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Dooley me ha invitado a pasar el día en su casa, pero se supone que Dylan llega hoy de Italia y no quiero topármelo

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Dooley me ha invitado a pasar el día en su casa, pero se supone que Dylan llega hoy de Italia y no quiero topármelo. Así que hoy sí que he mantenido mi celular lejos de mí porque estando en el mismo país sus llamadas me entrarán. Estos últimos días lo mantuve encendido, pero para ignorar cualquier señal de él, no estuve conectada a ninguna red.

A veces creo que estoy actuando como una tonta al no querer responderle, aunque luego pienso que cualquier chica se sentiría igual o más dolida que yo. Siento que no se despidió de mí porque en cierto punto quería escapar de lo que había hecho.

Lo peor es que pasado mañana comienzan las clases y no será tan fácil evitarlo. Al menos se que no se atreverá a acercarse si estamos en público, pero si me descuido un segundo, el muy idiota me arrastrará por todo el colegio para obligarme a hablar con él.

Mis vacaciones han sido las más aburridas de la vida. Mi papá no quiso tomarse las vacaciones, por lo que se dedicó a trabajar. Los únicos paseos que tuve fueron dos salidas a casa de mi abuela, ya que cuando quería ver a Dooley prefería invitarlo, así pasábamos el rato en mi casa, pero los odiosos de mis hermanos le insistían para jugar y él tan buen chico, no podía decirles que no, por lo que terminaba leyendo lo que tuviera en mano para no aburrirme. Así que solo espero que no hagan la típica pregunta estúpida que hacen en primaria "¿Qué hicieron en vacaciones?". Lo de dormir durante todas las vacaciones lo dije como chiste, aunque al parecer se terminó volviendo real.

—¡Sarah! —escucho la voz de mi mamá desde el pasillo, por lo que me levanto del cómodo sofá.

—¿Qué pasa? —pregunto cuando llego a su lado.

—Tú padre me invitó a cenar hoy —sonríe como si fuera una chiquilla de 15 años —¿Podrías cuidar a tus hermanos?

Automáticamente hago una mueca. Estoy en mis días y si mis hermanos hacen el más mínimo comentario, les lanzaré lo que tenga más a mano, pero mamá nunca tiene un tiempo para disfrutar, así que tendré que intentar mantener la calma.

—Vale —pongo los ojos en blanco, algo que he hecho con mucha frecuencia esta última semana.

—Puedo decirle a Max que te ayude, al parecer el otro día los pudo controlar.

—No creo que sea necesario molestar al vecino.

—Así no será tanto trabajo para ti —se encoge de hombros.

—Me has convencido —sonrío —Llama a Max.

O más bien a la madre de Max, ya que tiene el número de la vecina en caso de emergencias. Se dieron el número la vez que Mike tiró a Tommy por la escalera. Quizás yo debería tener el número de Max.

—Dejaré dinero para que pidan algo de comer —asiento.

Subo la escalera para dirigirme a mi habitación y a mitad de camino saludo a mi padre, que estaba tomando una siesta. Ahora solo trabaja medio tiempo los días sábados, por lo que aprovecha para dormir una siesta. Al entrar a mi habitación me lanzo a la cama para disfrutar en soledad los últimos minutos que me quedan tranquila.

Nuestro Eclipse #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora