventes, ¿Quién se atrevió, nena?— beso mi frente y me separó acariciando mis mejillas. Esto me daba algo de tranquilidad.

—una clienta, le lleve el pedido equivocado y... Un niño me estornudo en el rostro, no sé si eso me ha resfriado o la ducha con agua helada de la mañana.

—oh amor...— beso está vez mis mejillas e irónicamente me sentí mejor, todo lo malo se hizo pequeño y sentí paz.— esto es lo que haremos: te prepararé un baño caliente y volveré a la habitación para un pijama y pedir comida. Luego estaremos acá y podremos conversar todo.

—eso... Se escucha perfecto.— deje que me quitará la blusa y chille asustada cuando me tomo en sus brazos. Pude reír cuando lo noté.

—tal y como te tomé en nuestra boda. Te amo más, cada día más.— aseguró llevándome hasta el baño. Él sabía que me gustaban las palabras de afirmación, que si era posible, escuchar cada cinco horas que su amor por mi no había tenido un cambio negativo.— debió ser muy estresante imagino.— continuo dejándome en el piso antes de inclinarse a poner el tapón en nuestra bañera y prender el agua caliente. Pasaron largos segundos de silencio, pero eran relajantes, no había una incomodidad creando la necesidad de romperlo.

𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭𝐬 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora