Para la tercera clase de la mañana le entregamos la investigación sobre los libros a la profesora Elena y volvemos a nuestro lugar para guardar nuestras cosas.
—Te doy un consejo —dice Dooley.
—Adelante.
—Ve ahora a cambiar tu ropa para la clase de gimnasia.
—Pero si aún falta una hora y tenemos que almorzar.
—Todos corren a almorzar como locos, entonces el casino se llena y luego todo el salón corre a cambiarse a los vestidores.
—No estoy entendiendo —me rasco la cabeza. Pone los ojos en blanco.
—Que te ahorras la fila en el casino, porque ya están todos con su comida —explica —y para cuando todas estén amontonadas, cambiándose ropa, tú ya estarás lista.
—¡Oh! Comprendo —digo al entender a qué se refería —tienes bastante razón.
—Entonces a cambiarse la ropa y nos juntamos en 10 minutos.
Vamos al casillero por nuestro uniforme de deporte y luego al sector de la cancha, para ir a los vestidores. Yo camino hacia el lado izquierdo, mientras que Dooley al derecho y desaparecemos al mismo tiempo por distintas puertas.
Me cambio y dejo mis cosas en el casillero de los vestidores. Luego de 10 minutos salgo con mi ropa de deporte puesta, mientras que el pelirrojo ya me está esperando sentado en una banca que hay fuera del camarín femenino.
—Estoy lista —informo.
Emprendemos camino al comedor y como dijo Dooley anteriormente, no hay fila.
Dentro de la mensualidad va incluido el almuerzo, pero si quiero escoger algo aparte tengo que poner dinero adicional. En el menú de hoy hay para escoger entre un plato de arroz con una salsa extraña y una sopa.
—¿Qué vas a pedir? —le pregunto al chico junto a mí.
—El arroz —responde —la salsa no es tan asquerosa como se ve.
Arrugo un poco la cara y me decido por la sopa. No me fío de la salsa.
La mujer encargada pone nuestros platos en la bandeja, junto a un pequeño plato de ensalada y un zumo, que podía ser de fresa o naranja y ambos escogimos naranja.
—Allí hay una mesa desocupada —señalo con mis labios.
Nos sentamos en la mesa que en realidad es para 6 personas, pero al parecer solo nos tenemos el uno al otro en este lugar. Aunque no me quejo, me agrada que sepamos llevarnos bien.
—Sigo pensando que esa salsa se ve asquerosa —comento.
—Por eso hay que comerla con los ojos cerrados, e imaginar que es algo rico —se ríe.
—Que buena técnica.
Cuando nuestro almuerzo termina nos vamos a sentar a las gradas y a reposar. Algunas personas rondan por el espacio, pero por lo que me dijo Dooley, la mayoría prefiere ir al patio central, como está más cerca de los salones.
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Nuestro Eclipse #1
Teen FictionSiempre fui una amante del cliché, pero no lo había notado hasta que él me lo dijo. -Eres todo un cliché, enana -solía decir con una sonrisa un tanto burlona. A él le parecían tonterías, pero cada vez se fue enamorando más de las cosas básicas y c...