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La chica que no soporta el silencio ante nuestros ojos. Mi bella Miley.
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La tarde se pasó bastante rápido y entretenida. Luego de lo ocurrido en la cocina no miré a Dylan en el tiempo que estuvimos en la mesa, porque me daba un poco de vergüenza.

Cuando se terminó la comida, Dooley prácticamente obligó a los chicos a lavar la loza sucia, a lo que después de unos quejidos aceptaron. Luego de eso con el pelirrojo y Miley nos fuimos a sentar al patio trasero donde nos reímos bastante. Entramos y nos dedicamos a jugar un juego de mesa que tenía Dooley. Miley le preguntó a los chicos si podía subir una historia y mencionarlos, a lo que ellos accedieron porque estaban bastante entretenidos, incluso a Mason se le escapaba alguna que otra risa. Nuestras amigas respondieron la historia de Miley, pero ella las ignoró porque estaba disfrutando del momento. Ahora estamos viendo una película de comedia que escogió Mason, en la cual aún no se ha reído.

—Me tengo que ir —me susurra Miley —El cumpleaños de mi hermana terminó y mamá quiere que la ayude a ordenar —asiento.

—¿Te vas? —le pregunta Neels al ver que la chica se pone de pie.

—Si —le responde ella —Mamá me necesita.

—Yo también me tengo que ir —dice Mason —¿Te llevo?

—Bueno —le responde de lo más normal, aunque por dentro debe estar saltando como una loca.

Miley toma sus cosas y se pone la chaqueta, al igual que Mason. Ambos se despiden y luego suena el motor de un auto. No sé cómo no notamos los autos cuando llegamos.

—No sé porque lo dejamos elegir la película si no la terminó y tampoco le hizo gracia —se queja Neels —¿Puedo ver un partido de fútbol?

Con mi amigo solo nos escogemos de brazos y a Dylan no parece importarle lo que vea Neels.

Tomo mi teléfono, porque lo he tenido de lado casi toda la tarde y veo que Miley ha subido otra historia, en la que va sentada de copiloto de Mason cantando y él solo sonríe de medio lado mientras maneja.

—¿Crees que Mason aguante a Miley durante el camino? —Le pregunto a Dooley.

—Al menos no se ve cabreado.

—Quizás que hizo para conseguir que Mason se dejara ver —dice Dylan sin despegar la mirada de su celular. Al parecer está viendo lo mismo que nosotros.

Mientras Neels se mantiene concentrado en su partido de fútbol, Dylan se levanta a la cocina por algo de beber y luego vuelve. Con Dooley jugamos a un juego de preguntas de cultura general con oponentes aleatorios.

—Diablos, la hora —digo cuando hemos salido del juego y he visto la hora —me iré antes de que mamá se ponga paranoica.

Me levanto del sofá pequeño que compartía con Dooley y saco mi chaqueta de dentro de mi mochila, porque el clima cada vez se pone más frío.

—Deberías ir a dejarla —dice Neels despegando la mirada de la televisión —Ya es tarde —a lo que Dylan lo mira con una ceja arqueada.

—No, yo tomaré un taxi —choco los cinco con Dooley —Adiós —le digo a los otros dos chicos y no espero a que se despidan.

Le envío un mensaje a mi mamá para decirle que ya voy en camino y que estoy viva junto con todas mis extremidades. Cuando estoy por cruzar la calle me detengo al ver que viene un auto.

—Sube rápido —escucho el grito de la ventana —Y no empieces a chillar con que tomarás un taxi, porque Neels ya me obligó a salir.

Lo dudo un poco, pero al ver que se está cabreando corro a la puerta del copiloto.

Nuestro Eclipse #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora