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Me termino de poner la camiseta de Dylan, salgo del baño principal y dejo escondido el pequeño paquete de toallas sanitarias que tuve que bajarme a comprar a mitad de camino

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Me termino de poner la camiseta de Dylan, salgo del baño principal y dejo escondido el pequeño paquete de toallas sanitarias que tuve que bajarme a comprar a mitad de camino. Me voy a la cocina y Neels ya está cambiado de ropa, lleva un buzo completo de Dylan. Tuvimos que usar la ropa del castaño, porque la de nosotros se humedeció en el corto camino al estacionamiento y luego en lo que nos bajamos para buscar a Dylan.

—El café ya está casi listo —dice el rubio frente a mí —¿Lo quieres llevar tú? O prefieres que suba yo.

—Yo voy —pongo las tazas sobre el mesón —quiero estar un rato con él.

—Está bien —me dedica una sonrisa —Si a cualquiera de los dos le dan los impulsos de querer matar al otro, grita y subiré.

—No seas dramático —me río.

Neels sirve café en las tres tazas y yo tomo dos para subir a la habitación de Dylan, mientras él se dirige a la sala, para lanzarse en el sofá.

Con mi pie golpeo la puerta y escucho al dueño de la habitación gritar "pasa". Está terminando de ponerse la parte de arriba de su pijama y se sienta en la cama.

—Te traje un café —lo dejo sobre la mesita de noche y le doy un sorbo al mío —¿Tienes secador para el cabello?

—En el baño.

Dejo mi taza junto a la de él y entro a su baño. Me paso rápidamente el secador por mi cabello y luego salgo con él del baño para dirigirme a donde Dylan.

—Te toca —conecto el aparato junto a la cama y me ubico frente a Dylan para encender el secador.

Sin pedirle autorización paso mi mano en su cabello y comienzo a pasar el secador. Él aparta su taza de café y se mantiene en silencio dejando que yo siga en lo mío. Cuando su pelo ya no se siente húmedo desconecto el secador y lo vuelvo a dejar en el lugar que estaba.

Tomo mi taza y bebo el contenido que ya está tibio. Como Dylan ya terminó de beberlo, recojo las dos tazas y camino a la puerta.

—Recuéstate y descansa.

—¿Vas a volver a subir? —asiento.

Lavo mi taza y la de Dylan. Cuando voy a mirar a Neels, él está plácidamente dormido en el sofá, por lo que también lavo su taza y luego subo a la habitación de Dylan, aunque esta vez no me molesto en golpear, simplemente entro.

Me siento en el lado desocupado de la cama y miro la hora en el reloj de pared. Ya está por terminar la clase de música. Mi mamá me va a querer matar si se entera que me salté medio día de clases, pero a lo mejor Neels me puede ayudar para librarme de eso.

Dylan apoya su cabeza en mis piernas y automáticamente mi mano se va a su cabello para jugar con él. Quiero hablarle, pero siento que si lo hago podría matar el aura de tranquilidad que nos rodea y quizás saldría a flote el tema del sábado, el cual por ahora no me apetece tocar.

Nuestro Eclipse #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora