Me miro una vez más en el espejo. Creo que debería apartarme, porque llevo los últimos diez minutos mirándome. Estoy un poco nerviosa, así que en estos momentos necesito que alguien me dé una patada en la cara y me deje firme en la tierra.
Tomo el gorrito de santa con mis iniciales y lo llevo a mi cabeza. Combina con el suéter rojo de lana que llevo hoy. He optado por un outfit bastante sutil para la cena, un pantalón negro, el suéter y mis botas.
Bajo a la cocina y mi mamá está con un delantal navideño mirando que el pavo en el horno no se queme. Mi papá está sentado ojeando un periódico y supongo que mis hermanos deben estar viendo televisión.
—¿Necesitas ayuda? —mi mamá da un pequeño salto, al parecer no se había percatado de mi presencia.
—Ya está todo listo —apaga el horno —Tu padre me ayudó con la mesa.
—Soy un buen esposo —habla el mencionado.
—Ve a ver qué hacen tus hermanos.
Hago caso y me voy a la sala para ver al par de desordenados. Ambos están con su mirada pegada en la televisión viendo mi pobre angelito, no sé cómo no les aburre ver la misma película todos los años, aunque la verdad es que a mí también me gusta verla, quizás deba sentarme con ellos. Retiro lo dicho, el timbre acaba de sonar y el nerviosismo vuelve a hacer su entrada triunfal.
Intento poner mi mano firme en el picaporte y girarlo. No hay nada que temer, solo son Dooley y Dylan, ya los conozco. Pero al parecer es sólo Dooley, porque al abrir la puerta solo veo una cabellera pelirroja.
—Hola —sonríe.
—Hola —me acerco a él y le doy un rápido abrazo.
—Dylan ya viene. La cuadra estaba un poco llena, así que tuvo que estacionar en la otra.
—¡Dooley!
—Te llaman —me río.
—Iré a saludar a esos dos.
El pelirrojo camina en dirección a la sala y yo me acerco a cerrar la puerta, ya que solo la dejé junta hace unos segundos atrás con el viento se volvió a abrir.
Me voy a la cocina para decirle a mis padres que el pelirrojo ya llegó y mi padre es el primero en levantarse para conocer al chico que me aguanta todos los días. Será la primera vez que se vean, ya que cuando Dooley ha venido a casa, mi padre siempre estaba en el trabajo.
—Voy a abrir —digo cuando la puerta ha vuelto a sonar.
—Iré a buscar los gorros —me susurra mi mamá.
Llego rápido a la puerta, pero al estar frente a ella me detengo. Tomo una gran bocanada de aire y me decido a abrir.
¿Han escuchado Mr saxobeat alguna vez?
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Nuestro Eclipse #1
Teen FictionSiempre fui una amante del cliché, pero no lo había notado hasta que él me lo dijo. -Eres todo un cliché, enana -solía decir con una sonrisa un tanto burlona. A él le parecían tonterías, pero cada vez se fue enamorando más de las cosas básicas y c...