Una semana, una semana y tendré mis preciados días libres. Posiblemente mis papás aprovechen la semana santa para ir de viaje a casa de mi tío, hermano de mi papá y podré ver a Margaret, mi prima, lo que quizás me sirva para despejar un poco la mente.
Mason me extiende la guía y de las 20 preguntas de alternativas, tuve 5 malas. El miércoles es mi examen de historia y la semana pasada nos dieron una guía para poder estudiar. Como Mason una vez se ofreció para ayudarme con Historia, decidí hablarle esta mañana y aceptó ayudarme.
Es un poco incómodo acercarme a los amigos de Dylan, ya que corro el riesgo de toparme con él, pero esos chicos me agradan. Con Neels tengo confianza para hablar de ciertas cosas, Seth es el novio de mi amiga, Mason siempre es caballeroso y me saluda cuando me ve en los pasillos, por su parte, Nolan se queda mirando mi trasero, a pesar de que no es mucho el que tengo, además de que es muy coqueto por naturaleza, aún así, me agrada bastante.
—Si esto fuera un examen real, al menos no reprobarías —se encoge de hombros —Te recomendaría repasar la materia que abarca las preguntas en las que has cometido error —baja su pie de la mesa de la biblioteca —Aunque son todas en base a lo mismo, así que solo tendrás que reforzar ese tema.
Mason mira detrás de mí y frunce el ceño. Por curiosidad también miro y viene Nolan con su radiante y habitual sonrisa que chico coqueto que podría derretir a medio mundo femenino.
—¿Qué quieres? —pregunta el moreno antes de que Nolan pueda hablar.
—Dylan quiere que vayamos al salón.
—¿Para qué? —Nolan se encoge de hombros —Él ya sabía que estaría ocupado.
—Claro que lo sabía y dice que le importa una mierda, y que vayas.
—Por mí no te preocupes —me apresuro a decir —Ya me ayudaste bastante.
—¿Segura? —asiento —si quieres, luego de finalizar las clases me hablas.
—Gracias, Mason —le sonrío.
Me dedica una sonrisa y se pone de pie. Nolan, como era de esperarse, me guiña un ojo y luego camina junto a su amigo a la puerta de la biblioteca, para ir camino a donde el idiota que los necesita.
Ordeno mis cosas y camino en dirección al segundo piso para mi última clase del día, aunque aún faltan unos minutos para el toque. Mis amigos no se encuentran en el salón, de seguro están en la cancha pasando el rato antes de volver a la prisión estudiantil.
[...]
Me quito el cinturón de seguridad, bajo del auto y corro para abrazar a Margaret que da saltitos como una niña pequeña cuando su mirada se cruza con la mía.
—¡Sari! —grita.
—¿Cómo estás? —le pregunto sin despegarme de ella.
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Nuestro Eclipse #1
Teen FictionSiempre fui una amante del cliché, pero no lo había notado hasta que él me lo dijo. -Eres todo un cliché, enana -solía decir con una sonrisa un tanto burlona. A él le parecían tonterías, pero cada vez se fue enamorando más de las cosas básicas y c...