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Mi fin de semana pasó bastante rápido y puedo decir que lo disfruté

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Mi fin de semana pasó bastante rápido y puedo decir que lo disfruté. Luego de que mi prima se quejara toda la mañana del sábado por el dolor de cabeza, durante la tarde pudimos ponernos un poco al día y le conté todo sobre Dylan, por lo que ahora odia a un chico que ni siquiera conoce. El día domingo dimos un paseo por la ciudad en familia y pasamos la tarde viendo películas. El lunes luego del desayuno me tuve que despedir de Margaret y volver a casa.

Hoy saldré con Dooley y Jenna a tomar un helado al centro comercial. La verdad es que con Dooley no tomábamos helado juntos desde la vez que nos escapamos del colegio y casi nos reventamos con tanto helado.

—¿Puedo hacer una pregunta? —dice Jenna mirándome.

—Adelante.

—Llevo toda una semana aguantando para no ser imprudente, pero a veces la curiosidad puede conmigo —llega un poco de helado a su boca —¿Dylan y tú...? —deja la pregunta al aire.

—No hay nada —respondo lo más normal posible.

—¿Puedo preguntar la razón?

—Había cosas que ya no me agradaban de él —me encojo de hombros intentando restarle importancia al asunto —y a él también le desagradan cosas de mí —me concentro en mirar la gran copa de helado —era mejor frenar lo que aún no comenzaba.

—¿Lo de Danna tiene algo que ver?

—¿Danna? —pregunta el pelirrojo confundido.

—Al parecer a Danna le gusta tu primo —responde Jenna —O eso creemos.

—¿Qué les hace creer eso? —Doleey arquea una ceja.

—Mmh —Jenna me mira —¿Intuición femenina?

—Intuición femenina —asiento —Pero dejemos el tema, mi querido Theodoro. No me apetece hablar de tu primo.

—No me llames Theodoro —pone los ojos en blanco.

—Theodoro es un lindo nombre —Jenna se encoge de hombros.

—Vale, Jennifer —le responde —No te molesta que te llame Jennifer ¿Verdad? —Jenna le da una mala mirada.

—Vale, quizás Dooley sea mejor —suelto una carcajada y ambos me miran.

—Es gracioso ver como se pelean por sus nombres, mientras que yo soy Sarah y sigo siendo Sarah —me río —No se enojen, Theodoro y Jennifer.

—¿Quieres volver a hablar sobre mi primo?

Esta vez soy yo la que le da la mala mirada y saco una enorme cucharada de helado para meter a mi boca y no llenar de insultos a mi amigo.

—Mejor terminemos de tomar esto —dice Jenna.

[...]

Nuevamente tengo que volver al colegio después de una casi agradable semana de libertad. Casi agradable, porque no todo fue tan lindo. Cuando estuve en casa de Margaret disfruté mi estadía, me dediqué a pasarlo bien, ya que mi prima me tenía con la mente ocupada la mayor parte del día. Al volver a casa lo pasaba bien estando con mis amigos, me servía para distraerme, pero cuando llegaba la hora de estar sola en mi habitación, la imagen de Dylan se venía a mi mente, lo cual me hace sentir estúpida porque ya ha pasado casi un mes desde lo ocurrido y a él pareció no importarle, mientras que yo sigo como una idiota pensando en él.

Nuestro Eclipse #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora