Siempre fui una amante del cliché, pero no lo había notado hasta que él me lo dijo.
-Eres todo un cliché, enana -solía decir con una sonrisa un tanto burlona.
A él le parecían tonterías, pero cada vez se fue enamorando más de las cosas básicas y c...
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La profesora Elena me parecía agradable, hasta hoy. Sus clases de los lunes me dan mucha flojera, pero eso no significa que la odiara, sino que mi cara larga se debía a que son los lunes a primera hora. Luego de este día creo que si la odio un poco.
Hoy teníamos un examen y lo olvidé por completo. Según la profesora lo dejo para hoy porque tuvimos un fin de semana largo para estudiar. Ni siquiera lo recordaba y mi fin de semana se basó en fiestas y tiempo familiar, no había espacio para tontos estudios. Al menos logré recordar algunas cosas y contando el puntaje, creo que me alcanza para tener una nota aprobatoria, aunque sea la mínima, sin embargo, peor es nada.
Lo negativo de todo el asunto, es que estoy en mis días y eso solo agrava la situación, porque juro que quise hacer una bola de papel con el examen y lanzarla en la cara de Elena, pero dejé esa fantasía de lado e intenté concentrarme un poco en las preguntas de la hoja.
—Nunca olvido estudiar —dice Dooley cuando Elena ya se ha retirado del salón —aunque dicen que para todo hay una primera vez.
—Espero que podamos sobrevivir y no morir bajo la comandante Elena —bromeo —El rey de los retos te dejo un poco cansado al parecer –estallo en carcajadas.
—Te odio —me muestra la lengua —Te dije que no volvieras a dejar que hiciera eso, algún día me meteré en problemas por esos retos.
—Estabas con Miley —me encojo de hombros —ella debía controlarte a ti y a tu segunda personalidad.
—Miley se empeña en buscar el peligro y disfrutarlo —niega divertido —además, me cambiaste por Neels.
—Tú estás antes que todos —le sonrío —mejor vamos por algo para desayunar, celoso.
Bebemos un café bastante cargado para intentar mantener una cara agradable para la siguiente hora junto a una magdalena. Miley se sienta con nosotros y se dedica a molestar a Dooley durante todo el desayuno.
—Hola —dice Xavier uniéndose a nuestra mesa y usando la silla vacía a mi lado, porque Miley con Dooley estaban al frente.
—Hola —le devuelvo el saludo.
—¿Podemos hablar durante el segundo receso? —asiento —Es algo importante.
—Está bien —digo un poco confundida.
—Bueno, ahora te dejo para que sigas con tus amigos —solo le sonrío y él se levanta para volver a su mesa.
—Uy —dice Miley —Conversa importante, parece algo serio —se come el último trozo del sándwich que pidió.
—Espero que no sea algo malo.
—No seas entrometida —le dice Dooley a Miley, provocando que ahora la cabreada sea la pelinegra. Y así transcurre el resto del receso con ellos dos molestándose mutuamente hasta el toque de campana.
