Nuestro Eclipse #1

5

Quiero dejar una foto de mi preciosa Sarah. Son libres de imaginar a quienes quieran, pero aun así espero que les guste.
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Esperamos que el salón se desocupe y las chicas llegan a nuestro lado con una sonrisa.

—¡Hoy es día de compras! —chillan, a lo que Dooley se ríe.

Luego de que le recordaran toda la semana que hoy iríamos de compras, ha quedado sin respuesta y solo se ríe.

—En dos horas nos juntamos en el centro comercial —dice Jenna.

—Me parece bien —dice Chloe emocionada.

—Entonces vamos a nuestras casas para no perder más tiempo —dice Miley a lo que todos asentimos.

Las chicas salen, pero yo aún tengo mi estuche sobre la mesa.

—Ve con ellas —le digo a Dooley —yo te alcanzo.

Para mi suerte me hace caso y camina fuera del salón. En cuanto atraviesa la puerta guardo rápidamente el estuche y saco el trozo de papel de mi bolsillo.

"Después de clases en la cancha de deportes."

Leo una vez más el papel que encontré dentro de mí cuaderno. Ni siquiera sé cómo llegó, pero si sospecho de quien puede venir.

La verdad es que no sé si ir, pero la curiosidad puede más que cualquier cosa. Una parte de mí dice que vaya y la otra dice, no seas idiota y ve a tu casa.

Tomo mi celular y le envío un mensaje a Dooley en el que le digo que tengo que pasar a preguntar algo a la oficina del director y que no me espere.

Meto nuevamente la nota en mi bolsillo y a paso rápido camino en dirección a la cancha, pero no noté en qué momento empecé a trotar para llegar.

Salgo al exterior y veo a alguien recostado en el césped de la cancha. Es él. Bajo la velocidad de mi paso y recién cuando estoy junto a él nota mi presencia.

—Demoraste mucho —dice en tono serio.

—Oye Dylan, si este drama es porque te aventé un vaso de malteada, lo siento ¿Vale? No iba pendiente del camino —digo con cierto valor que no sé de dónde salió.

—Así que ya sabes mi nombre —dice con cierto toque de burla en su voz —No veía venir eso, Sarah.

—Yo ya te dije que lo sentía —doy un paso atrás ignorando que también sabe mi nombre —ahora me voy.

—Ni siquiera sabes para qué te hablé —dice cuando me he dado vuelta para volver al interior del colegio.

—¿Acaso no era por lo de la malteada? —lo vuelvo a mirar.

—No —niega con la cabeza —pero disculpas aceptadas.

—¿Entonces?

—Solo para advertirte que no estés jugando con Dooley —dice volviendo a su tono serio —Lo que sea que tramen tú y tus amiguitas chillonas...

—¿Por quién me tomas? —Lo corto —Dooley me agrada bastante y ni yo ni las chicas tenemos una mala intención con él.

—Hasta el año pasado era totalmente ignorado y casualmente ahora está en boca de todos.

—¿Y eso qué? —digo con un tono de enojo —a mí me alegra que esté disfrutando.

—Te diré esto una vez —se acerca de manera inmediata —Si tú o cualquiera de esas chicas le hace algo a Dooley, no van a querer meterse nunca más con él, así que más te vale que sea como dices y sean buenas intenciones.