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Hoy toca, conocer un poco de Theodoro Dooley...

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Hoy amanecí con bastante hambre, al nivel de que mis tripas hacían ruido en mitad de la clase, y ya es la hora del receso, por lo cual podría ir a comer tranquilamente al casino, pero no, prefiero quedarme aquí. Se que si salgo me voy a topar con el clan perfección y eso solo haría que me ponga roja de la vergüenza, no por Dylan, sino por Neels que ayer escuchó todo. Aunque no creo que le haya sorprendido luego de encontrarme junto a Dylan en su habitación el sábado por la noche.

Xavier al ver que no he salido con mi grupo se ha acercado, y sólo traté de evitarlo, decirle que no me sentía bien, aunque en cierto punto no me siento bien por la sangre que hay entre mis piernas, entonces prefiero quedarme sola.

—Te traje esto —aparece Dooley en el salón vacío, con un sándwich envuelto en una servilleta.

—Eres el mejor —chillo.

—¿Te encuentras bien?

—Si —asiento —Solo estoy en mis días, entonces no me quiero mover.

Básicamente acabo de decir la verdad, pero lo de mis días solo es el 50% de la verdad y prefiero no contarle a Dooley sobre el otro 50% porque eso implicaría explicarle lo que casi pasa con su primo y por lo que he visto en las películas o series, no es bueno relacionarse con los familiares de tus amigos más cercanos, porque puede ser un gran lío.

—Significa qué si te molesto solo un poco, ¿me querrás fusilar? —asiento.

—Así que más te vale ser un buen chico, Theodoro.

—Voy a ignorar el hecho de que me has llamado por mi nombre, solo por hoy.

—Está bien, Theodoro —suelto una risilla.

—No abuses de tu poder.

Me comienzo a reír, pero mi risa se ve interrumpida por el celular de Dooley. Por instinto miro la pantalla y veo que es su mamá, por lo que automáticamente el semblante del pelirrojo cambia, ya no es como hace unos segundos.

—¿Es necesario qué le contestes? —me atrevo a preguntar.

—Si no lo hago, molestará todo el día y luego llamará a mi papá —su mandíbula se tensa —y es lo que menos quiero.

—Dámelo —extiendo mi mano y él deja su celular sobre ella —Buenos días —respondo y pongo el altavoz.

¿Quién habla?

—Hola, soy Sarah —me presento.

¿Qué haces con el celular de Theodoro? —pregunta de mala manera.

—Soy su amiga y compañera de lugar —aclaro —él ha ido a comer algo al casino y ha dejado el celular en la mochila.

Está bien.

—¿Quiere dejar un mensaje?

Qué me llame cuando tenga otro receso —y corta.

—Gracias —responde el pelirrojo —me has dado una hora más de libertad —dice en tono de broma.

—Creo que no le agradó que contestará yo.

—Es una odiosa —pone los ojos en blanco.

El timbre suena, por lo que Dooley saca su cuaderno y se acomoda en su lugar a medida que el salón de clases vuelve a cobrar vida.

Nuestro Eclipse #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora