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Hasta hace unas horas atrás, aún no tenía decido si subir esto o no, pero... aquí estamos y les presento a Xavier.
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Abro mis ojos y veo la pared azul de la habitación de Dylan. Luego de que me costara un poco conciliar el sueño, dormí como una bebé. Me giro y veo el cuerpo de Dylan casi colgando en el otro lado de la cama y con su cara hundida en la almohada ¿En qué momento llegó? Solo él y Dios saben esa respuesta.

Me levanto de manera silenciosa y salgo de la habitación. Al parecer Dylan dejó la puerta de Dooley abierta en caso de alguna emergencia, así que me acerco a mirar, pero el pelirrojo aún sigue dormido, por lo que aprovecharé de hacerle el desayuno.

Saco lo necesario para hacer unas tostadas, un café con leche reparador y un poco de fruta. Pongo todo sobre una bandeja de madera y sirvo el agua caliente, que era lo último que me faltaba.

—¿Hola? —aparece un Dylan un poco dormido.

—Hola —respondo.

—¿Qué haces? —pregunta en mitad de un bostezo y pasando la mano por su cabello.

—Le llevo el desayuno a Dooley —apunto a la bandeja.

—¿Y yo qué?

—¿Tú qué? —lo miro con una ceja arqueada.

—Mi desayuno.

—Puedes prepararlo solo —me encojo de hombros.

—Mejor me iré a duchar para despertar, porque aún sigo algo dormido —pone los ojos en blanco –
—y para ver si en esos minutos se te ablanda un poco el corazón y me preparas algo de comer. Muero de hambre.

Tomo la bandeja para Dooley y paso por el lado de Dylan ignorando su comentario. Subo de manera lenta, para evitar terminar escalera abajo y hacerle compañía al brazo de mi hermano.

Al llegar arriba el pelirrojo ya está despierto tomando una aspirina junto a un vaso de agua, que de seguro le dio su primo.

—Buenos días bello durmiente —le sonrío —Te traje el desayuno.

—Hola —me devuelve la sonrisa —Eso huele bien. Se acomoda y le extiendo la bandeja.

—¿Dormiste bien? —asiente.

—¿Tú?

—También —sonrío —Tu primo me pasó su cama —omito la parte de que amaneció junto a mí —Y estaba cómoda.

—Lo sospeché —se ríe —solo por ese pijama que te queda enorme.

—Al menos es mejor que el uniforme del colegio —Me encojo de hombros.

Se queda unos segundos en silencio y se dedica a comer lo que preparé para él. Cuando solo le queda un poco de café con leche en la taza me mira y sonríe de manera tierna.

—Gracias por acompañar a Dylan ayer. La verdad pensé que no te agradaba.

—Logré sobrevivir junto a él sin tener deseos de matarlo —me río —Estábamos preocupados por ti y sólo importaba saber dónde estabas —Se vuelve a quedar en silencio —Dooley, está bien si no quieres contarme que pasa en tu vida, todos tenemos nuestros secretos —tomo su mano —Pero no quiero que te alejes porque te vi en un momento indefenso. Somos amigos y estamos para apoyarnos en todo, así que puedo respetar tu privacidad y todo, aunque solo te pido que no te alejes, porque no quiere que te encierres en una burbuja ¿Vale? —asiente.

Nuestro Eclipse #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora