54. Adrian Pucey.

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Pedido +18.

Hace años mamá trabajaba en la mansión de Adrian Pucey, y un par de veces la había acompañado por distintos motivos. Ella ordenaba exclusivamente las habitaciones. Adrian y yo jamás pasamos más allá de un saludo, excepto por la vez que por un corte de luz se fueron todos los empleados y le prepare un sándwich.

Recuerdo como el dijo que era el más delicioso, pero sabía que él tenía una esencia coqueta, y por lo mismo me miraba de aquella forma.

Hoy me había acordado harto de él, sobre todo porque tenía que ir a entregar el justificativo de mi madre para que supiera porque iba a faltar. Cuando iba camino hacia allá no podía dejar de sentir nervios por verlo nuevamente. Sabía que al ir sin mi madre sería más coqueto que de costumbre, lo cual no me disgustaba si era sincera.

Cuando por fin llegue a su dirección me pare frente a la mansión. No sabía que hacer o decir, así que toque la puerta de madera. Espere varios minutos y nada, así que volví a tocar y está vez me abrió. Adrian se veía confundido y estaba sin polera.

—¿TN?— ¿Sabía mi nombre? Me sorprendí ante esto, porque creía que una persona tan importante como él, y que conoce a tantas personas no recordaría mi nombre.— oh... Hola. De todas las personas que imaginé tú jamás pasaste por mi mente.

—señor Pucey-

—dime Adrian, no me hagas sentir viejo.— pidió con simpatía. Sonreí sin poder evitarlo.— que descortés de mi parte. Por favor, pasa.

—oh no, es que la verdad es algo rápido.— me excuse. Mis ojos me traicionaron mirando su abdomen marcado por leves segundos.

—insisto, por favor entra.— dude mordiendo mi labio.— no me hagas repetirlo para parecer insistente.

—esta bien.— sonreí entrando y lo espere para caminar con él.

—¿Y? ¿Como has estado?

—yo bien, la que no está bien es mamá y por eso he venido.— mostré la carta y se la entregué.— el día de ayer fue al doctor porque se cayó y golpeó el brazo, al parecer se lo rompió y tiene unos días de reposo.

—no puede ser...— leyó la hoja y abrió la puerta de entrada sin dejar de leerla.— pobre de ella, pero ahora, ¿Esta bien?

—esta mejor la verdad, en dos días le darán el alta.— él cerró la carta y la dejó en su gran mesa.— ¿Esta... Enojado?

—no, claro que no, no podría estarlo.— sus ojos vagaron por mi cuerpo haciendo que una sonrisa traviesa se asomara por sus labios. Se veía tan encantado conmigo y eso me gustaba.— umh... Tengo un vino guardado, es muy bueno. ¿Te gustaría abrirlo conmigo?

—no se si sea correcto.— confesé. Vamos, era el jefe de mamá, no podía meterme con él, aunque que sexy era con su abdomen trabajado y su línea en v marcada.

—¿Por qué no lo sería? Es solo una copa.— sonrió tomando dos.— ¿O me vas a dejar bebiendo solo?

—yo...— mire las copas de sus manos, y como se acercó a mí con estas. ¿Que pasaría si lo dejamos en secreto y me meto con él?— solo una...

—una no es ninguna.— su mano se puso en mi espalda baja para comenzar a guiarme por su gran mansión. Su mano se sentía tan grande.— ¿Sabes? De alguna manera me caes muy bien. Siempre he esperado conversar más contigo.

—¿Ah si? ¿Por qué conmigo?

—porque eres bella, eres agradable, eres inteligente. Cualquier persona inteligente sabe que se debe relacionar con personas así, tal como tú.— abrió una puerta y camino a tomar una botella. Me había llamado bella, eso significaba que le parecía atractiva.

𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭𝐬 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora