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Dooley dice que sus días sábados son completamente aburridos, porque está más solo de lo normal

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Dooley dice que sus días sábados son completamente aburridos, porque está más solo de lo normal. Su padre no aparece nunca los sábados y Dylan suele salir a entrenar o va donde Neels, por lo que me pidió que lo fuera a ver para que pasemos la tarde. Claramente acepté, me encanta pasar tiempo con Dooley y en mi casa mis hermanos me suelen estresar con facilidad. Además de qué había tenido una estúpida pelea con mi mamá, por algo tan simple, que solo quería salir de casa. Odio ese lado de las mamás en que hacen un gran drama por lo mínimo.

Le envío un mensaje a mi amigo para decirle que me he bajado del autobús y voy llegado, pero la respuesta que recibo de vuelta no me gusta y me hace frenar de golpe.

"Lo siento, tuve que salir hace poco de urgencia y olvidé avisarte, pero ya estoy casi listo.
Dylan aún está en la casa, golpea y espérame dentro"

Le respondo con un simple "está bien" y bajo la velocidad de mi paso. A veces podría odiar a Dooley, porque siempre termino a solas con su primo gracias a él. Aunque qué más da, solo lo veré en la puerta y eso será todo. Dejo que mis nudillos hagan contacto con la madera fría y golpeo, no sé porque hago eso si hay un timbre. Un Dylan un poco confundido me mira cuando esta se abre.

—Dooley no está.

—Lo sé —acomodo mi mochila —me dijo que lo esperara adentro, que ya venía en camino —él solo asiente y vuelve adentro.

Entro y escucho sus pasos subiendo por la escalera. Me dirijo a la sala, dejo mi mochila sobre el sofá y me dejo caer junto a ella. Tal vez en vez de estar aquí sentada haciendo nada, debería aprovechar esta oportunidad y averiguar si Neels mantendrá su bocota cerrada, porque el día que nos escuchó la que quedó en vergüenza fui yo y no su amigo. Y Neels es agradable, pero sigue siendo un chico "superior" por lo que me debería preocupar un poco.

—¿Qué quieres? —escucho a través de la puerta luego de haber golpeado.

—¿Se puede? —elevo un poco el tono de mi voz para que me escuche.

—Dame un segundo —muevo mis pies de manera inquieta hasta que escucho un simple "pasa".

Está de pie en mitad de su habitación pasando unas vendas por sus manos y la verdad es que no entiendo para qué son, pero tampoco es que me interese mucho ahora.

—¿Y? —me mira con una ceja arqueada esperando que hable.

—Quiero hablar de algo contigo.

—No tenemos nada que hablar —dice con su actitud de idiota. Ok, a pesar de que ya no estoy en mis días, si tengo una actitud bastante cabreada en este momento, así que hasta el más mínimo comentario me puede hacer explotar como una bomba letal.

—Escucha idiota —digo en un tono bastante serio —Cuando tú —apoyo mi dedo en su pecho —quieres hablar conmigo, soporto que me arrastres por todo el maldito colegio, así que ahora, tú vas a cerrar tu puta boca y me vas a escuchar —parpadea un poco descolocado —¿Está bien? —asiente de manera lenta —Le vas a decir a tu queridísimo amigo Neels que mantenga la boca cerrada, porque las dos jodidas veces que nos encontró, visto desde un tercer punto de vista, solo quedo como estúpida arrastrada yo y no tú —vuelvo a enterrar mi dedo en su pecho.

Nuestro Eclipse #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora